tag:blogger.com,1999:blog-6058674487614406242024-02-20T09:12:13.054-08:00Pensar, Ser y Actuar.Eddy Romero Mezahttp://www.blogger.com/profile/00504014181435298948noreply@blogger.comBlogger35125tag:blogger.com,1999:blog-605867448761440624.post-14050253805615089542014-05-04T07:57:00.002-07:002014-05-04T07:57:25.319-07:00El pensamiento democrático en el siglo XX. La tradición pluralista: Mohandas K. Gandhi e Isaiah Berlin.<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh7U0Vg2LfJDLo9dRPm11MIOGvdiRoDbjSBZLe409xpj1nV6kUUJjYdqNIJ8xgNjgIklEdorc9ipUCgU19kUYJFWbR2Lo9SCS5NjmjIzGo9F619xNF-mdy0so8Cj_8JpAFXFHZktFBwvUmP/s1600/pensamiento+democr%C3%A1tico+en+el+siglo+XX.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh7U0Vg2LfJDLo9dRPm11MIOGvdiRoDbjSBZLe409xpj1nV6kUUJjYdqNIJ8xgNjgIklEdorc9ipUCgU19kUYJFWbR2Lo9SCS5NjmjIzGo9F619xNF-mdy0so8Cj_8JpAFXFHZktFBwvUmP/s1600/pensamiento+democr%C3%A1tico+en+el+siglo+XX.jpg" height="320" width="224" /></a></div>
<h1 id="titulo_noticia" style="background-color: white; font-family: Georgia, 'Times New Roman', Times, serif; font-size: 32px; font-style: italic; font-weight: normal; letter-spacing: -1px; line-height: 41px; margin: -3px 0px 10px; text-align: center;">
<span style="color: red;">Dos concepciones del pluralismo</span></h1>
<div id="subtitulo_noticia" style="background-color: white;">
<h2 style="background-color: transparent; background-image: none; background-position: 0px 7px; background-repeat: no-repeat no-repeat; font-family: Arial, Helvetica, Garuda, sans-serif; font-size: 12px; font-weight: normal; line-height: 19px; list-style-type: none; margin: 0px 0px 1px; padding: 0px; text-align: center;">
<span style="color: red;">Gandhi y Berlin nos permiten impulsar la idea de un horizonte humano común.</span></h2>
<div>
<br /></div>
<div>
<div style="font-family: Arial, Helvetica, Garuda, sans-serif; font-size: 14px; line-height: 20px; margin-bottom: 15px;">
<strong style="font-size: 12px; line-height: 18px;"><i>Ramin Jahanbegloo</i> </strong><span style="font-size: 12px; line-height: 18px;">(F</span><span style="font-size: 12px; line-height: 18px;">ilósofo iraní)</span></div>
<div style="font-family: Arial, Helvetica, Garuda, sans-serif; font-size: 14px; line-height: 20px; margin-bottom: 15px; text-align: justify;">
<span style="color: blue;">Cuando se escriba la historia definitiva del pensamiento democrático en el siglo XX, Mohandas K. Gandhi e Isaiah Berlin serán considerados los dos teóricos más distinguidos de la tradición pluralista. La historia dice que Gandhi y sir Isaiah no llegaron a conocerse y que el segundo nunca escribió nada sobre el primero. Sin embargo, Berlin visitó India en 1961 y se reunió con Jawaharlal Nehru, aunque nunca abordó seriamente las ideas de Gandhi en su calidad de líder anticolonialista. En una conferencia pronunciada en Nueva Delhi el 13 de noviembre de 1961 sobre <em>Rabindranath Tagore y la conciencia nacional,</em>Berlin se presentó como “vergonzosamente desconocedor de la civilización india, incluso de sus partes más valiosas e importantes”.</span></div>
<div style="font-family: Arial, Helvetica, Garuda, sans-serif; font-size: 14px; line-height: 20px; margin-bottom: 15px; text-align: justify;">
<span style="color: blue;">En este ensayo sobre las ideas de Tagore acerca del nacionalismo, Isaiah Berlin solo menciona a Gandhi en una ocasión, al señalar que “Hay otras vías de acceso al poder, pero Tagore las rechaza: el amoralismo nietzcheano y la violencia son contraproducentes, porque, a su vez, engendran reacciones violentas. En este sentido coincidía con Mahatma Gandhi y Tolstói, pero no aceptaba las airadas simplificaciones de este, su tendencia al aislamiento y su actitud anarquista, ni tampoco los fines esencialmente “apolíticos” (se me podrá corregir en este sentido) y “aseculares” del Mahatma. Podríamos decir que la caracterización que Berlin hace de Gandhi como figura histórica “apolítica” y “asecular” es un gran error, pero al hacerlo no incorporaríamos la “grandeza” que Berlin sí veía en Gandhi, algo que desarrolló en las largas conversaciones que con él mantuve. Gandhi y Berlin son los protagonistas más influyentes del pluralismo moderno. Aunque ambos comparten ese pluralismo como objetivo metapolítico, son distintas sus concepciones sobre la función política del mismo.</span></div>
<div style="font-family: Arial, Helvetica, Garuda, sans-serif; font-size: 14px; line-height: 20px; margin-bottom: 15px; text-align: justify;">
<span style="color: blue;">En tanto que Berlin se consideraba principalmente un pluralista de los valores, algunos calificaron a Mahatma Gandhi de “pluralista integral”. Berlin se debatió entre el pluralismo y el monismo, y también entre el universalismo y el particularismo. Rechazó todas las formas de abordar la verdad desde el monismo, pero criticó el relativismo moral que conlleva la tradición intelectual moderna. En cuanto a Gandhi, su perspicaz forma de ver la religión, la cultura y la política se concebía, en cada uno de esos niveles, con una argumentación contraria a las ideas monistas y partidaria del pluralismo de los valores.</span></div>
<div style="font-family: Arial, Helvetica, Garuda, sans-serif; font-size: 14px; line-height: 20px; margin-bottom: 15px; text-align: justify;">
<span style="color: blue;">La doctrina pluralista de Gandhi, según la cual la verdad y la realidad presentan múltiples aspectos, se suele analizar en tanto que complemento de su filosofía de la no violencia. Pero también podríamos interpretar su pluralismo moral como una alternativa al relativismo moral que insiste en el valor relativo de cualquier creencia, o como una forma de dar cabida a valores irreconciliables en un entorno político que requeriría un mínimo nivel de margen de elección. Tanto Berlin como Gandhi desconfiaban, <em>stricto sensu,</em> de los absolutos.</span></div>
<div class="izquierda" id="sumario_1|html" style="clear: both; display: inline; float: left; margin: 0px 0px 30px -100px; padding: 0px 15px 0px 0px; width: 300px;">
<span style="color: blue;"><a href="https://www.blogger.com/null" name="sumario_1" style="outline: none;"></a></span><div class="texto_grande" style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', Times, serif; font-size: 20px; letter-spacing: -1px; line-height: 28px; margin-top: -5px; text-align: justify;">
<span style="color: blue;">Ambos rechazan que sus pluralismos estén teñidos de relativismo</span></div>
</div>
<div style="font-family: Arial, Helvetica, Garuda, sans-serif; font-size: 14px; line-height: 20px; margin-bottom: 15px; text-align: justify;">
<span style="color: blue;">La reinterpretación que hizo Gandhi de los valores hindúes se basaba principalmente en la construcción de un puente entre la idea del bien común y el desarrollo espiritual individual. Esta es la razón de que transformara lo que de negación del mundo tenía la no violencia en una expresión política que ve ese mundo desde la afirmación y el amor. Sin embargo, para Gandhi, el hecho de ser un sujeto que ama el mundo tenía mucho que ver con su propio y sólido compromiso con la verdad en tanto que praxis moral.</span></div>
<div style="font-family: Arial, Helvetica, Garuda, sans-serif; font-size: 14px; line-height: 20px; margin-bottom: 15px; text-align: justify;">
<span style="color: blue;">Gandhi basaba su teoría del pluralismo en la idea de que igual consideración merecen todas las conciencias individuales y en la ausencia de certeza absoluta sobre la verdad. Dicho de otro modo, el pluralismo es necesario para otorgar el adecuado respeto a la inviolabilidad de la conciencia ajena. En materia de conciencia, Gandhi era un pluralista, aunque no un relativista. El hecho de que mostrara un mismo respeto a todas las culturas y religiones conllevaba la idea de que son necesarios el aprendizaje mutuo y el diálogo interconfesional. Cuando Gandhi proclamó que “No quiero que mi casa esté tapiada por todas partes y que mis ventanas estén cubiertas. Quiero que las culturas de todas las tierras recorran mi casa con la mayor libertad posible”, invocaba un espíritu de apertura que busca una sacralidad que va más allá de la religiosidad y los credos organizados. Esencialmente, esta es la concepción del pluralismo de Berlin.</span></div>
<div style="font-family: Arial, Helvetica, Garuda, sans-serif; font-size: 14px; line-height: 20px; margin-bottom: 15px; text-align: justify;">
<span style="color: blue;">Según Isaiah Berlin, en la vida nos enfrentamos a constelaciones de valores contrapuestos. Ante esa situación, lo que nos queda es elegir. Así describe su posición: “Si, tal como yo creo, muchos son los objetivos de los hombres, y no todos ellos son en principio compatibles entre sí, entonces la posibilidad del conflicto, y de la tragedia, nunca podrá eliminarse del todo de la vida humana, ya sea la del individuo o la social”. Esta es la síntesis de su concepción del pluralismo de los valores. Dos son las inevitables consecuencias de esa incompatibilidad de los valores: una trágica elección que siempre conlleva un sacrificio y la ausencia de una vida perfecta, en el sentido de una autorrealización total del ser humano.</span></div>
<div class="izquierda" id="sumario_2|html" style="clear: both; display: inline; float: left; margin: 0px 0px 30px -100px; padding: 0px 15px 0px 0px; width: 300px;">
<span style="color: blue;"><a href="https://www.blogger.com/null" name="sumario_2" style="outline: none;"></a></span><div class="texto_grande" style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', Times, serif; font-size: 20px; letter-spacing: -1px; line-height: 28px; margin-top: -5px; text-align: justify;">
<span style="color: blue;">Aceptan la existencia de valores compartidos o universales que hacen posible llegar a un acuerdo sobre algunas cuestiones morales</span></div>
</div>
<div style="font-family: Arial, Helvetica, Garuda, sans-serif; font-size: 14px; line-height: 20px; margin-bottom: 15px; text-align: justify;">
<span style="color: blue;">En consecuencia, no solo la idea de una comunidad de ideas es incoherente y utópica, sino que ningún compromiso entre valores puede acercarnos a una resolución de los conflictos históricos. En ese sentido, su pluralismo de los valores penetra en todas nuestras culturas y subculturas, pero aunque “podemos debatir los puntos de vista ajenos e intentar buscar puntos de coincidencia, puede que al final lo que tú busques no sea conciliable con los fines a los que yo creo que he dedicado mi vida”. Para Berlin, al contrario que para Gandhi, no hay una visión común de lo que es una buena vida. “La solución debe radicar en algún compromiso lógicamente desordenado, flexible e incluso ambiguo. Toda situación exige una política propia y específica, ya que ‘del fuste torcido de la humanidad’, como dijo Kant, ‘nada recto ha podido extraerse”.</span></div>
<div style="font-family: Arial, Helvetica, Garuda, sans-serif; font-size: 14px; line-height: 20px; margin-bottom: 15px; text-align: justify;">
<span style="color: blue;">Al contrario que Gandhi, que veía en la no violencia la mejor solución para las tensiones y los conflictos entre individuos y tradiciones, Berlin utiliza la metáfora luterana del “fuste torcido” para expresar su idea de la no reconciliación de las contradicciones en la historia humana. Pero aunque Berlin veía con gran pesimismo la posibilidad de erradicar los conflictos que suscitan los valores en las sociedades humanas, no dejaba por ello de esperar con optimismo la posible materialización de lo que denominaba una “sociedad decente”. Así, su pluralismo iba unido a la idea de que existe un umbral de decencia humana, no inmutable a lo largo del tiempo.</span></div>
<div style="font-family: Arial, Helvetica, Garuda, sans-serif; font-size: 14px; line-height: 20px; margin-bottom: 15px; text-align: justify;">
<span style="color: blue;">Para Berlin, la historia humana está libre de cualquier teleología que busque significados y, la acción humana, carente de objetivos previos a los que dirigirse. La ausencia de leyes y valores superiores que podamos invocar para justificar nuestras opciones políticas e históricas da lugar a una perspectiva mucho más fragmentada del pluralismo, que se conjuga con una permanente sospecha de la tendencia humana a la violencia. A pesar de las diferencias que se pueden encontrar entre los fundamentos espirituales del pluralismo de Gandhi y las sospechas que en la visión del pluralismo de los valores de Berlin suscitan los principios metafísicos y teleológicos, uno y otro reivindican la posibilidad y la aceptación de la comunicación moral, rechazando la acusación de que sus pluralismos estén teñidos de relativismo. Para Gandhi y para Berlin, una de las formas de distinguir entre pluralismo y relativismo radica en admitir la existencia de un núcleo de valores compartidos o universales que nos permita llegar a un acuerdo sobre, por lo menos, algunas cuestiones morales. A pesar de sus diferencias, ambas concepciones pueden considerarse complementarias para poder aferrarnos a la idea de que existe un horizonte humano común.</span></div>
<div style="font-family: Arial, Helvetica, Garuda, sans-serif; font-size: 14px; line-height: 20px; margin-bottom: 15px;">
<strong style="font-size: 12px; line-height: 18px;">Ramin Jahanbegloo,</strong><span style="font-size: 12px; line-height: 18px;"> </span><span style="font-size: 12px; line-height: 18px;">filósofo iraní, es catedrático de Ciencias Políticas en la Universidad de Toronto.</span><br style="font-size: 12px; line-height: 18px;" /><span style="font-size: 12px; line-height: 18px;">Traducción de Jesús Cuéllar Menezo.</span></div>
<div style="font-family: Arial, Helvetica, Garuda, sans-serif; font-size: 14px; line-height: 20px; margin-bottom: 15px;">
<b><span style="color: red;">Fuente: Diario El País.</span></b> 02 de mayo del 2014.</div>
</div>
</div>
Eddy Romero Mezahttp://www.blogger.com/profile/00504014181435298948noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-605867448761440624.post-76642632740268636172014-03-16T07:02:00.000-07:002014-03-16T07:02:04.506-07:00Reseña del libro "Modernidad y Holocausto" de Zygmunt Bauman.<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhnSmFK7g0FwLHYYnlbxGpLX1ZmJW3IlKVQpX_2x6vRmW30nNLnqRQ_i4G9Tdpj6pJvMCNDU-s9u7sNDiwhKmRM4nCXX-4Odnp4_AL_ghvSHYHAPz10jtjp5B-T2E_pGcDvmESad62LLRYu/s1600/Comentario+al+libro+Modernidad+y+holocausto.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhnSmFK7g0FwLHYYnlbxGpLX1ZmJW3IlKVQpX_2x6vRmW30nNLnqRQ_i4G9Tdpj6pJvMCNDU-s9u7sNDiwhKmRM4nCXX-4Odnp4_AL_ghvSHYHAPz10jtjp5B-T2E_pGcDvmESad62LLRYu/s1600/Comentario+al+libro+Modernidad+y+holocausto.jpg" height="320" width="213" /></a></div>
<div style="text-align: center;">
<span style="color: blue;"><span class="TituloCabecera"><strong><span style="color: red; font-size: x-large;">Modernidad y holocausto</span></strong></span> <br /><img alt="" border="0" height="10" src="http://www.archivodenessus.com/nav/dot.gif" width="1" /> <br /><span class="AutorCabecera"><strong><span style="color: black;">Zygmunt Bauman</span></strong></span> </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<em><span style="color: blue;"></span></em><br /></div>
<div class="cuerpo" style="text-align: justify;">
<span style="color: black;">Por <strong><em>María Castro</em></strong></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="color: blue;"><b class="intro"></b></span> </div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="color: blue;">El Holocausto se ha convertido para los occidentales en un símbolo del mal, en un icono cultural que representa la barbarie incomprensible, la cara negra del siglo XX. Se ha convertido también en un símbolo sagrado para los judíos que, en cierta forma, lo han monopolizado, convirtiéndolo en el desenlace inevitable de un antisemitismo ancestral. El Holocausto es todavía una referencia contínua y objeto de múltiples estudios e investigaciones históricas. ¿Por qué entonces ha tenido tan poca repercusión en la organización de nuestra sociedad? ¿Por qué no se han derivado conclusiones generales que pudieran haber influido en el curso de la historia? </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="color: blue;"></span> </div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="color: blue;">A estas preguntas trata de dar respuesta Zygmunt Bauman es este magnífico libro, que obtuvo el premio Europeo Amalfi de Sociología y Teoría Social del año 1989. La tesis que defiende Bauman es que las conclusiones que se derivan de las respuestas a esas preguntas ponen en entredicho los fundamentos mismos de la sociedad en la que vivimos. El hombre occidental gusta de interpretar su historia como un camino ascendente desde la barbarie primitiva hacia el progreso tecnólogico y social, como una lucha del hombre por superar sus propios instintos individuales y crear una sociedad más justa en la que esos instintos queden anulados por el efecto de la educación, la cultura y la extensión del bienestar social. En ese sentido el Holocausto se interpretaría como una reminiscencia de esa antigua barbarie en un mundo convulso que no había conseguido todavía asentar un nuevo orden social, como el último de los episodios de violencia y genocidio que han acompañado al hombre en su historia. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="color: blue;"></span> </div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="color: blue;">Sin embargo el Holocausto judío, como las purgas soviéticas, fueron diferentes; fueron cuidadosamente planificados y organizados en todos sus detalles, llevados a cabo friamente y con absoluta contundencia técnica, con escasa participación de los sentimientos o emociones personales, implicaron a toda una sociedad y a todas sus instituciones, crearon toda una tecnología y un aparato burocrático a su servicio y no sólo eliminaron el sentimiento de culpa individual, sino que lograron imprimir en la conciencia colectiva, bien la indiferencia hacia las víctimas, bien la satisfacción del deber cumplido. En definitiva, fueron el producto de la sociedad moderna y utilizaron las enormes posibilidades que esta sociedad moderna ponía a su disposición, logrando con ello una eficiencia en la consecución de sus fines inédita en cualquier otro episodio de genocidio anterior. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="color: blue;"></span> </div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="color: blue;">A pesar de los millones de personas asesinadas, a pesar de la inmensa crueldad de las acciones que se llevaron a cabo, no fueron el resultado de la acción de sádicos degenerados, ni de enfermos mentales, como resultaría tranquilizador creer. Exigió la colaboración de honrados ciudadanos, de intelectuales, de científicos, de personas que, en la mayor parte de los casos serían incapaces de crueldad directa contra sus semejantes que, probablemente, reprobarían el uso de la violencia física y que jamás la habían utilizado y, pese a todo, consiguió dicha colaboración. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="color: blue;"></span> </div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="color: blue;">¿Cómo fue posible?: se había logrado la invisibilidad de las víctimas, deshumanizándolas, aislándolas, sacándolas de la vista de la mayoría, convirtiéndolas en entes categorizables, intercambiables y, lo más importante, totalmente diferentes del resto de ciudadanos. Se había logrado una perfecta división del trabajo, totalmente jerarquizada que permitía a cada uno de los funcionarios implicados obtener la satisfacción del trabajo bien hecho, traspasando la responsabilidad moral al funcionario inmediatamente superior. Se utilizaba un lenguaje neutro, aséptico, que permitía entre otras cosas dormir las conciencias y otorgar una sensación de rutina, de normalidad. No existía una relación directa entre la nimiedad del gesto individual y la inmensidad del resultado. Ni se veía a las víctimas, ni existía una relación directa entre el trabajo de cada uno y el resultado de dicho trabajo, siempre existía un intermediario que garantizaba que la responsabilidad se diluyera. Se había utilizado, en fin, la burocracia y como en toda burocracia, lo importante eran los medios, los procedimientos, los reglamentos y no el fin que se perseguía. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="color: blue;">De la misma forma se hizo posible la mayor crueldad de todas, se logró la colaboración de las propias víctimas, a las que siempre se concedió el engaño de la lógica: sin poder imaginar la inmensidad del horror que se gestaba, acostumbradas a pensar en un mundo ordenado racionalmente, se les ofreció siempre, hasta el último momento, la apariencia de una organización racional, en la que existían leyes, procedimientos, categorías con las que podían, actuando siempre según los medios de los que anteriormente se habían valido, minimizar el sufrimiento y salvar la vida. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="color: blue;"></span> </div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="color: blue;">Es decir, fueron los propios mecanismos en los que solemos confiar para garantizar el bien general los que lograron que el éxito fuese completo. Los mismos mecanismos que siguieron funcionando, como si nada hubiera pasado, que, de hecho, siguen funcionando. Bauman no quiere decir con esto que ni la burocracia, ni la moderna organización social den cómo resultado necesariamente un fenómeno como el Holocausto, pero sí que contienen los elementos que lo hicieron posible y que dichos elementos no han sido puestos en duda como debieran. A este respecto reflexiona acerca de los controvertidos experimentos de Milgram y Zimbardo que ponen de relieve la relación existente entre la crueldad humana y las relaciones sociales de dependencia y subordinación. La conclusión más desasosegante de dichos experimentos es que la mayor parte de las personas somos capaces de causar un daño importante a otras si ocupamos una posición de poder o si existe una autoridad firme y unívoca que nos lo ordene. La más esperanzadora es que la diversidad de opiniones, la divergencia entre los que mandan permite que salga a la luz la conciencia individual. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="color: blue;">Como decía el Doctor Servatius, defensor de Eichman en el juicio al que éste se enfrentó en Jerusalén, se va a juzgar a un hombre por los mismos actos que, de haber sido otros los vencedores, le hubieran otorgado honores y distinciones. Si delegamos en las instituciones sociales la capacidad para ordenar y juzgar, para decidir lo que es o no es moralmente reprobable y para premiar o castigar nuestros actos individuales, si confiamos en que esas mismas instituciones deben ser las que regulen nuestro presente y nuestro futuro deberíamos tener una mayor capacidad crítica, deberíamos tener siempre los ojos y los oídos abiertos, escuchar a los que se cuestionan el orden establecido y atrevernos siempre a pensar por nosotros mismos. Ésta no es más que una de las muchas conclusiones personales tras la lectura de un libro al que, por su interés, por su profundidad, por la trascendencia de las cuestiones que plantea, ninguna reseña puede hacer justicia. Es, desde mi punto de vista, un libro imprescindible.</span> </div>
<br />
<strong><span style="color: red;">Fuente:</span></strong> <a href="http://www.archivodenessus.com/">www.archivodenessus.com</a>Eddy Romero Mezahttp://www.blogger.com/profile/00504014181435298948noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-605867448761440624.post-23577605481723638932013-10-26T18:31:00.007-07:002013-10-26T18:31:37.182-07:00Entrevista a la filósofa francesa Judith Revel. Foucault, biopolitica, democracia e indignados.<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj5lRo_ZpC76r6FXJrXIESeA_yW-BThrLQEwctTaQp92C49w4o3lzKMEff3EO4e6KyFw8s7_7c3WBIfv_ACSDNpaFnT4TTXxDPq7rprMLN-bU5i-AaunixvcmupE_btSq_VX_GDv1NrEdZ6/s1600/Judith+Revel.+Foucault,+biopolitica,+democracia+e+indignados..jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="300" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj5lRo_ZpC76r6FXJrXIESeA_yW-BThrLQEwctTaQp92C49w4o3lzKMEff3EO4e6KyFw8s7_7c3WBIfv_ACSDNpaFnT4TTXxDPq7rprMLN-bU5i-AaunixvcmupE_btSq_VX_GDv1NrEdZ6/s400/Judith+Revel.+Foucault,+biopolitica,+democracia+e+indignados..jpg" width="400" /></a></div>
<div class="MsoNormal" style="background-color: white; background-position: initial initial; background-repeat: initial initial; line-height: 23.15pt; margin-bottom: 0.0001pt; text-align: center;">
<b><span style="font-family: Arial, sans-serif; font-size: 22.5pt; letter-spacing: -0.25pt;"><span style="color: red;">Judith Revel: “El filósofo de hoy debe negarse a
hablar en lugar de los otros”</span></span></b></div>
<div class="MsoNormal" style="background-color: white; background-position: initial initial; background-repeat: initial initial; line-height: 23.15pt; margin-bottom: 0.0001pt; text-align: center;">
<b><span style="font-family: Arial, sans-serif; font-size: 22.5pt; letter-spacing: -0.25pt;"><span style="color: red;"><br /></span></span></b></div>
<div class="MsoNormal" style="background-color: white; background-position: initial initial; background-repeat: initial initial; margin-bottom: 0.0001pt;">
<b><span style="font-family: Arial, sans-serif; font-size: 10pt;">La intelectual
francesa, una especialista en la obra de Foucault, visitará la Argentina a
principios de noviembre. En esta entrevista habla de la biopolítica como objeto
de estudio, de los movimientos sociales y del derrumbe de las democracias
europeas. “No me interesan demasiado las utopías. Me interesa más el proyecto
de la reinvención aquí y ahora”, sostiene.<span style="color: #999999;"><o:p></o:p></span></span></b></div>
<div class="MsoNormal" style="background-color: white; background-position: initial initial; background-repeat: initial initial; margin-bottom: 0.0001pt;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="background: white; line-height: 10.0pt; margin-bottom: 7.5pt; mso-background-themecolor: background1; mso-outline-level: 4;">
<span style="color: #333333; font-family: "Arial","sans-serif"; font-size: 7.5pt; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES-PE; text-transform: uppercase;">POR</span><span style="color: #333333; font-family: "Arial","sans-serif"; font-size: 7.5pt; mso-bidi-font-size: 11.0pt; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES-PE; text-transform: uppercase;"> <b><i>HÉCTOR
PAVÓ</i></b></span><span style="color: #333333; font-family: "Arial","sans-serif"; font-size: 7.5pt; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES-PE; text-transform: uppercase;"><o:p></o:p></span></div>
<div style="background-color: white; background-position: initial initial; background-repeat: initial initial; line-height: 13.75pt; margin: 0cm 0cm 10pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, serif;"><span style="color: blue;">La
filósofa francesa Judith Revel no tiene una tarea sencilla. Prosigue el camino
de los pensadores franceses e italianos, los reelabora y además genera ideas
propias. Dialoga con ambas tradiciones europeas, las pasa por el tamiz marxista
y foucaultiano y arriesga interpretaciones de la vida política global; la misma
que le permite llegar a Brasil o a la Argentina y entender lo que ocurre en
estos escenarios. <o:p></o:p></span></span></div>
<div style="background-color: white; line-height: 13.75pt; margin: 0cm 0cm 10pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, serif;"><span style="color: blue;">Revel centra sus investigaciones actuales en la biopolítica, los
movimientos sociales y nuevas formas de subjetividad política.<o:p></o:p></span></span></div>
<div style="background-color: white; line-height: 13.75pt; margin: 0cm 0cm 10pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, serif;"><span style="color: blue;">Es Maestra de conferencias en la Universidad de París I, miembro
del laboratorio Filosofías contemporáneas; miembro del Bureau scientifique du
Centre Michel Foucault. Precisamente es especialista en Foucault sobre quien ha
escrito libros como el<strong style="font-style: inherit;">Diccionario Foucault</strong><span class="apple-converted-space"> </span>(NuevaVisión). <o:p></o:p></span></span></div>
<div style="background-color: white; line-height: 13.75pt; margin: 0cm 0cm 10pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, serif;"><span style="color: blue;">En noviembre vuelve a Buenos Aires a dictar un curso en la
Universidad Nacional de San Martín en el ciclo "¿Qué hacer con
Marx?", titulado "Trabajo, producción: de Marx a Foucault". Se
realizará del 4 al 7 de noviembre en el Campus Miguelete-UNSAM. En su última
visita a Buenos Aires concedió esta entrevista. Didáctica, serena y de
mirada profunda habló de la contemporaneidad atravesada por la biopolítica.
<o:p></o:p></span></span></div>
<div style="background-color: white; line-height: 13.75pt; margin: 0cm 0cm 10pt; text-align: justify;">
<span style="color: blue;"><strong style="font-style: inherit;"><span style="font-family: Georgia, serif;">¿Por qué cree que la
biopolítica se ha vuelto un objeto de estudio estos últimos años en Europa y
aquí en Sudamérica?</span></strong><span style="font-family: Georgia, serif;"><o:p></o:p></span></span></div>
<div style="background-color: white; line-height: 13.75pt; margin: 0cm 0cm 10pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, serif;"><span style="color: blue;">Por un lado, creo que Foucault expresa la idea de que no se
puede hablar del poder en general y siempre hay que historizar y ubicar
geográficamente al poder y que hablar del poder desde el fin del siglo XVIII y
comienzos del siglo XIX designa algo en lo que todavía estamos, que sigue
siendo nuestro propio presente y donde las modalidades del gobierno, la
gobernabilidad que emerge, no tiene nada que ver con la gobernabilidad
anterior. Y esta gobernabilidad está ligada fundamentalmente a las condiciones
que están cambiando de producción, o sea, a la aparición de un nuevo paradigma
de la economía política. Historizar, en el momento en que lo produce Foucault,
en los años 70, le valdrá críticas extremadamente violentas de parte de
quienes, en la filosofía política consideran el poder como una entidad o una
cosa trans-histórica, por ejemplo todo el Marxismo ortodoxo en 1970. Y me
parece que es un gesto que se puede recuperar hoy porque la cuestión de
Foucault es: debemos analizar nuestro propio presente para ver en qué difiere
de los momentos presentes que lo precedieron; eso plantea la pregunta de la
actualidad y la pregunta de los poderes, no del poder –que no existe- sino de
las relaciones de poder. La fortuna de la bio-política está en ese gesto y está
también en la idea de Foucault de que el surgimiento del liberalismo económico
exige como condición de posibilidad una puesta a trabajar de la vida, esa idea
sigue siendo bastante ampliamente verificable hoy, incluso se complejizó, se
modificó también en parte –sigue existiendo hoy pese a que las condiciones de
la producción cambiaron. El segundo nivel son los efectos de las lecturas.
Después de la muerte de Foucault, a partir de mediados de 1990, dos pensadores
tuvieron un enorme éxito en particular en América Latina: uno es Agamben el
otro es Esposito. Yo soy bastante escéptica respecto de las lecturas de uno y
otro de la vida política porque creo que ellos biologizan demasiado la vida
allí donde Foucault entiende la vida social y política. Segundo, creo que tanto
uno como el otro pierden de vista la importancia de la periodización histórica.
Foucault habla de un momento histórico determinado, de una condición de la
producción determinada, de un contexto económico determinado, de modo que hace
la genealogía, remonte, llega hasta el siglo XX desde el siglo XIX, el hace la pregunta
de nuestro propio presente. Es totalmente ajena a él la idea de hacer de la
biopolítica un instrumento que puede llevar a pasear por la historia, la Edad
Media, la Antigüedad, etc. Y en las lecturas de Esposito y de Agamben tengo la
impresión de que, de manera diferente en uno y otro, hay una relativa
des-historización de este concepto de bio-política que pasa a ser un concepto
que se aplica a todo. Y paralelamente hay una biologización o una
naturalización de esta idea de “bios” que para Foucault es totalmente política,
económica, cultural, epistemológica, social.<o:p></o:p></span></span></div>
<div style="background-color: white; line-height: 13.75pt; margin: 0cm 0cm 10pt; text-align: justify;">
<span style="color: blue;"><strong style="font-style: inherit;"><span style="font-family: Georgia, serif;">Pero entonces, ¿cómo define
usted la biopolítica?</span></strong><span style="font-family: Georgia, serif;"><o:p></o:p></span></span></div>
<div style="background-color: white; line-height: 13.75pt; margin: 0cm 0cm 10pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, serif;"><span style="color: blue;">La bio-política nombra la manera en que entre el fin del siglo
XVIII y el comienzo del siglo XIX las relaciones de poder se aplicaron de diferente
manera a la vida. En realidad, hasta el fin del siglo XVII –dice Foucault–
el ejercicio del poder se aplica a los sujetos, hombres y mujeres
cuya vida no es reconocida como valor. Entonces, cuando se intenta hacer
respetar un poder se puede tranquilamente suprimir una vida para dar el
ejemplo. Castigar tiene siempre un valor de ejemplo. Es un acto que es siempre
arbitrario pero parte del principio de que la vida en sí no vale mucho, no vale
nada, no demasiado. Lo importante es entonces el efecto de miedo o de terror
que permite al soberano hacerse respetar. A partir del momento que se
implementan condiciones de producción diferentes que van a corresponder a la
industrialización progresiva de las manufacturas en el siglo XVII cada vez se
necesita más mano de obra y a partir de ahí los hombres y las mujeres comienzan
a tener un valor porque el cuerpo ya no puede ser eliminado como si no
importara porque los cuerpos son la fuerza de trabajo y la fuerza de trabajo
permite la producción. Y todos los análisis de la economía clásicos dicen que
el valor de cambio de un producto no es el producto en sí, es la cantidad de
trabajo que ha sido incorporada a ese producto. Es la gran lección de Adam
Smith y Ricardo. Ya no se pueden suprimir con tanta liviandad y sin
consecuencia los hombres y las mujeres porque sus vidas son su fuerza de
trabajo. La idea de Foucault es muy simple: a partir del momento en que emerge
ese tipo de paradigma es mejor modificar el tipo de gobernabilidad, la forma en
que se gobierna a los hombres y las mujeres, y pasar de un paradigma de la
sumisión a un paradigma que él llama de la vigilancia. Vigilar y castigar. Y en
esa vigilancia no está solamente la idea de que no se pueden suprimir, sino la
idea de que hay que domarlos, amaestrarlos, el término de Foucault es muy
fuerte, educarlos que hace falta una anatomía política para tratar de conformar
sus cuerpos con respecto a las exigencias del trabajo. De modo que hay que
construirlos con respecto a las exigencias del trabajo. Ese es el primer
sentido del término bio-política. Es interesante –al menos a mí me interesa- es
que el problema no se planteaba para los esclavos, porque cuando había esclavos
se los podía matar tranquilamente porque la reserva de mano de obra esclava se
creía que era infinita. O sea que si se los eliminan el riesgo es que la
producción se frene. En los archivos de las fábricas del siglo XIX existe esa
preocupación en los años 1830 –pero también lo encontramos en Marx- ese peligro
de la extinción. Si se los destruye demasiado, no habrá más. Y si no hay más,
se acaba la producción porque no quedará nadie para trabajar en las fábricas.
Ese es un primer sentido y hay un segundo sentido que es que antes de ese
cambio del paradigma del gobierno, paradigma de la administración de los
hombres y las mujeres en función de las necesidades de la economía, antes del
surgimiento de lo que Foucault llamará una economía política liberal –que será
la biopolítica- el instrumento de la soberanía para hacerse respetar era la
norma jurídica. La norma jurídica era la expresión de la soberanía, era la que
decía lo que era posible, lo que era imposible, lo que era lícito, lo que era
ilícito. A partir del momento que lo que se quiere obtener de la gente no es su
obediencia, no sólo su obediencia, sino el hecho de que produzcan –Foucault
dice que se quiere obtener de los hombres y las mujeres prestaciones
productivas en el trabajo- hay que plantearse el problema de cómo volverlos más
eficaces todavía. Y muy pronto –dice Foucault- en ese giro biopolítico se toma
conciencia de que alimentando mejor a la gente, haciéndose cargo de su salud,
haciéndose cargo de la demografía, haciéndose cargo de las condiciones de
vivienda, etc., se toma conciencia de que los trabajadores en las estructuras
de fábrica se vuelven más eficaces. Hacerse cargo de la vida de la gente es
caro. Pero al mismo tiempo, no hacerse cargo de la vida de la gente, hace que
la producción sea menos eficaz, hay menos productividad y por ende hay menos
plusvalía, o sea ganancia. El cálculo pasa a ser un cálculo de equilibrio: lo
que se invierte en la vida de las personas para que sean mejores en la
producción y los beneficios de la producción propiamente dicha. Este tipo de
cálculo –dice Foucault- corresponde a una extensión del poder fuera del tiempo
de trabajo en el sentido estricto. La gente trabaja ocho horas –en esa época no
eran 8 horas, se trabajaba 12, 14, 16 horas- pero en realidad se toma a cargo
su vida fuera del lugar de la fábrica y fuera del horario de trabajo para poder
garantizar que trabajaran menos durante el tiempo de trabajo. Por ejemplo, al
final del siglo XVIII en algunos puertos ingleses se procede a la instalación
de dispositivos que controlan los lugares de placer, las casas de tolerancia,
los prostíbulos y la distribución de las bebidas alcohólicas los sábados y
domingos. Porque si los hombres beben demasiado y se pescan enfermedades
venéreas son menos eficaces el lunes por la mañana y en general tienen menos
salud y sus problemas de salud bajan su rendimiento productivo. Foucault dice
que se ven desarrollarse políticas que son políticas filantrópicas, de tomar a
cargo la vida y aspectos de la vida, de la existencia material muy concretos
–no tiene nada que ver con la vida biológica y que tienen que ver con ámbitos que
nunca habían sido abordados por las relaciones de poder hasta ese momento, y
que son la alimentación, la demografía, la sexualidad, etc. Y esa extensión de
los poderes a la vida, es lo que Foucault llamará biopoderes. Los poderes
comienzan a interesarse en la vida como condición de la productividad,
solamente como condición de la productividad.<o:p></o:p></span></span></div>
<div style="background-color: white; line-height: 13.75pt; margin: 0cm 0cm 10pt; text-align: justify;">
<span style="color: blue;"><strong style="font-style: inherit;"><span style="font-family: Georgia, serif;">¿Podemos decir que la
crisis de Europa produjo nuevos sujetos para analizar desde el punto de vista
de la biopolítica?</span></strong><span style="font-family: Georgia, serif;"><o:p></o:p></span></span></div>
<div style="background-color: white; line-height: 13.75pt; margin: 0cm 0cm 10pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, serif;"><span style="color: blue;">Sí, creo que sí. Pero creo que esos nuevos sujetos desde el
punto de vista político existían antes de la crisis. La crisis los hizo
emerger, los volvió más visibles, pero existían mucho antes de 2007-8. En
Europa hubo un cambio a partir de mediados de los años 70, comienzos de los
años 80. Hay un cambio de paradigma en la producción –no se trata solamente de
un cambio europeo, es un cambio mundial y consiste en dos cosas: en primer
lugar, hay una flexibilización del trabajo muy grande que corresponde al mismo
tiempo al hecho de que se le pide a la gente que sea capaz de modificarse a sí
misma en función de las ofertas de trabajo –o sea que se exige a las personas
una adaptación permanente a la oferta de trabajo, o sea un trabajo sobre sí
mismo, una metamorfosis o modificación de sí mismo, primera cosa; y segunda
cosa: esa flexibilización tiene que ver enormemente con el tiempo de trabajo.
En toda la organización clásica del trabajo en todo el paradigma de la
producción el horario podía ser más o menos largo pero era considerado como un
bloque de tiempo en el tiempo de la vida: 14 horas en el siglo XIX, 8 horas
hasta hace unos años, ahora 7 y monedas, ya que estamos en 35 horas semanales.
Ahora con la flexibilización se le pide a la gente que trabaje por pequeños
fragmentos de tiempo en el tiempo de la vida. Es evidente que cuando usted
trabaja dos horas a la mañana, después no hace nada, después vuelve a trabajar
dos horas, entre esos momentos del trabajo, el tiempo de su vida es un tiempo
vacío, y eso crea efectos que son efectos de sufrimiento y de desarticulación
del tiempo de la vida que son muy grandes. En Francia hace dos años –duró un
año y medio- 2010-2011, hubo una ola de suicidios en Telecom. Y los suicidios
no correspondían a gente de nivel bajo sino a gerentes, o sea personas que se
ganan bastante bien la vida y tienen sus derechos garantizados pero que estaban
sometidos a procesos de flexibilización enormes. Y por lo tanto la tensión que
generaba esa nueva organización del trabajo era tal que no podían soportarla,
de ahí los suicidios. Esa patologización es muy clara y no corresponde al
tiempo de la crisis, es anterior. Hay una segunda cosa: cada vez se desarrollan
más formas de trabajo, no diría trabajo inmaterial, porque el trabajo
inmaterial no existe, siempre hay elementos inmateriales en el trabajo material
y siempre hay elementos materiales en el trabajo inmaterial- se desarrollan
formas de trabajo que llamamos cognitivo y son formas de trabajo que implican
elementos que son elementos de relación, elementos lingüísticos, elementos informáticos,
etc. -el tele-trabajo, conmutadores, de servicios- todo eso es trabajo
inmaterial. De mis alumnos en la Sorbona, el 75% trabaja, y los trabajos que
les proponen a los estudiantes son o bien horarios flexibles de tipo
McDonald’s, donde les proponen trabajar por pequeños tramos, o el trabajo de
telefonía que pueden hacer en su casa. Responden a usuarios en servicio en una
plataforma Internet, diciéndoles: es totalmente compatible con su tarea de
estudiantes ya que pueden hacerlo en su casa. En realidad, trabajar en la casa
significa que uno se convierte en el propio controlador de su trabajo, y como
se cobra por tarea, por rendimiento, y no por horario de trabajo, si no se
llega a hacer. Se pueden pasar las noches, las tardes –desarticula la oposición
entre tiempo de trabajo y tiempo de vida. Esto es anterior a la crisis e hizo
surgir sujetos que son sujetos precarios –precarios en sus contratos de trabajo
pero precarios también en esta especie superposición, la vida puesta en el
trabajo y la vida para sí. Y esa tensión entre la vida puesta en el trabajo y
la vida para sí es uno de los leitmotiv que surgieron con mucha fuerza en
Francia en particular a comienzos de los 2000. Es parte de la protesta que se
llamó “Los intermitentes del espectáculo” –son todos los trabajadores que
trabajan en la economía del espectáculo: teatro, cine, etc., que decían
justamente: nosotros estamos en una situación particular: nos pagan por una
película, o por una obra de teatro o por un concierto pero el tiempo pasado entre
la película, la obra o el concierto es un tiempo de preparación para el teatro
o el concierto. O sea que pasamos toda la vida trabajando en lo que va a ser el
momento de la representación. Nos pagan solamente por el momento de la
representación pero todo el trabajo previo de preparación, de elaboración, es
trabajo gratuito. No tenemos horario preciso. Lo interesante es que esa
reivindicación que era corporativa, sectorial poco a poco se convirtió en la
reivindicación de todos los precarios que dicen: nos pasamos todo el tiempo
trabajando porque no tenemos horario y la forma de la explotación actualmente
es esa desarticulación del tiempo de trabajo y esa extensión del tiempo de
trabajo sobre el tiempo de la vida. En esa coordinación que se instaló entre los
intermitentes y los precarios del espectáculo en Francia –que fue muy fuerte
como movimiento social- asistimos a una suerte de federación no corporativa de
todos los precarios detrás de la consigna: “Quiero que mi vida sea pagada
porque en este momento toda mi vida está puesta en el trabajo”. Y eso fue muy
fuerte en Francia.<o:p></o:p></span></span></div>
<div style="background-color: white; line-height: 13.75pt; margin: 0cm 0cm 10pt; text-align: justify;">
<span style="color: blue;"><strong style="font-style: inherit;"><span style="font-family: Georgia, serif;">Usted analizó la situación
de la periferia de París en el año 2005 con el concepto de biopolítica como
herramienta. ¿Qué encontró allí?</span></strong><span style="font-family: Georgia, serif;"><o:p></o:p></span></span></div>
<div style="background-color: white; line-height: 13.75pt; margin: 0cm 0cm 10pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, serif;"><span style="color: blue;">Yo enseñaba un Liceo en la periferia y era un liceo considerado
difícil y yo enseñaba filosofía en condiciones bastante violentas. Y en el
momento en que llegué, en 2004, había una violencia que era una violencia no
expresada y en 2005 se produjo la revuelta. Se olvida generalmente que la
gente que vive en la periferia, que en general es gente de origen inmigrante,
pero que es gente de origen inmigrante de segunda, tercera o cuarta generación.
Son ciudadanos franceses. Yo tengo cuatro abuelos: 3 son de origen extranjero y
yo soy francesa. En la periferia, el hecho de ser francés no significa tener
derechos, ser ciudadano pleno. Y esa percepción pasó –en 2005- por el hecho de
que los estudiantes me decían: ustedes los franceses. Y yo les decía: ustedes
también son franceses, pero ellos me respondían: pero usted tiene derechos. Y
creo que esa fractura, que es social, se está ahondando cada vez más. Y cuanto
más se la deja profundizar, más fenómenos de radicalización, de violencia, de
patologización de los comportamientos, cantidad de depresiones, casos de anorexia
en las jovencitas, hay tanto sufrimiento que las personas no resisten, no
soportan las condiciones de vida. Por un lado está eso y también el hecho de
que se está construyendo un terreno propicio, favorable a todos los extremismos
religiosos. Los extremismos religiosos son son sumamente marginales en Francia
actualmente. Digan lo que digan, sigue siendo sumamente marginal; el Islam
francés existe, es masivo y no es radical. Es un Islam totalmente integrado a
la cultura francesa, como tenemos un cristianismo francés, un judaísmo francés,
etc. Pero en las zonas de no-derecho, las zonas de desesperación social cuando
llega un grupo, un grupito pequeño, de extremismo religioso y dice “les
devolveremos la dignidad” “les devolveremos una identidad” “les devolveremos
esperanzas”, etc. es evidente que en este terreno de desesperación social, son
más escuchados. Allí donde falta el Estado, las políticas públicas, pueden
llegar a desarrollarse radicalismos que, repito, en la actualidad todavía son
muy marginales. La desesperación social siempre es terreno propicio para salir
de la democracia. Cuanta más desesperación social hay, más peligra la
democracia. Y es lo que ocurre en la periferia en Francia en la actualidad.<o:p></o:p></span></span></div>
<div style="background-color: white; line-height: 13.75pt; margin: 0cm 0cm 10pt; text-align: justify;">
<span style="color: blue;"><strong style="font-style: inherit;"><span style="font-family: Georgia, serif;">¿Qué futuro imagina para
movimientos sociales como el de los Indignados? </span></strong><span style="font-family: Georgia, serif;"><o:p></o:p></span></span></div>
<div style="background-color: white; line-height: 13.75pt; margin: 0cm 0cm 10pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, serif;"><span style="color: blue;">En Europa se experimentaron varias cosas. Se experimentó una
crisis muy fuerte de la representación política. Desde hace varios años, en
Europa se tiene la impresión de que este sistema de la representación política
democrática se agota y que da lugar a configuraciones sumamente incómodas desde
el punto de vista de la democracia propiamente dicha. Dos ejemplos: elecciones
de 2002 en Francia, en la segunda vuelta, en lugar de tener un candidato de
izquierda y uno de derecha, como siempre, se dio entre un candidato de extrema
derecha: xenófobo, antisemita, antiparlamentario, anti-derechos y un candidato
de derecha Jacques Chirac. Es decir, un candidato democrático de derecha y un
candidato de extrema derecha muy peligroso para la democracia. ¿Qué hicieron
los franceses, qué hice yo? Fui a votar para defender la democracia. Fui a
votar por Jacques Chirac que fue electo con un 82% en la segunda vuelta. Por
supuesto que había que votar para defender la democracia. Al mismo tiempo, plantea
un problema. ¿Qué es esa representación política en la democracia que me dice:
tenés que votar por alguien que no corresponde a tus ideas políticas, sociales,
económicas, culturales para poder defender la democracia? ¿Qué democracia es
ésta que dice: tenés que votar por otro y no por tus ideas para defender la
democracia? Y eso es un verdadero problema. Segundo ejemplo: viví mucho tiempo
en Italia. Tuvimos 14 años de gobierno Berlusconi que fue un gobierno
profundamente corrupto –económicamente, jurídicamente, etc. Cuando Berlusconi
abandonó el poder, grandes porciones de la derecha y de la izquierda italiana
querían que Berlusconi se fuera. Hasta el mundo empresario decía: no puede ser.
Hace mal económicamente al país. Hasta la derecha liberal no quería a
Berlusconi. Por lo tanto, Berlusconi se va. A todos nos alegró que Berlusconi
se fuera, pero luego vino un gobierno tecnócrata que es un gobierno formado por
especialistas para tratar de salvar la economía italiana, cuando en realidad
era un gobierno que tuvo como jefe a Mario Monti, un hombre que pertenece a la
banca que provocó la crisis. Es una paradoja. En Grecia igual: el hombre que
salvó a Grecia, el jefe del gobierno griego, es un hombre que viene de Goldman
Sachs. Goldman Sachs es uno de los bancos que provocó la crisis. Por eso yo
digo que en Europa –y en eso pienso que es diferente de América Latina- hay una
sensación de agotamiento de las formas de la representación política. El hecho
de votar por un gobierno hoy ya no garantiza las condiciones elementales de la
democracia. ¡Cuidado! No dije que Europa no era democrática. Europa es
democrática. Pero da la sensación que la forma histórica de la representación
democrática que es una de las formas de la democracia se agota. Eso no quiere
decir que hay que salir de la democracia. Quiere decir que hay que plantearse
el problema de otras posibilidades de articulación de la democracia. Creo que
los Indignados o los movimientos Occupy dicen a su modo: nosotros querríamos
poder decir algo de la situación. Querríamos no ser representados por hombres
que no nos representan sino poder hablar, somos el 99%. Nos gustaría poder, por
ejemplo, puesto que somos el pueblo, ocupar el espacio público, lo público
somos nosotros, lo público es el Estado pero nosotros somos el Estado. Hoy por
ejemplo en las democracias se considera que estas protestas son algo que no se
tiene derecho a hacer. No se puede ocupar un lugar público y eso plantea el
problema de ese divorcio entre la esfera pública –que es percibida como la esfera
del Estado- y la esfera de la gente. Y cada vez más, la gente dice: nosotros
somos –y la palabra que circula mucho en este momento y en la que han trabajado
desde el punto de vista filosófico, teórico -es el término Común. Común es lo
que no pertenece a uno solo y no pertenece tampoco al Estado una estructura
separada. El Común pertenece a todos en común, y no al Estado porque en
definitiva sería como que el Estado se apropió como estructura de algo que es
de todos. En esa tensión me parece que están sucediendo las cosas en Europa.
Eso plantea un problema más general que es el problema entre los movimientos y
los Estados, los gobiernos. Pienso que hay experiencias políticas en las que
los Estados aceptaron dejarse atravesar por los movimientos, aceptaron
escucharlos, no integrarlos necesariamente, no de absorberlos necesariamente,
sino de dialogar en forma permanente y hacerlos convertir en el motor de la
reflexión del Estado. E inversamente, los movimientos aceptaron dialogar con
estructuras institucionales. En esta dialéctica entre Estado constituido y
movimientos constituyentes pienso que hay un nuevo paradigma de la democracia
posible. No sé muy bien cómo puede organizarse, pero pienso que puede
organizarse. En 2009, al comienzo del segundo gobierno de Evo en Bolivia nos
habían invitado a asistir al proceso constituyente y fue apasionante. Estuvo
lleno de problemas, de ambigüedades, de complicaciones, por supuesto. Y esas
ambigüedades son aún más grandes hoy, no es simple, pero lo apasionante era la
idea de que un gobierno constituido lanzaba una Constituyente que integraba
movimientos -movimientos sindicales, movimientos indígenas, movimientos de
mujeres, movimientos de campesinos, urbanos- y hacía de esos movimientos el
motor de la reforma de la constitución. Y para nosotros que simplemente
asistíamos, éramos espectadores fue apasionante ver cómo un gobierno se dejaba
atravesar, cómo un poder constituido se dejaba atravesar por una instancia
constituyente. Fue asumir un riesgo enorme, un acto de coraje fantástico. Era
también una esperanza para la democracia pero es complicado de organizar.<o:p></o:p></span></span></div>
<div style="background-color: white; line-height: 13.75pt; margin: 0cm 0cm 10pt; text-align: justify;">
<span style="color: blue;"><strong style="font-style: inherit;"><span style="font-family: Georgia, serif;">Jean Baudrillard escribió:
"Olvidar a Foucault". ¿Qué le parece esa idea? ¿Ha sido abandonada?</span></strong><span style="font-family: Georgia, serif;"><o:p></o:p></span></span></div>
<div style="background-color: white; line-height: 13.75pt; margin: 0cm 0cm 10pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, serif;"><span style="color: blue;">Depende de lo que se entienda por ‘olvidar’. Si por olvidar se
refiere a no hacer de Foucault un autor académico, estoy de acuerdo. Si por
olvidar quiere decir no utilizar a Foucault hoy no estoy de acuerdo. No estoy
de acuerdo por una razón muy simple y es que nunca pensé que Foucault decía la
verdad, que producía verdades absolutas. Siempre pensé que Foucault producía
preguntas y que esas preguntas exigían ser abordadas nuevamente en épocas y
lugares que no eran los de Foucault. El año próximo se conmemora el aniversario
de los 30 años de la muerte de Foucault. Es evidente que entre 1984 y 2014 el
mundo cambió. Tenemos la globalización, el fin del Este-Oeste, la caída del
Muro de Berlín, la crisis económica, el despertar de los continentes
emergentes, América Latina, China, India, etc. Todo el mundo cambió. Y al mismo
tiempo pienso que las preguntas que planteaba Foucault siguen siendo válidas
hoy. Esas preguntas son: no se puede pensar la necesidad de la liberación, la
resistencia al poder, etcétera si no se hace antes la cartografía de las
relaciones de poder en los que se está encerrado. Por ende: sea usted siempre
el cartógrafo de su presente, mire a su alrededor, lea el diario. Eso es muy
lindo –Hegel decía el diario es la oración de la mañana. Pero pienso que la
lectura del diario como el primer gesto del filósofo. Mire el mundo a su
alrededor, trate de ver cómo funciona. Si no hace ese trabajo es inútil pensar
cuestiones como: ¿qué es la libertad? ¿Qué hay que resistir? La segunda
cosa, que es la idea fundamental de Foucault es: sean cuales fueren las
relaciones de poder en las que usted se encuentre, siempre hay libertad. Y esa
libertad corresponde a lo que usted puede hacer por sí mismo. Trabajar uno
mismo sobre sí mismo –lo que Foucault llama subjetivarse –el trabajo de sí
mismo sobre sí mismo o sobre los otros- la relación con los otros es algo que
nunca nos pueden quitar, y ese trabajo produce varios efectos, Primero usted se
transforma a sí mismo y usted es el único que puede hacerlo y eso es un acto de
libertad. Y, segundo: no sólo usted se transforma a sí mismo y transforma las
relaciones con los otros, sino que puede producir nuevos modos de vida,
encontrar una manera de comportarse y existir y a nivel político, nuevas
maneras de construir, de agenciar la manera en que vivimos todos juntos. La
política no es más que eso. La política es la forma en que vivimos juntos.
Finalmente, dice Foucault, cualesquiera que sean las relaciones de poder, esas
relaciones nunca están saturadas, siempre existe la posibilidad de
transformarse a sí mismo y de transformar la relación con los otros y
plantearse el problema de la organización, de la forma de la organización nueva
de la vida todos juntos. Y eso se llama política. Y creo que esa idea sigue
siendo válida aún hoy aunque el mundo haya cambiado y aunque Foucault se haya
equivocado y haya dicho cosas que no debió decir. Eso no es importante. No es
el problema.<o:p></o:p></span></span></div>
<div style="background-color: white; line-height: 13.75pt; margin: 0cm 0cm 10pt; text-align: justify;">
<span style="color: blue;"><strong style="font-style: inherit;"><span style="font-family: Georgia, serif;">Usted es filósofa. Me
imagino que tiene muchas preguntas. ¿Dónde encuentra las respuestas? Por
ejemplo, en el mundo del arte, la literatura, la música…</span></strong><span style="font-family: Georgia, serif;"><o:p></o:p></span></span></div>
<div style="background-color: white; line-height: 13.75pt; margin: 0cm 0cm 10pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, serif;"><span style="color: blue;">Depende. Yo no conocí personalmente a Foucault. Empecé a
trabajar en él después de su muerte, pero creo que la lección de Foucault es
interesante porque es alguien que trabaja sobre la literatura, sobre las
ciencias humanas, que trabaja mucho con los historiadores, pero también en los
archivos, y que trabaja también con militantes, pero también en contacto con
músicos, fue compañero de Jean Barraqué, fue muy amigo de Pierre Boulez y creo
que multiplicó las relaciones con el mundo y que finalmente eso construye una
figura de filósofo que no es en absoluto una figura de filósofo en la torre de
marfil sino que es la figura de un hombre o una mujer que hace preguntas y
escucha. Y que escucha los ruidos del mundo, vengan de donde vengan. Creo que
puede venir del discurso universitario como puede venir del discurso de los
artistas, como puede venir del discurso de la gente en la calle, puede venir de
fuentes muy diferentes. Es interesante porque esto propone otra figura del
filósofo y en líneas más generales otra figura del intelectual. El intelectual
no es el que habla en lugar de los otros, no es el que dice las verdades en
lugar de los otros, es quien escucha y habla con uno en lugar del otro. Y
pienso que Foucault fue el primero en romper con ese modelo del intelectual
orgánico, comprometido, de tipo Jean-Paul Sartre, que se representaba como el
portavoz, el que hablaba en lugar de otros porque era el intelectual universal.
Foucault dice que él no es un intelectual universal, es intelectual profesor en
el Collège de France en un lugar preciso pero escucha y habla con todo el
mundo. Y pone al servicio de los otros su propia posición institucional, que es
una pequeña posición de poder también, y eso permite a veces hacer oír con más
fuerza la voz de los otros, pero nunca habla en lugar de los otros. Pienso que
un filósofo hoy debe escuchar lo que dice la literatura, escuchar lo que dice
el cine, etc. pero debe negarse a hablar en lugar de los otros.<o:p></o:p></span></span></div>
<div style="background-color: white; line-height: 13.75pt; margin: 0cm 0cm 10pt; text-align: justify;">
<span style="color: blue;"><strong style="font-style: inherit;"><span style="font-family: Georgia, serif;">¿Usted es francesa,
franco-italiana, europea…?</span></strong><span style="font-family: Georgia, serif;"><o:p></o:p></span></span></div>
<div style="background-color: white; line-height: 13.75pt; margin: 0cm 0cm 10pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, serif;"><span style="color: blue;">Soy francesa por mis documentos de identidad pero mis abuelos se
naturalizaron. A veces me pasa que me piden los certificados de naturalización
de mis abuelos. Yo tengo un abuelo irlandés, una abuela pied-noir de Argelia y
dos otros abuelos judíos de origen alemán. Es mucha mezcla. Y me siento muy
orgullosa de eso. Me siento muy orgullosa porque lo que me construyó es una
circulación de lenguas, de cultura, de identidades, lo que me construyó es la
idea de una diáspora que no fue vivida como una condena sino de una diáspora
vivida como una suerte de enriquecimiento permanente. Vemos eso de una manera
muy emotiva en los años 30 leyendo la correspondencia entre Walter Benjamin y
Scholem. Scholem ya está en Palestina y le dice a Benjamin cuando el nazismo ya
está ascendiendo, en el 35-36: vení a Jerusalén, podrás trabajar en la
biblioteca, etc. Escapá, vení acá y Benjamin le dice: no, porque nunca podré
hablar un solo idioma y ser un hombre de un solo país. Yo soy hombre de todos
los idiomas y todos los países. Y es realmente esa reivindicación de la
circulación, el melting-pot, como afirmación de la construcción de sí mismo,
como un devenir siempre diferente, y como rechazo de un anclaje. Es algo que
sigue conmoviéndome hoy. Pienso que Europa podría ser eso, es decir ese espacio
enorme de libertad de los pueblos, finalmente liberados de esa cosa que le hizo
tanto mal a Europa y que es la identidad nacional. Sé muy bien que en América
Latina y Europa no se tiene la misma manera de considerar la nación, la identidad
nacional, y el vínculo entre el pueblo y la nación. Pero vengo de un lugar del
mundo donde en nombre de las identidades nacionales, en nombre de los
nacionalismos se hicieron dos guerras mundiales y en cada una 50 millones de
muertos. Y no ha terminado, porque la situación en los Balcanes, la guerra de
ex Yugoslavia dura desde hace 15 años y los hombres se mataron entre sí en
nombre de las identidades nacionales, de fronteras, cuando habían sido los
mismos y habían vivido durante siglos. Para toda una parte de los europeos, el
proyecto europeo propiamente dicho fue construido en los años Cincuenta, Europa
era la esperanza de acabar con los nacionalismos y con las guerras nacionales.
Desde ese punto de vista soy profundamente europea. Después, culturalmente
estoy por supuesto muy apegada a Francia y a Italia pero Italia es un país de
emigrados. Los italianos son gente que recorrió el mundo, que volvió, que
mezcló. Aquí entiendo muy bien el español en Argentina, es maravilloso porque
tengo la sensación de que se parece a inflexiones que escucho en Italia. Los
italianos son ese pueblo. La Francia ha sido construida por oleadas de
inmigraciones sucesivas y pienso que no es casual que yo me identifique con dos
países, uno con una gran cantidad de emigración, el otro con una gran cantidad
de inmigración porque son países que aceptaron abrir sus identidades a otra
cosa.<o:p></o:p></span></span></div>
<div style="background-color: white; line-height: 13.75pt; margin: 0cm 0cm 10pt; text-align: justify;">
<span style="color: blue;"><strong style="font-style: inherit;"><span style="font-family: Georgia, serif;">Y para terminar, ¿cuál es
el lugar de la utopía actualmente?</span></strong><span style="font-family: Georgia, serif;"><o:p></o:p></span></span></div>
<div style="background-color: white; line-height: 13.75pt; margin: 0cm 0cm 10pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, serif;"><span style="color: blue;">La utopía etimológicamente, utopos, es un lugar que no existe.
No me interesan demasiado las utopías. Me interesa más el proyecto de la
reinvención aquí y ahora, o sea en este mundo, en ese lugar, en este topos, de
otras maneras de organizar la vida de los hombres y las mujeres juntos. O sea,
no proyectar a un lugar y un tiempo no calificados hacia adelante proyectos de
vida mejores –porque esa es en definitiva la vieja idea del ideal
revolucionario: más tarde. Yo creo que al “más tarde”, en primer lugar, nunca
se llega, porque el más tarde siempre se posterga y además legitima los
horrores y las atrocidades en el camino para llegar al más tarde. Es mucho más
interesante decir aquí y ahora. Y para volver a su pregunta sobre los
Indignados, Occupy, etc. creo que esos movimientos son interesantes porque no
dicen: más tarde. Dicen: estamos aquí, nuestra vida es ahora, queremos una vida
diferente.</span><span style="color: #333333; font-size: x-small;"><o:p></o:p></span></span></div>
<br />
<div class="MsoNormal" style="background: white; mso-background-themecolor: background1;">
<o:p><span style="color: red;"><b> Fuente: Revista Ñ </b>(Argentina)</span><b>.</b> 23 de octubre del 2013.</o:p></div>
Eddy Romero Mezahttp://www.blogger.com/profile/00504014181435298948noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-605867448761440624.post-1607637333308079002013-09-08T06:29:00.001-07:002013-09-08T06:29:17.122-07:00Libro "El oficio del hombre". Grandes figuras de la razón crítica y la moral heroica: Edmund Husserl, Marc Bloch y George Orwell. <div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgo8LCous4i6R6_yVBTmd8MzNAowr6vqXQGja21PbJyT1aTS540EX-3b7CJZNBJqrY-9TPqka1N_DEyfWjgGZwxwC6by_0kWnMLww9_9O3DpH31TlXOeciTblI5UVy5CBWsWjiOoLstkTJ8/s1600/Marc+Bloch+extrana_derrota.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgo8LCous4i6R6_yVBTmd8MzNAowr6vqXQGja21PbJyT1aTS540EX-3b7CJZNBJqrY-9TPqka1N_DEyfWjgGZwxwC6by_0kWnMLww9_9O3DpH31TlXOeciTblI5UVy5CBWsWjiOoLstkTJ8/s320/Marc+Bloch+extrana_derrota.jpg" width="204" /></a></div>
<h1 id="titulo_noticia" style="background-color: white; font-family: Georgia, 'Times New Roman', Times, serif; font-size: 32px; font-style: italic; font-weight: normal; letter-spacing: -1px; line-height: 41px; margin: -3px 0px 10px; text-align: center;">
<span style="color: red;">Los refractarios</span></h1>
<div id="subtitulo_noticia" style="background-color: white;">
<h2 style="background-color: transparent; background-image: none; background-position: 0px 7px; background-repeat: no-repeat no-repeat; font-family: Arial, Helvetica, Garuda, sans-serif; font-size: 12px; font-weight: normal; line-height: 19px; list-style-type: none; margin: 0px 0px 1px; padding: 0px; text-align: center;">
<span style="color: red;">PIEDRA DE TOQUE. Jorge Semprún, un símbolo de la lucha contra el conformismo, rindió homenaje a tres grandes figuras de la razón crítica y la moral heroica: Edmund Husserl, Marc Bloch y George Orwell.</span></h2>
<div>
<br /></div>
<div>
<div style="font-family: Arial, Helvetica, Garuda, sans-serif; font-size: 14px; line-height: 20px; margin-bottom: 15px;">
Por: <b><i>Mario Vargas Llosa</i></b> (Premio nobel de literatura 2010)</div>
<div style="font-family: Arial, Helvetica, Garuda, sans-serif; font-size: 14px; line-height: 20px; margin-bottom: 15px; text-align: justify;">
<span style="color: blue;">Vine a Normandía con la intención de releer a Flaubert y visitar su pabellón de Croisset y los lugares que describió en Madame Bovary, pero en una librería del pintoresco y abigarrado puerto de Honfleur me encontré con un pequeño libro de Jorge Semprún, recién publicado en Francia, que me ha tenido toda la semana pensando en la irrupción del nazismo en el continente europeo, en la Segunda Guerra Mundial y sus secuelas, y en la conducta de ciertos intelectuales en aquellos años neurálgicos.</span></div>
<div style="font-family: Arial, Helvetica, Garuda, sans-serif; font-size: 14px; line-height: 20px; margin-bottom: 15px; text-align: justify;">
<span style="color: blue;">El libro se llama <em>Le métier d’homme (El oficio del hombre)</em> y contiene tres conferencias que dio Semprún en la Biblioteca Nacional de París los días 11, 13 y 15 de marzo de 2002. Probablemente las dictó sobre notas, las charlas fueron grabadas y lo que se ha publicado es una transcripción de esas grabaciones, pues el texto abunda en las repeticiones y vacilaciones típicas de una exposición dicha, no leída. Pero, aun así, estas páginas están llenas de sugestiones e ideas fascinantes que, lejos de contentarse con reminiscencias históricas o anécdotas, gravitan con fuerza sobre la crisis europea de los años cuarenta y la de nuestros días.</span></div>
<div style="font-family: Arial, Helvetica, Garuda, sans-serif; font-size: 14px; line-height: 20px; margin-bottom: 15px; text-align: justify;">
<span style="color: blue;">El libro es también un homenaje a un filósofo, Edmund Husserl, un historiador, Marc Bloch, y un escritor y periodista, George Orwell, que, en momentos de gran confusión y turbulencia ideológicas y políticas, tuvieron el coraje de adoptar tomas de posición refractarias a las de los gobiernos y la opinión pública de sus países y fueron capaces, valiéndose de una razón crítica y una moral heroica, de fijar unos objetivos cívicos y defender unos valores que a la larga terminarían por prevalecer sobre el oscurantismo, el fanatismo y el totalitarismo que desencadenaron la segunda conflagración mundial.</span></div>
<div style="font-family: Arial, Helvetica, Garuda, sans-serif; font-size: 14px; line-height: 20px; margin-bottom: 15px; text-align: justify;">
<span style="color: blue;">Edmund Husserl, padre de la fenomenología y maestro de Heidegger, a quien éste dedicaría su obra capital, <em>Sein und Zeit (Ser y Tiempo),</em> para retractarse luego de esta dedicatoria cuando comenzó a colaborar con el régimen nazi, pronunció una conferencia en Viena el 7 de mayo de 1935, en la que exhortaba a sus colegas intelectuales a enfrentarse “a la barbarie” y a mantener viva la gran tradición europea del espíritu crítico y la racionalidad sobre las puras pasiones y la conducta instintiva. Semprún destaca en esta conferencia, sobre todo, lo que llama “el patriotismo democrático” del filósofo, quien afirma categóricamente que el enemigo de la Europa civilizada no es el pueblo alemán sino Hitler y que, más pronto que tarde, Alemania deberá reintegrarse, una vez que gracias al federalismo opte por una resuelta vía democrática, a una Europa que habrá superado también el nacionalismo de orejeras y se habrá unificado, sin renunciar a su diversidad, en un régimen político y económico de carácter federal. Afirmaciones y predicciones de una lucidez visionaria que medio siglo más tarde confirmaría puntualmente la historia europea.</span></div>
<div class="izquierda" id="sumario_1|html" style="clear: both; display: inline; float: left; margin: 0px 0px 30px -100px; padding: 0px 15px 0px 0px; width: 300px;">
<span style="color: blue;"><a href="" name="sumario_1" style="outline: none;"></a></span><div class="texto_grande" style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', Times, serif; font-size: 20px; letter-spacing: -1px; line-height: 28px; margin-top: -5px; text-align: justify;">
<span style="color: blue;">Enfrentarse a Gobiernos y opiniones públicas para defender valores cívicos exige un notable coraje</span></div>
</div>
<div style="font-family: Arial, Helvetica, Garuda, sans-serif; font-size: 14px; line-height: 20px; margin-bottom: 15px; text-align: justify;">
<span style="color: blue;">Cuando pronuncia esta conferencia Husserl tenía setenta y seis años y por ser judío, de acuerdo a las medidas antisemitas del nazismo, ya había sido despojado de todos sus derechos académicos. Pronto se vería obligado a refugiarse en el priorato benedictino de Sainte Lioba, donde moriría tres años después de aquella charla. Y de allí rescataría un sacerdote franciscano, el padre Herman Leo van Breda, las cuarenta mil páginas inéditas del filósofo que se las arreglaría para hacer llegar, sanas y salvas, a la Universidad de Lovaina.</span></div>
<div style="font-family: Arial, Helvetica, Garuda, sans-serif; font-size: 14px; line-height: 20px; margin-bottom: 15px; text-align: justify;">
<span style="color: blue;">Semprún, en páginas de gran sutileza, señala cómo en estos años hay intelectuales católicos, entre ellos Jacques Maritain, que, a diferencia de la extrema prudencia con la que el Vaticano encaraba la problemática nazi, se enfrentaron a los totalitarismos fascista y estalinista a la vez, denunciando con entereza sus semejanzas sustanciales por debajo de sus diferencias de superficie, una verdad escandalosa que se confirmaría no mucho después con el pacto Molotov-Von Ribbentrop, y el trauma que este acuerdo nazi-soviético causaría entre la intelectualidad progresista y comunista.</span></div>
<div style="font-family: Arial, Helvetica, Garuda, sans-serif; font-size: 14px; line-height: 20px; margin-bottom: 15px; text-align: justify;">
<span style="color: blue;">El segundo homenaje de este ensayo es al historiador Marc Bloch, fundador con Lucien Febvre de Annales, movimiento que renovaría y daría un impulso creativo notable a la investigación histórica en Francia. Marc Bloch, que había hecho la Primera Guerra Mundial —comenzó como soldado raso y terminó como capitán— se alistó también en la Segunda y fue un resistente activo, hasta que la Gestapo lo capturó y fusiló en 1944. Luego de la derrota del Ejército francés, Bloch escribe en apenas dos meses <em>L’étrange défaite (Extraña derrota),</em> de julio a septiembre de 1940, un libro impublicable entonces, que permanecería oculto hasta luego de la liberación. En él analiza, con extraordinaria serenidad y hondura, las razones por las que Francia se desmoronó tan fácilmente ante la embestida del ejército nazi. El análisis es implacable en su denuncia de la corrupción que venía socavando a la clase dirigente, a los partidos políticos, a los sindicatos, y cegando a los intelectuales. Pero, pese a la virulencia de la crítica, el ensayo no sucumbe al pesimismo. Por el contrario, destaca los sólidos recursos institucionales y culturales que sostienen a la tradición democrática francesa, exhorta a la nación a no rendirse a la barbarie totalitaria y a luchar no sólo para derrotar al nazismo sino para luego reconstruir la sociedad francesa sobre bases más decentes y más justas que las que provocaron la catástrofe. Al igual que en Husserl, Semprún subraya en la postura de Bloch su rechazo del nacionalismo, su vocación europeísta y la defensa de la racionalidad y el espíritu crítico.</span></div>
<div class="izquierda" id="sumario_2|html" style="clear: both; display: inline; float: left; margin: 0px 0px 30px -100px; padding: 0px 15px 0px 0px; width: 300px;">
<span style="color: blue;"><a href="" name="sumario_2" style="outline: none;"></a></span><div class="texto_grande" style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', Times, serif; font-size: 20px; letter-spacing: -1px; line-height: 28px; margin-top: -5px; text-align: justify;">
<span style="color: blue;">La consecuencia y la limpieza moral son las claves del libro 'El oficio del hombre'</span></div>
</div>
<div style="font-family: Arial, Helvetica, Garuda, sans-serif; font-size: 14px; line-height: 20px; margin-bottom: 15px; text-align: justify;">
<span style="color: blue;">George Orwell es el tercer ejemplo de intelectual comprometido con la justicia y la verdad, que no teme enfrentarse al descrédito y a la impopularidad, al que Semprún exalta como un ejemplo. Se refiere, claro está, al periodista que se fue a pelear como voluntario en defensa de la República durante la Guerra Civil española en las filas del POUM y que en <em>Homage to Catalonia (Homenaje a Cataluña)</em> fue uno de los primeros en denunciar el exterminio de trotskistas y anarquistas ordenado por Stalin en el seno de las fuerzas republicanas. Pero destaca, sobre todo, su defensa del “patriotismo democrático” con que exhortó a sus compatriotas a enfrentarse a Hitler y al nazismo, a la vez que criticaba con dureza el colonialismo inglés y exigía que el gobierno de Gran Bretaña asegurara la independencia de la India y las otras colonias del imperio una vez terminada la contienda.</span></div>
<div style="font-family: Arial, Helvetica, Garuda, sans-serif; font-size: 14px; line-height: 20px; margin-bottom: 15px; text-align: justify;">
<span style="color: blue;">Semprún estudia con detalle un ensayo poco conocido de Orwell, <em>The Lion and the Unicorn (El león y el unicornio),</em> donde aparece su célebre frase: “Inglaterra es un país de buena gente con los tipos equivocados en el control”. Y recuerda que, pese a la utilización que hizo siempre la derecha de sus críticas a la URSS y al comunismo, sobre todo en sus parábolas novelísticas <em>Animal Farm (Rebelión en la granja)</em> y <em>1984,</em>Orwell se consideró siempre un hombre de izquierda, un socialista convencido de que el verdadero socialismo era de irrenunciable entraña democrática, defensor del espíritu crítico y de la libertad intelectual, para él valores inseparables de la lucha por la justicia social.</span></div>
<div style="font-family: Arial, Helvetica, Garuda, sans-serif; font-size: 14px; line-height: 20px; margin-bottom: 15px; text-align: justify;">
<span style="color: blue;">Es imposible no leer este pequeño y hermoso libro sin pensar que Jorge Semprún perteneció a esta misma tradición de pensadores y escritores refractarios al conformismo y a la complacencia a los que dedicó estas tres conferencias. Él también consideró siempre que el quehacer intelectual —aquí confiesa que su verdadera vocación fue ser un “filósofo profesional” aunque la guerra y su militancia lo enrumbaran por otro camino— era inseparable de una acción cívica, y tuvo el coraje de criticar y apartarse del Partido Comunista en el que había militado toda su vida, en los puestos de mayor riesgo, cuando se convenció de que aquella militancia era incompatible con aquel espíritu crítico y el patriotismo democrático que encarnaron intelectuales como Husserl, Bloch y Orwell. Pero aquella ruptura no lo apartó de los ideales de su juventud. Por ser leal a ellos estuvo en la Resistencia, en el campo de concentración de Buchenwald, de clandestino en la España franquista, y fue luego el intelectual refractario con la misma consecuencia y limpieza moral que él celebra en los tres maestros a los que dedica este libro estimulante.</span></div>
<div style="font-family: Arial, Helvetica, Garuda, sans-serif; font-size: 14px; line-height: 20px; margin-bottom: 15px;">
<b><span style="color: red;">Fuente: Diario El País.</span></b> 08 de septiembre el 2013.</div>
</div>
</div>
Eddy Romero Mezahttp://www.blogger.com/profile/00504014181435298948noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-605867448761440624.post-52416000978032005572013-07-27T09:43:00.000-07:002013-07-27T09:43:04.620-07:00Reflexión sobre el etnocentrismo y los parámetros para juzgar a las culturas.<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjMy1M3TyL-vgLyrw6HMvuifvVpw9P40vbnMty01XEgayGfxLaiF4tD0Vm2jFjxyLmzzGp-Q5iCfYG2ZysRwFtcKeIQjizP7cBRncXXg16VdGx8nzDVJYrBgjwm0MODNvBwojNMyEqSa5Wz/s1600/Reflexi%C3%B3n+sobre+el+etnocentrismo+y+los+par%C3%A1metros+para+juzgar+a+las+culturas..jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjMy1M3TyL-vgLyrw6HMvuifvVpw9P40vbnMty01XEgayGfxLaiF4tD0Vm2jFjxyLmzzGp-Q5iCfYG2ZysRwFtcKeIQjizP7cBRncXXg16VdGx8nzDVJYrBgjwm0MODNvBwojNMyEqSa5Wz/s320/Reflexi%C3%B3n+sobre+el+etnocentrismo+y+los+par%C3%A1metros+para+juzgar+a+las+culturas..jpg" width="222" /></a></div>
<h1 style="background-color: #f5f4ef; clear: both; font-family: arial, helvetica, clean, sans-serif; font-size: 36px; line-height: 37px; margin: 0px; padding: 0px; text-align: center;">
<span style="color: red;">¿Bajo qué lente se juzga la cultura?</span></h1>
<h2 style="background-color: #f5f4ef; font-family: arial, helvetica, clean, sans-serif; font-size: 16px; margin: 8px 0px 12px; padding: 0px;">
<div style="padding: 0px; text-align: justify;">
<span style="color: red;">Desde que el pionero E.B.Tylor acuñó su definición de “cultura” en 1871, el término no ha dejado de redefinirse. Pero quizás, sostiene esta nota, resulta más crucial interrogarse por los propios puntos de vista, que establecen qué estamos dispuestos a negociar con otra cultura.</span></div>
</h2>
<div style="background-color: #f5f4ef; clear: left; color: #333333; font-family: Georgia; font-size: 16px; line-height: 22px; margin-bottom: 16px; padding: 0px;">
Por: <b><i>Marcelo Pisarro</i></b></div>
<div style="background-color: #f5f4ef; clear: left; font-family: Georgia; font-size: 16px; line-height: 22px; margin-bottom: 16px; padding: 0px; text-align: justify;">
<span style="color: blue;">El niño tiene tres años y una grave afección cardíaca. Necesita una intervención quirúrgica en un centro asistencial de alta complejidad de la ciudad capital. Sin esa intervención, el chico morirá; con la operación, acaso tenga alguna chance. Este niño pertenece a una comunidad indígena de una zona fronteriza del estado-nación. Los padres –en la ciudad capital, por su edad, serían apenas unos adolescentes– consultan al cacique sobre la conveniencia de la cirugía. El cacique la desaconseja y decide que los rezadores de la comunidad se encarguen de la sanación del niño. Aunque el menor es trasladado al hospital por la fuerza pública, los padres se niegan a firmar el consentimiento para la operación. El Estado interviene. Decide priorizar el derecho que asiste a todo niño en relación al cuidado de su salud por sobre otros derechos referidos al respeto de su identidad cultural. Una ONG apela la decisión judicial y la cirugía se pospone. El chico empeora. Finalmente trabajadores sociales, sacerdotes y cuerpo médico persuaden a los padres de la urgencia de la práctica quirúrgica. La intervención se realiza, pero ya ha pasado demasiado tiempo. El niño muere días después. El cacique responsabiliza a la “medicina occidental”. La ONG habla de colonialismo e imperialismo cultural, de atropello a las costumbres nativas. La comunidad indígena lamenta que uno de los suyos falleciera lejos de casa y que no se hayan podido consumar los ritos de pasaje entre esta vida y la otra vida. Para ellos, no hay muerte, pero el niño ha quedado varado entre dos mundos.</span></div>
<div style="background-color: #f5f4ef; clear: left; font-family: Georgia; font-size: 16px; line-height: 22px; margin-bottom: 16px; padding: 0px; text-align: justify;">
<span style="color: blue;">Casos con este argumento esquematizado se han vuelto moneda corriente en las discusiones públicas del continente americano. Sus participantes son personas que efectivamente están atrapadas entre dos o más mundos, o mejor aún, que están atrapadas entre distintas culturas. Sólo que ahora casi cualquiera que haya leído las noticias del día sabe que también uno, en menor o mayor grado, es un sujeto atrapado entre culturas. Que se encontrará más implicado en unas que en otras, pero que aquellas culturas que puedan parecerle extrañas o ajenas tienen también su mérito y resultan naturalísimas para las personas que se identifican con ellas.</span></div>
<div style="background-color: #f5f4ef; clear: left; font-family: Georgia; font-size: 16px; line-height: 22px; margin-bottom: 16px; padding: 0px; text-align: justify;">
<span style="color: blue;">A esta posición se la suele llamar “relativismo cultural” y con diferentes nombres (“inclusión”, “tolerancia”, “diálogo cultural”) se la impulsa en las escuelas, en los programas televisivos de variedades, en los conciertos de rock y en las iniciativas de Estado. Su emergencia moderna suele localizarse en la antropología estadounidense de las primeras décadas del siglo XX, concretamente en los trabajos de Franz Boas y de sus discípulos. Por entonces era una respuesta ante el etnocentrismo occidental –que, cuando Boas enviaba a sus alumnos a parajes remotos, adoptaba la forma de un racismo rampante–, pero también una herramienta metodológica y heurística para la investigación etnográfica. Luego de la Segunda Guerra Mundial, cuando los hornos de los campos de concentración nazis todavía estaban humeantes y se insinuaban las primeras luchas por la descolonización, el relativismo cultural dejó de ser una herramienta académica para convertirse en una doctrina filosófica, en el programa político de la Unesco: todas las culturas son iguales a pesar de sus diferencias, todos los sistemas de valores, aunque sean distintos, son igualmente legítimos. Es decir que lo que se enseña como relativismo cultural es un relativismo moral, y en última instancia, no se trata más que de acomodar etiquetas bienintencionadas que pugnan por convertirse en buenas categorías para pensar. No siempre lo logran.</span></div>
<div style="background-color: #f5f4ef; clear: left; margin-bottom: 16px; padding: 0px;">
</div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia; line-height: 22px;"><span style="color: blue;"><br /></span></span></div>
<span style="font-family: Georgia; font-size: 16px; font-style: inherit; line-height: 22px;"><div style="text-align: justify;">
<span style="font-style: inherit;"><span style="color: red;"><b>¿Juzgar las culturas?</b></span></span></div>
</span><br />
<div style="background-color: #f5f4ef; clear: left; font-family: Georgia; font-size: 16px; line-height: 22px; margin-bottom: 16px; padding: 0px; text-align: justify;">
<span style="color: blue;">En general hay tres elementos que se prestan a confusión. El primero es la identificación de uno con su propia cultura; el segundo es la comprensión de aquél que tiene otra cultura; el tercero, los parámetros a través de los cuales juzgamos todas estas culturas. Poco importa ahora cómo se defina “cultura”. Hace cuarenta años, cuando publicó su libro La interpretación de las culturas , el antropólogo Clifford Geertz dijo que ese “todo sumamente complejo” del que se había servido el pionero E. B. Tylor en 1871 para definir “cultura” oscurecía más de lo que aclaraba. Que había tantas definiciones de la cultura como personas que se dedicaban a estudiarla; que “el eclecticismo es contraproducente no porque haya únicamente una dirección en la que resulta útil moverse, sino porque justamente hay muchas y es necesario elegir entre ellas”.</span></div>
<div style="background-color: #f5f4ef; clear: left; font-family: Georgia; font-size: 16px; line-height: 22px; margin-bottom: 16px; padding: 0px; text-align: justify;">
<span style="color: blue;">En la vida cotidiana no suele ser necesaria la elección. Todos parecemos entender qué es una cultura y la idea que nos hacemos de ella no difiere mucho del “todo sumamente complejo” del evolucionista Tylor. Esas culturas pueden ser descriptas de manera aceptablemente objetiva, por más paladas de tierra epistemológica que se hayan arrojado sobre la objetividad. Esas gentes creen en esto, comen aquello otro, bailan estos bailes, cantan estas canciones, se aparean según estas reglas, se identifican con tal derrotero histórico y se autorretratan de tal manera. Sin embargo, alertó el semiólogo Umberto Eco, una cosa es decir que algo es una cultura y otra distinta decir sobre la base de qué parámetros la juzgamos. Cuando se establecen parámetros, entonces se está en posición de afirmar que, para alguien, una cultura es superior a otra, que no todas son iguales, ni tampoco deseables; y además, también es posible sostener que algunos sistemas de valores son –para alguien– mejores o peores que otros. Si se considera que la posibilidad de curar a un niño con una afección cardíaca severa es un valor, si se toma ese parámetro, entonces una cultura de operaciones quirúrgicas es superior a una cultura de rezadores. ¿Consideramos que la vida de un niño es más importante que los usos y las creencias de su comunidad? ¿O pensamos que es más importante que la comunidad mantenga esos usos y esas creencias aunque cuesten la vida de un niño? Son preguntas que nos obligan a reflexionar no tanto sobre los parámetros de otras culturas sino sobre los propios. Todas las culturas y todos los sistemas de valor son legítimos, ahora, ¿también las culturas que ponen a las mujeres adúlteras en un pozo y las matan a piedrazos? “Reflexionar acerca de nuestros parámetros –insistía Eco– también significa decidir que estamos dispuestos a tolerar todo, pero que para nosotros algunas cosas son intolerables”.</span></div>
<div style="background-color: #f5f4ef; clear: left; font-family: Georgia; font-size: 16px; line-height: 22px; margin-bottom: 16px; padding: 0px; text-align: justify;">
<span style="color: blue;">Hay una tensión entre lo aceptado y lo inaceptable. Entre lo tolerable y lo intolerable. Por eso predominan en nuestra habla cotidiana términos como “multiculturalismo”, “interculturalidad”, “hibridación cultural”, “pluriculturalismo” o “asimilación cultural”, nociones que expresan alguna clase de negociación. Las culturas no son cosas fijas e inmutables. No se ajustan con precisión a los estados-nación, ni a las arbitrariedades geopolíticas de los mapas, ni a los condicionamientos de clase, etnia o casta. Que haya sujetos atrapados entre culturas quiere decir que hay sujetos en movimiento, en tránsito, que intercambian sus ropas y a veces sus disfraces. La migración, el turismo, los viajes forzados (por guerras, persecuciones religiosas o étnicas, por hambrunas y crisis económicas), la circulación en el espacio y el desplazamiento entre los símbolos, los lenguajes cambiantes, los devaneos entre los centros y las periferias, todo esto debe recordarnos que las culturas –cualquier cosa que sean “las culturas”– no son entes estancos, inequívocos y bien delimitados. No se adecuan con exactitud a la fórmula: un territorio (igual) un espacio social (igual) una cultura.</span></div>
<div style="background-color: #f5f4ef; clear: left; font-family: Georgia; font-size: 16px; line-height: 22px; margin-bottom: 16px; padding: 0px; text-align: justify;">
<span style="color: blue;">No obstante, todavía se mantiene una perspectiva fuertemente cartográfica de la cultura. Cada una se presenta como un ente segmentado, circunscripto y orientado hacia su propio eje, estructurado por historias nacionales, sentidos regionales y arraigos locales. Las culturas se colorean con precisión en los mapas; son bolas de billar que se chocan entre sí y generan fricción y desgaste. Pero también –al mismo tiempo, en simultáneo– son actores trágicos de un destino signado por la homogenización y la pérdida, por la desaparición, pues esas culturas ceñidas se asumen como autenticidades en peligro, siempre amenazadas, siempre imposibilitadas de inventar sus propios futuros. Hay que elegir entre totalidades, y luego, vincularlas entre sí; por fin, evitar que se licuen en un magma uniforme.</span></div>
<div style="background-color: #f5f4ef; clear: left; font-family: Georgia; font-size: 16px; line-height: 22px; margin-bottom: 16px; padding: 0px; text-align: justify;">
<span style="color: blue;">Y de nuevo la importancia de interrogarse sobre los parámetros. Juzgar una cultura como “todo sumamente complejo” a través de unos pocos parámetros es un camino directo hacia el etnocentrismo o hacia algo peor. La idea de cultura como totalidad esencial, antes que un dispositivo relacional y circunstancial, es incorrecta en el mejor de los casos y peligrosa en el peor de ellos. La comprensión de la diferencia comienza con la aceptación de que nuestros parámetros pueden estar equivocados; que, aunque sean legítimos, no alcanzan para juzgar una cultura como totalidad pues “una cultura como totalidad” es apenas una ficción metodológica. Y por último, que una intervención quirúrgica puede convivir perfectamente con los rezadores que mantienen las cuentas claras con los dioses y con la tradición. Tal como convive con sacerdotes católicos y amuletos para la buena suerte.</span></div>
<div style="background-color: #f5f4ef; clear: left; font-family: Georgia; font-size: 16px; line-height: 22px; margin-bottom: 16px; padding: 0px;">
<span style="color: red;"><b>Fuente: Revista Ñ (Clarín).</b> 26 de julio del 2013.</span></div>
Eddy Romero Mezahttp://www.blogger.com/profile/00504014181435298948noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-605867448761440624.post-28297221886444393582013-07-06T08:38:00.001-07:002013-07-06T08:42:43.987-07:00Maquiavelo y la apología de la guerra como medio para lograr riqueza y grandeza.<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgYfJY3Jf8y2VPF8hRLu0iICj1ubaG8gsHoMeaM4cOmexDxcoqN4n1h_YayR0NzqFpPU597IlmdBZYN-x-XMCsW7Qw2Zf5I_rY72l04LuDVplfFFGk3CyXei5xfkcdVrgz004BXDpwlJeUj/s1600/Maquiavelo+y+su+modelo+republicano..jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgYfJY3Jf8y2VPF8hRLu0iICj1ubaG8gsHoMeaM4cOmexDxcoqN4n1h_YayR0NzqFpPU597IlmdBZYN-x-XMCsW7Qw2Zf5I_rY72l04LuDVplfFFGk3CyXei5xfkcdVrgz004BXDpwlJeUj/s320/Maquiavelo+y+su+modelo+republicano..jpg" width="202" /></a></div>
<h1 id="titulo_noticia" style="background-color: white; font-family: Georgia, 'Times New Roman', Times, serif; font-size: 32px; font-style: italic; letter-spacing: -1px; line-height: 41px; margin: -3px 0px 10px; text-align: center;">
<span style="color: red;">Las manos sucias de Maquiavelo</span></h1>
<div id="subtitulo_noticia" style="background-color: white;">
<h2 style="background-color: transparent; background-image: none; background-position: 0px 7px; background-repeat: no-repeat no-repeat; font-family: Arial, Helvetica, Garuda, sans-serif; font-size: 12px; font-weight: normal; line-height: 19px; list-style-type: none; margin: 0px 0px 1px; padding: 0px; text-align: center;">
<span style="color: red;">Algunos historiadores presentan erróneamente al pensador como abanderado de la libertad y fundador del republicanismo moderno. En su obra hay una apología de la guerra como medio para lograr riqueza y grandeza.</span></h2>
<div>
<br /></div>
<div>
<div style="font-family: Arial, Helvetica, Garuda, sans-serif; font-size: 14px; line-height: 20px; margin-bottom: 15px;">
<strong style="color: #666666; font-size: 12px; line-height: 18px;">Por: María José Villaverde.</strong><span style="color: #666666; font-size: 12px; line-height: 18px;"> </span><span style="font-size: 12px; line-height: 18px;">C</span><span style="font-size: 12px; line-height: 18px;">atedrática de Ciencia Política de la UCM.</span></div>
<div style="font-family: Arial, Helvetica, Garuda, sans-serif; font-size: 14px; line-height: 20px; margin-bottom: 15px; text-align: justify;">
<span style="color: blue;">Ese personaje burlón, irreverente, <em>bon vivant</em>, mujeriego, que nos retrató Santi di Tito, de frente ancha, pómulos salientes y labios finos, ojos pequeños y vivaces y mirada huidiza, vestido de suntuoso ropaje negro y granate en su condición de servidor de la República de Florencia, ha encarnado durante siglos la amoralidad y ha sido catalogado como maestro de insidias y de manipulación. Para hacerle justicia, habría que recordar a quienes contribuyeron a trazar tan poco halagüeño retrato que el florentino fue solo responsable de desvelar las prácticas políticas que imperaban en la Europa de comienzos de la modernidad, eso sí, con más finura, perspicacia y clarividencia que la mayoría de sus contemporáneos. ¿O fue culpable de algo más?</span></div>
<div style="font-family: Arial, Helvetica, Garuda, sans-serif; font-size: 14px; line-height: 20px; margin-bottom: 15px; text-align: justify;">
<span style="color: blue;">Maquiavelo escribió <em>El Príncipe</em> hace 500 años (aunque no fue publicado hasta 1532, después de su muerte), confinado en su casa de campo a poca distancia de Florencia. A raíz de la caída de la República y de la vuelta al poder de los Médicis, en 1512, había sido destituido de su cargo de secretario de la Segunda Cancillería, un golpe del que no se recuperaría jamás. Pues si alguien aborrecía la "excelsa" vida contemplativa, tan alabada por otra parte por el Renacimiento, ése era él, un hombre abocado a la acción. Desde su casa de Sant'Andrea in Percussina, soñaba con regresar a la actividad diplomática y volver a los entresijos de la política europea y a los pasillos de las cortes de Francisco I, el emperador Maximiliano, el Papa Julio II, César Borgia o Catalina Sforza. Se resistía a aceptar un destino que le alejaba del Palazzo Vecchio y rumiaba, desde los Orti Oricellari, los jardines propiedad de Cosimo Rucellai donde conspiraban los tertulianos republicanos, su vuelta a la política activa.</span></div>
<div style="font-family: Arial, Helvetica, Garuda, sans-serif; font-size: 14px; line-height: 20px; margin-bottom: 15px; text-align: justify;">
<span style="color: blue;">Se ha otorgado injustamente a <em>El Príncipe</em> el título de <em>opus magnum</em>, olvidando que es en los <em>Discursos sobre la primera década de Tito Livio</em>donde Maquiavelo pone negro sobre blanco su modelo republicano. Y, erróneamente, historiadores reconvertidos en ideólogos (Skinner, Viroli) han tratado de convertirle en abanderado de la libertad y fundador del republicanismo moderno. Aducen la vigencia de su ideal del <em>vivere civile e libero</em>, es decir, su apología de la participación política y del compromiso cívico, que puede servir hoy de alternativa a la apatía política y al desinterés ciudadano imperantes en nuestras democracias liberales. Pero el personaje se resiste a que le aprisionen en esa camisa de fuerza. Porque libertad (moderna) en Maquiavelo hay poca y lo que refleja su obra es una vuelta al patriotismo grecorromano. Lo que <em>El Príncipe</em> enseña al gobernante es cómo adaptarse a las circunstancias para conservar su poder (legítimo o ilegítimo), por medios lícitos o ilícitos. Y lo que los <em>Discorsi</em> alegan es que todo está permitido (incluso el crimen) por el bien de la patria. Poco que ver con nuestras concepciones democráticas.</span></div>
<div class="derecha" id="sumario_1|html" style="display: inline; float: right; margin: 0px 0px 30px 15px; width: 200px;">
<span style="color: blue;"><a href="http://www.blogger.com/blogger.g?blogID=605867448761440624" name="sumario_1" style="outline: none;"></a></span><br />
<div class="texto_grande" style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', Times, serif; font-size: 20px; letter-spacing: -1px; line-height: 28px; text-align: justify;">
<span style="color: blue;">‘El Príncipe’ enseña a adaptarse para conservar el poder, legítimo o no, por medios lícitos o ilícitos</span></div>
</div>
<div style="font-family: Arial, Helvetica, Garuda, sans-serif; font-size: 14px; line-height: 20px; margin-bottom: 15px; text-align: justify;">
<span style="color: blue;">La ética de Maquiavelo es el reverso de la ética cristiana. Y las virtudes que ensalza (ambición, crueldad, engaño y mentira), la cruz de las recomendadas en los <em>espejos para príncipes</em> de la época: honradez, justicia, benevolencia. Para sus seguidores personifica el realismo que se revuelve contra la ceguera de los perseguidores de sueños, de los nostálgicos de ideales imposibles, de los incapaces de comprender el dilema que atenaza al estadista y al que solo puede hacer frente aceptando la crudeza de la realidad.</span></div>
<div style="font-family: Arial, Helvetica, Garuda, sans-serif; font-size: 14px; line-height: 20px; margin-bottom: 15px; text-align: justify;">
<span style="color: blue;">Sus detractores le acusan de prescindir de cualquier tipo de sentimiento humanitario y de "encallecimiento moral". Pero, seamos justos, a pesar de su aparente falta de escrúpulos y de su laxa moral, sí hay valores en Maquiavelo, valores republicanos, es decir, valores colectivos. Porque lo que busca con ahínco el secretario florentino es la grandeza de Florencia y su transformación en una de las grandes potencias del tablero europeo. ¿Es un delito perseguir el interés general? preguntarán sus partidarios. Desde luego, si para ello se sacrifica a los ciudadanos, se exacerba el patriotismo y se glorifica la guerra. Pues Maquiavelo aconseja al gobernante mantener a los ciudadanos en la pobreza para que, no teniendo nada que perder, luchen hasta la última gota de sangre por la república. Su exaltado patriotismo recuerda al "dulce es morir por la patria" que cantara Horacio y que el poeta y militar Wilfred Owen, combatiente en la Primera Guerra mundial, denunció como la "vieja mentira". Pero también hay en las principales obras de Maquiavelo una apología de la guerra, no solo defensiva sino "expansionista", como medio de proporcionar grandeza y riqueza a la República y dotar de cohesión a la colectividad.</span></div>
<div style="font-family: Arial, Helvetica, Garuda, sans-serif; font-size: 14px; line-height: 20px; margin-bottom: 15px; text-align: justify;">
<span style="color: blue;">Y no nos confundamos cuando habla de <em>virtú</em>, uno de sus términos más controvertidos. Hanna Pitkin ha denunciado que la lucha de la <em>virtú</em>maquiaveliana para doblegar a la <em>fortuna</em>, revestida de rasgos femeninos y seducida por la virilidad, la osadía y demás cualidades pretendidamente masculinas, es una intolerable muestra de machismo, excluyente y brutal. Y que su uso de la fuerza y de la violencia podría considerarse "proto-fascista". Y Mansfield asegura que el recurso a la violencia es el eje de su política.</span></div>
<div class="derecha" id="sumario_2|html" style="display: inline; float: right; margin: 0px 0px 30px 15px; width: 200px;">
<span style="color: blue;"><a href="http://www.blogger.com/blogger.g?blogID=605867448761440624" name="sumario_2" style="outline: none;"></a></span><br />
<div class="texto_grande" style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', Times, serif; font-size: 20px; letter-spacing: -1px; line-height: 28px; text-align: justify;">
<span style="color: blue;">Con todo el respeto por los republicanos actuales, no creo que Maquiavelo sea hoy el ejemplo a seguir</span></div>
</div>
<div style="font-family: Arial, Helvetica, Garuda, sans-serif; font-size: 14px; line-height: 20px; margin-bottom: 15px; text-align: justify;">
<span style="color: blue;">Pero por lo general, los historiadores se muestran más conciliadores y justifican la <em>virtú</em> maquiaveliana, ese deseo de controlar el mundo, de someter al enemigo, y de aplastar a los que se oponen a nuestros fines, como puro ejercicio de supervivencia. Al elevar a paradigma de conducta la fiereza del león y la astucia del zorro, Maquiavelo no haría sino describir las opciones de la resistencia y recomendar el valor, el arrojo, el aguante del fajador para encajar los golpes de la fortuna. Sería la respuesta a una época -la incipiente modernidad-, donde imperaban la ambición, el apetito de poder, el ansia de dominación y el deseo desenfrenado de riquezas, rasgos que anticipan ya la descarnada descripción hobbesiana de nuestro mundo moderno.</span></div>
<div style="font-family: Arial, Helvetica, Garuda, sans-serif; font-size: 14px; line-height: 20px; margin-bottom: 15px; text-align: justify;">
<span style="color: blue;">En cualquier caso y con todo mi respeto por los republicanos actuales, no me parece que Maquiavelo sea hoy el ejemplo a seguir. Es cierto que Sartre, ante el gran dilema que nos plantea la acción política, nos recomendaba orillar los escrúpulos morales y mancharnos las manos en la arena política. Y nuestros coetáneos republicanos insisten en que ése es el precio a pagar por vivir en comunidad, pues no es posible la vida "al margen, por encima o más allá de la ciudad" y no podemos eludir sus exigencias ni escabullirnos ante nuestras responsabilidades (Del Águila). Si queremos una vida "verdaderamente humana" (Arendt), tendremos que aceptar los costes del <em>vivere civile e libero</em> maquiaveliano que son el dolor, la crueldad, la violencia y la transgresión, es decir, vivir con las manos manchadas. Pero sí que hay otras alternativas. Una es dar la espalda al mundo de la política y sus ruindades, como nos aconsejaba Sócrates (y los epicúreos) si nuestro horizonte es alcanzar la perfección moral. Huir del fragor del mundo, como los ascetas o los monjes de clausura, o ir en pos del conocimiento como Spinoza, o entregarnos a lo social, al voluntariado. Todas son opciones tan respetables como la cívica. Pero también caben otras vías sin desviarnos de la <em>vita activa</em>. La tradición estoica encarnada por Cicerón enseña que no todo está permitido por el bien de la república y que existen barreras éticas infranqueables (los "derechos de la humanidad") en la actuación política. Hoy estas líneas rojas son los derechos individuales. Tal vez sea ésa la enseñanza en negativo más valiosa que nos puede aportar el florentino.</span></div>
<div class="nota_pie" style="font-family: Arial, Helvetica, Garuda, sans-serif; font-size: 12px; line-height: 18px; margin-bottom: 15px;">
<b><span style="color: red;">Fuente: Diario El País. </span></b>21 de mayo del 2013.<br />
<br />
<b><span style="color: red;">Artículo recomendado:</span><span style="color: #f4cccc;"> </span></b><a href="http://clioperu.blogspot.com/2013/02/breve-historia-de-nicolas-maquiavelo-y.html">Quinientos años manipulando los hilos del poder.</a></div>
</div>
</div>
Eddy Romero Mezahttp://www.blogger.com/profile/00504014181435298948noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-605867448761440624.post-81227838023897099542013-06-11T17:22:00.003-07:002013-06-11T17:22:41.804-07:00Los intelectuales frente al sistema capitalista.<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi7E8Oefl5dQgT0p4QX3Rv54CKQSgKrog2bjcBkcAj49YpH2qCbeD8rhFQvgtBF-Pr99no_MnuG3eICbXtG1dRhchDe0-KzNLWlGLiUJfRUJx0xjk0MCQE5SsPf2LVM6kZAcDrhdYNJewM7/s1600/Robert+Nozick.+Por+qu%C3%A9+los+intelectuales+se+oponen+al+capitalismo..jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="238" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi7E8Oefl5dQgT0p4QX3Rv54CKQSgKrog2bjcBkcAj49YpH2qCbeD8rhFQvgtBF-Pr99no_MnuG3eICbXtG1dRhchDe0-KzNLWlGLiUJfRUJx0xjk0MCQE5SsPf2LVM6kZAcDrhdYNJewM7/s320/Robert+Nozick.+Por+qu%C3%A9+los+intelectuales+se+oponen+al+capitalismo..jpg" width="320" /></a></div>
<h2 style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; margin: 5px 0px; text-align: center;">
<span style="color: red; font-size: large;">INTELECTUALES Y CAPITALISMO</span></h2>
<div>
<br /></div>
<div>
<div style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: 13px; line-height: 18px; padding: 0px;">
Por: <b><i>Pablo Quintanilla </i></b>(Filósofo)</div>
<div style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: 13px; line-height: 18px; padding: 0px;">
<br /></div>
<div style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: 13px; line-height: 18px; padding: 0px; text-align: justify;">
<span style="color: blue;">En enero de 1998, el reconocido filósofo estadounidense Robert Nozick publicó un breve artículo titulado “¿Por qué los intelectuales se oponen al capitalismo?” En las últimas semanas, ese texto ha sido discutido en el Perú, lo cual es valioso en sí mismo, pues rara vez se debaten mediáticamente las tesis de un intelectual del calibre del autor de “Anarquía, Estado y utopía”, un clásico de la filosofía política. Pero, ¿qué sostiene Nozick en ese artículo? Vamos a intentar diseccionar sus tesis, respetando la propuesta global. Dice su autor:</span></div>
<div style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: 13px; line-height: 18px; padding: 0px; text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: 13px; line-height: 18px; padding: 0px; text-align: justify;">
<span style="color: blue;">(i) Los intelectuales (académicos, escritores, periodistas y otros) suelen ser críticos del capitalismo y normalmente se encuentran hacia la izquierda en el espectro político. La proporción de intelectuales adversos al capitalismo es significativamente mayor que la de otros grupos socioeconómicos de similar status.</span></div>
<div style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: 13px; line-height: 18px; padding: 0px; text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: 13px; line-height: 18px; padding: 0px; text-align: justify;">
<span style="color: blue;">(ii) Los intelectuales se perciben a sí mismos como de mayor valor que otros grupos sociales. Adicionalmente, los sistemas educativos premian a los jóvenes intelectualmente más hábiles, lo cual refuerza su auto percepción de valor. Sin embargo, el capitalismo no siempre premia a la gente por sus habilidades intelectuales ni por su valor personal, sino por su “valor de mercado”, es decir, por su capacidad para servir a los deseos de los demás. Eso genera un cierto resentimiento de los intelectuales hacia la economía de mercado.</span></div>
<div style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: 13px; line-height: 18px; padding: 0px; text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: 13px; line-height: 18px; padding: 0px; text-align: justify;">
<span style="color: blue;">Conclusión: Mientras más meritocrático, en términos de habilidad intelectual, sea el sistema educativo de un país, más críticos serán los intelectuales de ese país respecto de un sistema económico que tenga otros criterios de distribución.</span></div>
<div style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: 13px; line-height: 18px; padding: 0px; text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: 13px; line-height: 18px; padding: 0px; text-align: justify;">
<span style="color: blue;">Nozick no sostiene, necesariamente, que deban modificarse los criterios meritocráticos de los sistemas educativos, solo presenta lo que a él le parece una cuestión de hecho. Pero aunque su propuesta es interesante, se pueden formular algunos contraargumentos.</span></div>
<div style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: 13px; line-height: 18px; padding: 0px; text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: 13px; line-height: 18px; padding: 0px; text-align: justify;">
<span style="color: blue;">(1) Es posible estar de acuerdo con todas las premisas, pero no se sigue que esas sean las únicas razones, ni las más importantes, por las que los intelectuales se oponen al capitalismo. La tesis de fondo del autor es que lo que mueve a los intelectuales, en su cuestionamiento de los sistemas políticos en los que viven, es el resentimiento. Eso puede ser cierto, pero es una tesis psicológica difícil de probar y sería necesario demostrarla para que la tesis global tenga verdadero peso. Adicionalmente, no es cierto que la mayoría de los intelectuales mida el éxito en términos de mercado, si lo fuera no habrían elegido esa profesión, en primer lugar.</span></div>
<div style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: 13px; line-height: 18px; padding: 0px; text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: 13px; line-height: 18px; padding: 0px; text-align: justify;">
<span style="color: blue;">(2) Hay otra opción no considerada por Nozick, que es intuitivamente más confiable y más fácil de demostrar: los intelectuales han sido entrenados profesionalmente para ser particularmente cuestionadores de lo que ven, oyen y leen. Eso hace que sean más críticos, respecto de todo, que el promedio de los otros grupos sociales. Son más críticos acerca de la literatura y las artes que ellos mismos producen. También lo son respecto de la cultura de masas, entretenimiento y medios de prensa. No es sorprendente, por tanto, que lo sean también acerca de la sociedad en la que viven, sea esta capitalista o comunista.</span></div>
<div style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: 13px; line-height: 18px; padding: 0px; text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: 13px; line-height: 18px; padding: 0px; text-align: justify;">
<span style="color: blue;">(3) El cuestionamiento de los intelectuales al capitalismo y al comunismo no es gratuito, como lo evidencia el colapso de la Unión Soviética y el hecho de que al día de hoy hay millones de personas desempleadas y pasando miseria en los países más ricos del mundo. Que los intelectuales señalen los defectos de esos sistemas solo es una prueba de lucidez, que además puede ser constructiva. De hecho, casi todos los movimientos de reivindicación de los derechos sociales comenzaron como alguna forma de utopía intelectual antes que se tradujeran a la práctica. Sin críticos profesionales de la sociedad no habría auto reflexión de la humanidad ni progreso moral, solo conformismo, resignación y autocomplacencia.</span></div>
<div style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: 13px; line-height: 18px; padding: 0px; text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: 13px; line-height: 18px; padding: 0px; text-align: justify;">
<span style="color: blue;">(4) Es discutible que las tesis de Nozick se puedan transferir al Perú. De hecho, no es verdad que nuestros intelectuales más importantes sean los más críticos del capitalismo, especialmente si uno toma en cuenta a nuestro premio Nobel y a buena parte del periodismo y la academia. Tampoco me resulta claro que el sistema educativo peruano sea verdaderamente meritocrático. Menos aún me parece cierto que quienes más éxito económico tienen en nuestro país sean las personas con más talento para participar en el mercado. En el Perú, hay ancestrales obstáculos socioeconómicos para la movilidad social que no existen, o que son diferentes, a los que se dan en EE.UU.</span></div>
<div style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: 13px; line-height: 18px; padding: 0px; text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: 13px; line-height: 18px; padding: 0px; text-align: justify;">
<span style="color: blue;">¿Qué se infiere, entonces, de todo esto? Sin duda, no se deduce que debamos abandonar un sistema intelectualmente meritocrático que, además, no está claro tengamos. Lo que sí se infiere, a mi juicio, es que nuestro sistema educativo debe ser más equitativo, para que quienes no tienen medios económicos puedan educarse y competir exitosamente en el mercado. También se sigue que el Estado tiene dos obligaciones fundamentales: primero, debe ser un instrumento activo de movilidad social, permitiendo que las personas más capaces (en los diversos aspectos) puedan acceder a una educación de calidad. Y segundo, debe fortalecer a las instituciones que cuestionan constructivamente a la sociedad, es decir a las instituciones que albergan a los intelectuales inconformes y levantiscos, pues es solo con su apoyo que la sociedad puede repensarse a sí misma concibiendo nuevas formas de mejorar.</span></div>
<div style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: 13px; line-height: 18px; padding: 0px; text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: 13px; line-height: 18px; padding: 0px; text-align: justify;">
<span style="color: blue;">La utopía de un mundo con intelectuales acríticos es la de una sociedad de burócratas del pensamiento, dóciles, sin imaginación y mansos ante el mercado. Esa no es mi utopía. Prefiero una sociedad de ciudadanos (sean o no intelectuales) que defiendan distintos puntos de vista gracias a la claridad de su pensamiento y a la fuerza de sus razones, algo que las buenas instituciones educativas tienen que fomentar de manera meritocrática. En esa sociedad, donde el mercado está presente pero no lo decide todo, el debate perspicaz sería cosa de todos los días, tanto en la academia y la administración pública, como en los medios. En esa utópica sociedad de ideas, la habilidad de mirar más allá de lo concreto (el poder efímero, los bienes febles, la banalidad mediática) sería un hábito incorporado en los jóvenes para que, como proponía Aristóteles, se convierta para ellos en una segunda naturaleza.</span></div>
<div style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: 13px; line-height: 18px; padding: 0px;">
<br /></div>
<div style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: 13px; line-height: 18px; padding: 0px;">
<b><span style="color: red;">Fuente: Diario 16 (Perú).</span></b> 06 de junio del 2013.</div>
</div>
Eddy Romero Mezahttp://www.blogger.com/profile/00504014181435298948noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-605867448761440624.post-37207606336949906122013-04-13T10:41:00.002-07:002013-04-13T10:43:48.745-07:00Marc Augé: "Hay muchos Tiempos-muertos: los desempleos y los contratos de breve duración son algunas. Lo interesante es buscar a los Amos del Tiempo Muerto".<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjEmX0HwxqNFg1zqutoY9ApxoCJLgSinXwMnYOkNZ4QpQSLeebyTtE_OIlR3WMKv65U05cjVJQcjNatfKiOUvDKkG5OaoUwIZVTFNphW2jURYR-Ggtulfr5MslK5SF0ZyjvjYVLy0VFQwiM/s1600/Marc+Aug%C3%A9+la-comunidad-ilusoria.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjEmX0HwxqNFg1zqutoY9ApxoCJLgSinXwMnYOkNZ4QpQSLeebyTtE_OIlR3WMKv65U05cjVJQcjNatfKiOUvDKkG5OaoUwIZVTFNphW2jURYR-Ggtulfr5MslK5SF0ZyjvjYVLy0VFQwiM/s320/Marc+Aug%C3%A9+la-comunidad-ilusoria.jpg" width="213" /></a></div>
<div style="background-color: #f5f4ef; clear: left; font-family: Georgia; font-size: 16px; line-height: 22px; margin-bottom: 16px; padding: 0px;">
</div>
<h1 style="clear: both; font-family: arial, helvetica, clean, sans-serif; font-size: 36px; line-height: 37px; margin: 0px; padding: 0px; text-align: center;">
<span style="color: red;">Marc Augé: “Vamos hacia un período de mucha violencia; nunca existió una Historia calma”</span></h1>
<h2 style="color: #999999; font-family: arial, helvetica, clean, sans-serif; font-size: 16px; margin: 8px 0px 12px; padding: 0px;">
<div style="padding: 0px;">
Entrevista con el pensador que creó el concepto de "no lugar" y que está de visita en la Argentina. </div>
</h2>
<br />
<div style="background-color: #f5f4ef; clear: left; color: #333333; font-family: Georgia; font-size: 16px; line-height: 22px; margin-bottom: 16px; padding: 0px;">
Por: <b><i>Juan José Mendoza</i></b></div>
<div style="background-color: #f5f4ef; clear: left; font-family: Georgia; font-size: 16px; line-height: 22px; margin-bottom: 16px; padding: 0px; text-align: justify;">
<span style="color: blue;">En los años 90, cuando se hizo célebre con el concepto de los No-Lugares, Marc Augé era un antropólogo que salía de las comunidades africanas y latinoamericanas con las que había convivido entre los años 60 y 80. Había estudiado a los Alladian en Costa de Marfil y a los indios Puré de Venezuela. Sus ideas en torno a la sobremodernidad (una era en la que el conocimiento, la tecnología de la comunicación y el mercado se aceleran) lo pusieron en el centro de los debates intelectuales. Utilizada para describir “lugares de tránsito” o “lugares para no-estar”, su noción de los No-Lugares sirvió para comprender los escenarios anónimos del capitalismo transnacional: desde los Aeropuertos a los Shoppings, pasando por las autopistas y los supermercados. Por estos días se encuentra en la Argentina para reunirse con investigadores y dictar una serie de conferencias. Y para presentar su último libro: <b>Futuro</b>. Recientemente editado en español, Augé rescata de la Historia la idea de<b>Futuro</b>. La desempolva para recuperar algunos de sus sentidos olvidados. Y para hacer notar que no es una idea pasada de moda, ni se trata de una idea acorralada por la pérdida de la perspectiva histórica en un mundo cada vez más hundido en el “presente perpetuo”. La idea de futuro parecía una idea antigua: “Habíamos tenido una idea de futuro. Una idea utopista en el Siglo XIX y una idea de liberación en el Siglo XX. Pero el Siglo XX ha sido también el fracaso respecto de los ideales del siglo XIX.”<b></b></span></div>
<div style="background-color: #f5f4ef; clear: left; font-family: Georgia; font-size: 16px; line-height: 22px; margin-bottom: 16px; padding: 0px;">
</div>
<div style="text-align: justify;">
<b><span style="color: blue;">–¿Cómo pensar el futuro después de esos fracasos?</span></b></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="color: blue;">]–Ha habido muchas mundializaciones en la Historia, pero la globalización es una idea nueva. Hay un efecto de saturación. Los medios de comunicación suponen<b>instantaneidad</b> . Y sabemos que la última utopía fue también un fracaso. Aquella utopía de Fukuyama, la del Fin de la Historia, esa fábula de la democracia liberal. El problema es que hay dictaduras que están satisfechas con el mercado liberal. Por otro lado hay más desempleo y hay una diferencia cada vez más creciente entre los más ricos de los ricos y los más pobres de los pobres. Es decir que no hay ninguna realización de los ideales liberales. Así es que con el fracaso de las utopías del Siglo XIX y los problemas actuales tenemos miedo de imaginar el futuro.</span></div>
<br />
<div style="background-color: #f5f4ef; clear: left; font-family: Georgia; font-size: 16px; line-height: 22px; margin-bottom: 16px; padding: 0px; text-align: justify;">
<span style="color: blue;"><b>Futuro</b> podría ser pensado como la posibilidad de cuestionar la experiencia del No-Tiempo en la sociedad contemporánea: “El Espacio y el Tiempo son las dos dimensiones simbólicas necesarias para pensar la vida humana. Pero hoy hay muchos Tiempos-muertos: los desempleos y los contratos de breve duración son algunas de las muchas formas del tiempo muerto. Lo interesante es buscar a los Amos del Tiempo Muerto. Quien canta “Tiempo Muerto”, quien decide el desempleo o los contratos, distribuye las clases sociales.” A escala planetaria, Augé concibe una nueva disección de las clases sociales. Con una clase vinculada al poder, a la economía y al conocimiento ; una clase heterogénea pero conformada por seres que tienen una solidaridad entre sí. La segunda es la clase de los <b>Consumidores Simples</b>: “El Sistema necesita de esos consumidores sociales”. Y habría una tercera clase que es la de los <b>Excluidos</b>: los excluidos del conocimiento, de la economía y del poder: “Esta sociedad de clases es una sociedad global. En los países emergentes, como China o Brasil, la distancia entre los más ricos de los ricos y los más pobres de los pobres es muy grande. Y crece a nivel planetario el número de los excluidos. Y al revés, hay que decir que en los denominados “países subdesarrollados” hay ciertos polos de desarrollo del conocimiento que son semejantes a los de los países avanzados.”</span></div>
<div style="background-color: #f5f4ef; clear: left; font-family: Georgia; font-size: 16px; line-height: 22px; margin-bottom: 16px; padding: 0px;">
</div>
<div style="text-align: justify;">
<b><span style="color: blue;">–¿Cambió la idea de los No-lugares?</span></b></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="color: blue;">–Los no-lugares empíricos no existen en absoluto. De modo tal que lo que es un “no-lugar” para los unos, puede no serlo para los otros. El problema es con la comunicación. Los medios de comunicación dan la impresión de que son un mundo en sí, y no una metáfora del mundo. Hay jóvenes que viven a través de las pantallas y eso es preocupante en la medida en que es una generalización del no-lugar absoluto y de la no-relación. Creo que eso es un campo muy interesante para explorar y reflexionar: la exploración de esos otros mundos, como Internet por ejemplo. Se habla de que las redes sociales han hecho la revolución en los países árabes. Yo creo que no es el caso y estamos siendo prisioneros de una representación.</span></div>
<br />
<div style="background-color: #f5f4ef; clear: left; font-family: Georgia; font-size: 16px; line-height: 22px; margin-bottom: 16px; padding: 0px;">
</div>
<div style="text-align: justify;">
<b><span style="color: blue;">–Si en el “mundo globalizado” hay todavía clases sociales, eso significa que entonces todavía hay Historia.</span></b></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="color: blue;">–Sí. Hay diversas velocidades y diversos espacios. Pero la planetarización absoluta está del lado de la comunicación. Los medios de comunicación son más rápidos que la sociedad. Por otro lado la vida individual es muy breve comparada con la de las sociedades. De modo tal que hay una velocidad de la comunicación, hay una velocidad de la historia y hay una velocidad de la vida individual. Para los individuos, todo es utopía, porque morimos sin conocer el fin de la historia. Por el contrario, a nivel planetario y a nivel científico tenemos el sentimiento de que todavía estamos en el comienzo. Comenzamos a descubrir la infinitud del universo, millones de sistemas solares en la galaxia. La ciencia va a descubrir muchas cosas. Dentro de un siglo tendremos muchas sorpresas. Tenemos la vaga percepción de que hay algo que se nos escapa pero que es algo muy importante. Hay habitantes del planeta que están excluidos de esos conocimientos. Es la primera vez que hay diferencias tan grandes en la humanidad.</span></div>
<br />
<div style="background-color: #f5f4ef; clear: left; font-family: Georgia; font-size: 16px; line-height: 22px; margin-bottom: 16px; padding: 0px;">
</div>
<div style="text-align: justify;">
<b><span style="color: blue;">–A pesar de esta referencia a las ciencias, sus libros siempre remiten a a la literatura.</span></b></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="color: blue;">–Sí. Me parece que hay una unicidad de los saberes diversos. Es interesante conocer la reflexión literaria. Lo que me interesa en la literatura es que tiene una capacidad para hacer entender las cosas que no es tan habitual. La literatura hace una utilización atenta de la lengua, una utilización del tiempo y del espacio que me parece muy importante preservar.</span></div>
<br />
<div style="background-color: #f5f4ef; clear: left; font-family: Georgia; font-size: 16px; line-height: 22px; margin-bottom: 16px; padding: 0px;">
</div>
<div style="text-align: justify;">
<b><span style="color: blue;">–La antropología tiene hoy otros campos de aplicación: el de las comunidades virtuales por ejemplo.</span></b></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="color: blue;">–La evolución del mundo actual es algo que interesa al antropólogo para medir en un pequeño grupo los efectos de la globalización. Tenemos dos dificultades. La primera es que el contexto es siempre planetario finalmente. Es decir que debemos tomar en cuenta todo. Por otro lado, los medios de comunicación están cambiando las formas y los tipos de relaciones. Si el objeto es a la vez las relaciones y el contexto, los dos han cambiado. Pero aun así debemos tratar de entender lo que pasa.</span></div>
<br />
<div style="background-color: #f5f4ef; clear: left; font-family: Georgia; font-size: 16px; line-height: 22px; margin-bottom: 16px; padding: 0px;">
</div>
<div style="text-align: justify;">
<b><span style="color: blue;">–¿Luego de los genocidios hechos en nombre de la modernidad, realmente cree que la modernidad todavía debe ser conquistada?</span></b></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="color: blue;">–La modernidad es una lucha. La historia nunca fue un río tranquilo. Estoy convencido de que la historia no acabó. Es una buena noticia. Pero la otra noticia es que vamos hacia un período de mucha violencia. Nunca ha existido una Historia calma. Los conflictos son también globalizados. La escala misma ha cambiado. Tiene aspectos “glocales”, a la vez globales y locales. En el futuro tendremos muchas cosas que estudiar.</span></div>
<br />
<div style="background-color: #f5f4ef; clear: left; font-family: Georgia; font-size: 16px; line-height: 22px; margin-bottom: 16px; padding: 0px;">
</div>
<div style="text-align: justify;">
<b><span style="color: blue;">–Sus reflexiones en torno a la globalización o sus trabajos sobre comunidades africanas pueden dar la impresión de un Marc Augé alejado de América Latina. Sin embargo eso no es así.</span></b></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="color: blue;">–América Latina ha sido para mí una gran experiencia. Comenzó a fines de los años 80. Gracias a mis alumnos ciertamente. Pude conocer a los indios Ya-Ruro-Pumé de Venezuela y a un grupo de mujeres umbanda de los barrios de Belem, en Brasil. Para mí fue una experiencia que me ha fascinado. Además de las cuestiones humanas, está también la relación con el paisaje y la naturaleza. Lamento no estar más a menudo en América Latina.</span></div>
<br />
<div style="background-color: #f5f4ef; clear: left; color: #333333; font-family: Georgia; font-size: 16px; line-height: 22px; margin-bottom: 16px; padding: 0px;">
<br />
<strong style="font-style: inherit;">FICHA</strong><br />
<strong style="font-style: inherit;">Marc Augé en Buenos Aires</strong></div>
<div style="background-color: #f5f4ef; clear: left; color: #333333; font-family: Georgia; font-size: 16px; line-height: 22px; margin-bottom: 16px; padding: 0px;">
"El antropólogo en el espacio social actual": organizada por la Universidad Nac. 3 de Febrero y el Centro Franco-Argentino de Altos Estudios. Hoy a las 17 en el Centro Cultural Borges (Viamonte 525). Gratis.</div>
<div style="background-color: #f5f4ef; clear: left; color: #333333; font-family: Georgia; font-size: 16px; line-height: 22px; margin-bottom: 16px; padding: 0px;">
Presentación de "Futuro": Hablará de su nuevo libro publicado por Adriana Hidalgo. El autor dialogará con la periodista y poeta Raquel Garzón. Mañana a las 19 en la librería Eterna Cadencia (Honduras 5574). Gratis.<br />
<br />
"Vivir y pensar el siglo XXI": En el marco del ciclo del ministerio de Cultura porteño. Modera Pepe Eliaschev. Con inscripción previa (ceremonialcultura@buenosaires.gob.ar). El jueves a las 17.30 en Av. de Mayo 575.</div>
<div style="background-color: #f5f4ef; clear: left; color: #333333; font-family: Georgia; font-size: 16px; line-height: 22px; margin-bottom: 16px; padding: 0px;">
Fuente: Revista Ñ (Diario Clarín, Argentina). 04 de diciembre del 2012.</div>
Eddy Romero Mezahttp://www.blogger.com/profile/00504014181435298948noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-605867448761440624.post-9064072707921155192012-11-10T17:20:00.004-08:002013-04-13T10:48:08.446-07:00Entrevista a Steven Pinker, especialista en ciencias de la cognición. "La época actual es la menos violenta de la historia de la humanidad". <div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<img height="225" src="http://www.bbc.co.uk/radio4/features/science-discovery/img/steven-pinker.jpg" width="400" /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 23.6pt; margin-bottom: 5.75pt; text-align: center;">
<span style="font-family: Georgia, serif; font-size: 18.5pt; letter-spacing: -0.6pt;"><b><span style="color: red;">Hacia el fin de la crueldad</span></b><o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 10.95pt; margin-bottom: .6pt; mso-outline-level: 2;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><span style="color: red;">Steven Pinker es
considerado la estrella del pop de la psicología evolutiva y especialista en el
campo del poder cognitivo. Sostiene que la época actual es la menos violenta de
la historia de la humanidad.</span><span style="color: #333333; font-size: 7pt;"><o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="background-position: initial initial; background-repeat: initial initial; margin-bottom: 0.0001pt;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><a href="http://cultura.elpais.com/autor/eduardo_lago/a/" style="line-height: 23.6pt;" title="Ver todas las noticias de Eduardo Lago"><b><span lang="EN-US" style="color: black; font-size: 6.5pt; mso-ansi-language: EN-US; mso-bidi-font-size: 11.0pt; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES-PE; text-transform: uppercase;">EDUARDO LAGO</span></b></a><b style="line-height: 23.6pt;"><span lang="EN-US" style="font-size: 6.5pt; text-transform: uppercase;"> </span></b></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 11.5pt; margin-bottom: 8.65pt; text-align: justify;">
<span style="color: blue; font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Steven Pinker (Montreal, 1954) es catedrático de psicología experimental en la
Universidad de Harvard. Su especialidad es la psicolingüística, en particular
el estudio del proceso de adquisición del lenguaje en los niños. Autor de
numerosos trabajos y publicaciones académicas, debe su exorbitante fama a
libros de <a href="http://elpais.com/diario/2002/11/16/babelia/1037405828_850215.html">divulgación científic</a>a, como <i>El instinto
del lenguaje</i> (1994), <i>Cómo funciona la mente</i> (1997), <i>La tabla rasa</i> (2002) o <i>El mundo de
las palabras</i> (2007), de los que vende millones de ejemplares en numerosos idiomas.
Uno de los representantes más conocidos a escala mundial en el campo de la
psicología evolutiva, Pinker explica las claves del comportamiento desde una perspectiva innatista
que muchos consideran excesivamente reduccionista. Steven Pinker es una figura
pública de gran relieve que aparece asiduamente en programas de televisión y es
constante objeto de atención por parte de los medios, como lo fueron antes que
él el astrónomo Carl Sagan y el biólogo e historiador de la ciencia Stephen Jay
Gould (con quien sostuvo violentas diatribas). Las opiniones de Pinker son tan
sugerentes como controvertidas. Sus tesis tienden a ser altamente
“contraintuitivas”, lo cual le obliga a defenderlas con un riguroso aparato
estadístico y argumentaciones sólidamente ancladas en los últimos hallazgos de
las disciplinas objeto de su estudio. La revista <i>Time</i> lo caracterizó como
la “estrella pop de la psicología evolutiva”. En sus libros, Pinker defiende la
idea de que la evolución es responsable del diseño del cerebro, así como de los
mecanismos que rigen el comportamiento de nuestras facultades cognitivas y
emocionales. La tesis central de su último libro, <a href="http://www.planetadelibros.com/los-angeles-que-llevamos-dentro-libro-69243.html"><i>Los ángeles que llevamos dentro.</i></a> El declive de la
violencia y sus implicaciones, es que la época en que vivimos es la menos
violenta y cruel de cuantas ha conocido la humanidad a lo largo de la historia
en todos los ámbitos imaginables: la familia, la ciudad, las naciones, la
esfera de las relaciones internacionales. Según Pinker nunca ha habido menos
guerras ni genocidios, nunca menos represión o terrorismo que en nuestra época,
de la misma manera que jamás han sido tan bajas como lo son hoy las
posibilidades de que los seres humanos sucumbamos a una muerte violenta. La
entrevista tiene lugar en el elegante comedor del hotel Savoy, uno de los más
exclusivos de Londres.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 11.5pt; margin-bottom: 8.65pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><span style="color: red;"><b>PREGUNTA.</b> </span><span style="color: red;">Su tesis de que la
violencia ha disminuido radicalmente en todas sus manifestaciones hasta conocer
los niveles más bajos de la historia choca frontalmente con la percepción que
tenemos de la realidad circundante. ¿De qué le serviría decirle algo así a un
niño sirio?</span><span style="color: blue;"><o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 11.5pt; margin-bottom: 8.65pt; text-align: justify;">
<span style="color: blue; font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><b>RESPUESTA.</b> No es esa la pregunta
que hay que hacer y en todo caso no habría que hacérsela a un niño sirio, sino
a un niño de Angola, Vietnam, Nicaragua o cualquier otro de los innumerables
lugares del mundo que antes fueron escenarios de conflictos bélicos y hoy viven
en paz. Lo único que demuestra el hecho de que haya guerra en Siria es que el
descenso de la violencia en el mundo no ha alcanzado el nivel cero.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 11.5pt; margin-bottom: 8.65pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><span style="color: red;"><b>P.</b> ¿Cuál es la historia
de la gestación de <i>Los ángeles que llevamos
dentro</i></span><span style="color: red;">?</span><span style="color: blue;"><o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 15pt; text-align: justify;">
<span style="color: blue; font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><a href="http://www.blogger.com/blogger.g?blogID=605867448761440624" name="sumario_1"></a><i><span style="letter-spacing: -0.6pt;">La violencia no ha sido un
elemento constante a lo largo de la historia<o:p></o:p></span></i></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 15pt; text-align: justify;">
<span style="color: blue;"><i><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; letter-spacing: -0.6pt;"><br /></span></i></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 11.5pt; margin-bottom: 8.65pt; text-align: justify;">
<span style="color: blue; font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><b>R.</b> En libros como <i>La tabla rasa</i> y<i>Cómo funciona la
mente</i>, me he ocupado a fondo del concepto de “naturaleza humana”, cuestión
que se relaciona de manera muy directa con la de la violencia. ¿Tendemos o no
los seres humanos de manera innata a la violencia? La cuestión se remonta a Hobbes
y Rousseau, cuyas ideas antitéticas discuto a fondo. En los libros que he
citado antes, lo primero que he tenido que hacer es adelantarme a quienes
niegan la existencia misma de la naturaleza humana. Progresistas y pacifistas
rechazan frontalmente la idea, porque según ellos aceptar una cosa así equivale
a decir que la violencia es algo inherente a la condición humana, y por tanto
algo de lo que jamás nos podríamos librar. Los instintos violentos serían algo
que llevamos impreso en los genes, en la sangre, en el cerebro. Según los
partidarios de esta idea, aceptar la existencia de la naturaleza humana
equivale a negar toda posibilidad de cambio, pero el argumento es erróneo. La
existencia de una naturaleza humana en toda su complejidad supone que junto a
los instintos que nos impulsan a ser violentos, hay instintos de signo
contrario (los ángeles que llevamos dentro). Todo depende de qué lado de
nuestra naturaleza acabe siendo más influyente. La violencia no ha sido un
elemento constante a lo largo de la historia. Ha habido periodos históricos más
violentos que otros. Con anterioridad a la aparición del Estado, nuestros
antepasados se veían involucrados en toda suerte de conflictos armados, y el
número de muertes violentas era muchísimo más elevado que hoy. Las estadísticas
nos permiten documentar un descenso vertiginoso en el número de homicidios
cometidos desde la Edad Media hasta nuestros días. Se ha abolido una enorme
cantidad de prácticas bárbaras, como las torturas y ejecuciones públicas. En
resumen, que el hecho de que los niveles de violencia no sean constantes es
perfectamente compatible con la teoría que sostiene la existencia de la
naturaleza humana. Cuando publiqué mis conclusiones en un blog, empecé a
recibir cartas de numerosos especialistas e investigadores procedentes de
diversas disciplinas que se apresuraron a decirme que los datos que manejaban
corroboraban mi sospecha de que la violencia había ido declinando a lo largo de
la historia. Empecé a atar cabos. Yo no era consciente de que los niveles de
muerte en guerra habían declinado tanto desde el final de la guerra fría. No era
consciente del descenso de los niveles de abusos infantiles y violencia
doméstica. No me había dado cuenta de que desde 1945 no ha vuelto a haber una
sola guerra entre las grandes potencias, algo insólito en la historia. Todo eso
planteaba un enigma que me parecía importante investigar.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 11.5pt; margin-bottom: 8.65pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><span style="color: red;"><b>P.</b> En el libro vuelve
sobre la idea, ya examinada en <i>La tabla rasa,</i> </span><span style="color: red;">de que hay dos
visiones extremas y antitéticas de la naturaleza humana. La visión trágica
acepta la existencia de la naturaleza humana, con todas sus lacras y defectos.
La visión utópica la niega. La visión trágica correspondería a la visión
ideológica de la izquierda y la visión utópica a la de la derecha.</span><span style="color: blue;"><o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 11.5pt; margin-bottom: 8.65pt; text-align: justify;">
<span style="color: blue; font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><b>R.</b> Fue <a href="http://www.fundacionburke.org/fundacion-burke/sobre-edmund-burke/">Edmund Burke</a>, un
político conservador británico, quien primero articuló la idea con claridad, y
más recientemente ha vuelto sobre ello el economista e historiador de las ideas
norteamericano Thomas Sowell…, también conservador. Las cosas son más
complicadas. El hecho de que yo crea en la existencia de una naturaleza humana
no me convierte en conservador. Creo que estamos dotados de un aparato
cognitivo de signo abierto capaz de concebir ideas nuevas acerca de cómo
organizar nuestras vidas. Hemos creado instituciones como los Gobiernos, todo
cuanto guarda relación con la literatura, numerosas formas de conocimiento,
instrumentos como la prensa, las bibliotecas, las universidades y otras muchas
manifestaciones del temperamento humano. Creo que la idea de progreso es compatible
con la creencia en la existencia de la naturaleza humana.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 11.5pt; margin-bottom: 8.65pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><span style="color: red;"><b>P.</b> </span><span style="color: red;">Su libro impresiona
por lo exhaustivo de la investigación y lo ingente del aparato de notas, a
veces más de doscientas por capítulo. No parece haber dejado ninguna disciplina
sin tocar. ¿Cómo definiría su perfil profesional?</span><span style="color: blue;"><o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 15pt; text-align: justify;">
<span style="color: blue; font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><a href="http://www.blogger.com/blogger.g?blogID=605867448761440624" name="sumario_2"></a><i><span style="letter-spacing: -0.6pt;">Cuando digo que soy psicólogo
el 99% de la gente cree que soy psicoterapeuta<o:p></o:p></span></i></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 15pt; text-align: justify;">
<span style="color: blue;"><i><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; letter-spacing: -0.6pt;"><br /></span></i></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 11.5pt; margin-bottom: 8.65pt; text-align: justify;">
<span style="color: blue; font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><b>R.</b> Soy psicólogo
experimental, aunque prefiero presentarme como especialista en ciencias de la
cognición porque cuando digo que soy psicólogo el 99% de la gente cree que soy
psicoterapeuta. Las ciencias de la cognición se ocupan de estudiar el
funcionamiento de la mente, combinando la psicología experimental con la
lingüística, la inteligencia artificial, la filosofía de la mente y la
neurociencia. Mi propia especialización académica es la psicología del
lenguaje. También he llevado a cabo estudios en el campo de la cognición
visual, cómo tiene lugar la formación de imágenes en el ojo de la mente.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 11.5pt; margin-bottom: 8.65pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><span style="color: red;"><b>P.</b> </span><span style="color: red;">¿Quién garantiza que
el proceso de disminución de los niveles de violencia no experimentará un
cambio, volviéndose a producir una escalada?</span><span style="color: blue;"><o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 11.5pt; margin-bottom: 8.65pt; text-align: justify;">
<span style="color: blue; font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><b>R</b>. No se puede garantizar una cosa así,
aunque depende de la clase de violencia de que hablemos. Hay toda una serie de
prácticas que han sido abolidas con carácter irreversible. Dudo mucho que
vuelvan los sacrificios humanos. Tampoco creo en una vuelta a la costumbre de
torturar sádicamente a los condenados a muerte antes de ejecutarlos. No creo
que se restauren la crucifixión ni la práctica de arrancar las entrañas a los
reos cuando aún estaban vivos. No creo que se vuelva a legalizar la esclavitud,
aunque Napoleón la restauró, de modo que en Francia hubo que abolirla dos
veces. Creo que no es ridículo ni romántico pensar que la guerra entre naciones
puede llegar a desaparecer completamente. El cese de hostilidades bélicas entre
las naciones más desarrolladas es un hecho desde hace 67 años, y no veo por qué
el fenómeno no se pueda extender al resto de las naciones. Por otra parte, no
creo que las guerras civiles desaparezcan por completo jamás, así como tampoco
el terrorismo. Tampoco creo que los homicidios vayan a desaparecer del todo.
Creo que se seguirán haciendo avances en asuntos como la violencia de género y
la persecución de los homosexuales.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 11.5pt; margin-bottom: 8.65pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><span style="color: red;"><b>P.</b> </span><span style="color: red;">En su libro habla del
poder del arte, la música o la literatura para atenuar las tendencias violentas
del ser humano.</span><span style="color: blue;"><o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 11.5pt; margin-bottom: 8.65pt; text-align: justify;">
<span style="color: blue; font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><b>R.</b> Por lo que respecta
al poder de la música o el arte para expandir la empatía de la gente, es una
cuestión abierta, pero en el caso de la ficción creo que sí se da. En mi
opinión eso se debe a que cuando se lee una obra de ficción tiene lugar una
proyección del yo en la mente de otro individuo. En esto estoy cerca de los
planteamientos de <a href="http://cultura.elpais.com/cultura/2012/10/10/actualidad/1349870484_860813.html">Martha Nussbaum</a> y <a href="http://elpais.com/diario/2010/01/30/babelia/1264813939_850215.html">Lynn Hunt</a>, aunque no hay consenso entre los expertos en literatura.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 11.5pt; margin-bottom: 8.65pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><span style="color: red;"><b>P.</b> </span><span style="color: red;">¿Podría hablar del
poder cognitivo de la ficción?</span><span style="color: blue;"><o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 15pt; text-align: justify;">
<span style="color: blue; font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><a href="http://www.blogger.com/blogger.g?blogID=605867448761440624" name="sumario_3"></a><i><span style="letter-spacing: -0.6pt;">¿Por qué perdemos el tiempo en
cosas que sabemos que son mentira, cosas que nunca han sucedido?<o:p></o:p></span></i></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 15pt; text-align: justify;">
<span style="color: blue;"><i><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; letter-spacing: -0.6pt;"><br /></span></i></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 11.5pt; margin-bottom: 8.65pt; text-align: justify;">
<span style="color: blue; font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><b>R.</b> Un rasgo muy
destacado del <i>homo sapiens</i> es que nos encantan
las historias. No hablo sólo de la ficción literaria en sentido estricto, sino
que en el concepto de ficción englobo formas narrativas tan dispares como los
chistes, las leyendas urbanas, los programas de televisión o las películas.
Empleamos una enorme cantidad de tiempo y dinero en explorar mundos
imaginarios. Para un biólogo del <i>homo sapiens</i> como yo, esto plantea
una cuestión muy profunda. ¿Por qué perdemos el tiempo en cosas que sabemos que
son mentira, cosas que nunca han sucedido? No puedo dejar de pensar que la
ficción, la narrativa y el arte de contar historias e idear mundos imaginarios
son actividades que tienen una función, y se trata de una función cognitiva,
destinada fundamentalmente a representar distintas situaciones en el ojo de la
mente, explorando lo que puede suceder en mundos posibles, y creo que no es
implausible que cualquier agente dotado de inteligencia tenga que manipular,
navegar un mundo social muy complejo en lugar de pensarlo todo en tiempo real.
Cuando estás en una situación que o bien la has imaginado tú o alguien la ha
imaginado para ti, son muchas las maneras posibles de reaccionar. Todos los
conflictos de intereses que se dan en el trato humano producen placer al verlos
representados en clave de ficción. La narrativa es una manera de explorar el
vasto espacio de las relaciones humanas en el recinto seguro de la mente.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 11.5pt; margin-bottom: 8.65pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><span style="color: red;"><b>P.</b> </span><span style="color: red;">¿Esa es la razón por
la que la sed de historias que tenemos cuando somos niños nunca muere en
nosotros?</span><span style="color: blue;"><o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 11.5pt; margin-bottom: 8.65pt; text-align: justify;">
<span style="color: blue; font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><b>R.</b> Las palabras nos
permiten explorar los límites más alejados de la experiencia humana. Esa es la
razón por la que una proporción importante de la narrativa, especialmente en el
caso de los niños, tiene un componente mágico. ¿Hasta dónde es posible extender
la comprensión del mundo yendo más allá de lo que experimentamos en el curso de
nuestra vida diaria? Nuestras experiencias son limitadas y repetitivas. La
inmersión en mundos imaginarios nos permite acariciar la posibilidad del
milagro, la magia, la posibilidad de ampliar los límites del mundo violentando
las leyes de la física, de la lógica y la psicología. Eso es una conjetura, una
hipótesis acerca de por qué los humanos amamos de tal manera la ficción.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 15pt; text-align: justify;">
<span style="color: blue; font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><a href="http://www.blogger.com/blogger.g?blogID=605867448761440624" name="sumario_4"></a><i><span style="letter-spacing: -0.6pt;">Para mi generación capitalismo
y guerra eran nociones intercambiables<o:p></o:p></span></i></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 11.5pt; margin-bottom: 8.65pt; text-align: justify;">
<span style="color: blue; font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><b><br /></b></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 11.5pt; margin-bottom: 8.65pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><span style="color: red;"><b>P.</b> Además de a Hobbes y
Rousseau, en su libro presta mucha atención a la figura de Immanuel Kant. El
análisis que hace de <i>La paz perpetua</i> </span><span style="color: red;">sugiere que para
usted Kant es quien mejor ha sabido defender la idea de la paz en términos
estrictamente racionales.</span><span style="color: blue;"><o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 11.5pt; margin-bottom: 8.65pt; text-align: justify;">
<span style="color: blue; font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><b>R</b>. Así es. Hay que tener en cuenta,
además, que Kant sí creía en la existencia de la naturaleza humana, con todos
sus defectos. Sus argumentos a favor de la paz resultan valiosos precisamente
porque no son románticos ni éticos. No decía: “La paz es buena, por tanto,
seamos pacifistas”. Era perfectamente consciente de que para alcanzar la paz es
necesario implementar un sistema que reduzca los incentivos que arrastran a las
naciones a la guerra. No sirve de nada transformar mi espada en un arado si mi
vecino no hace lo mismo, porque en ese caso estoy abocado a convertirme en su
víctima. Kant era lo suficientemente cínico como para comprender que el
pacifismo unilateral no lleva a la paz. A esta percepción clarividente se suman
varias sugerencias sumamente prácticas, como su defensa de la democracia,
aunque él no empleaba ese término, sino republicanismo. Kant defendía la idea
del comercio como vehículo de paz. Si tus intereses están entremezclados con
los de tu vecino el riesgo de enfrentamiento disminuye. Otras ideas sumamente
avanzadas que preconizó fueron la formación de una comunidad internacional de
naciones y el cultivo de la hospitalidad universal. También defendió la idea de
que no hubiera ejércitos permanentes, aunque no prevaleció. Lo esencial es que
comprendió que la solución para acabar con las guerras era estructural, no
ética.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 11.5pt; margin-bottom: 8.65pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><span style="color: red;"><b>P.</b> </span><span style="color: red;">En su libro discute
la idea de una Paz Capitalista, ¿cree en la existencia de algo así?</span><span style="color: blue;"><o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 11.5pt; margin-bottom: 8.65pt; text-align: justify;">
<span style="color: blue; font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><b>R.</b> Es una idea herética,
que me ha causado regocijo comprobar que procede de Noruega y Suecia, lo cual
le otorga una cierta legitimidad. En mi opinión se trata de una constatación
empírica, que no guarda ninguna relación con cuestiones ideológicas. Los datos
empíricos dan a entender que los países capitalistas son menos proclives a
embarcarse en guerras. Que alguien de mi generación, forjado en los ideales de
la década de los sesenta, con su fuerte sentimiento antibelicista, diga algo
así, puede resultar chocante. Para mi generación capitalismo y guerra eran nociones
intercambiables, pero las estadísticas dan a entender que la idea no es ningún
despropósito. Desde que China, que no es un país democrático, se hizo
capitalista a finales de los ochenta, no se ha vuelto a ver involucrada en
ninguna guerra. Si el objetivo es ganar dinero, no reparar injusticias
ancestrales, no la gloria nacional ni la venganza en nombre del honor patrio,
la guerra pasa a un segundo plano. No digo que los datos que avalan esa
hipótesis sean incontestables, pero creo que es una hipótesis digna de tenerse
en cuenta. En ese sentido, me parece altamente significativo que la Unión
Europea haya sido recientemente galardonada con el Premio Nobel de la Paz.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 11.5pt; margin-bottom: 8.65pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><span style="color: red;"><b>P.</b> </span><span style="color: red;">En la gradación de
movimientos favorables a un proceso de humanización de las tendencias que
disminuyen la violencia, como los derechos de toda clase de minorías, le presta
un papel importante a la defensa de los derechos de los animales.</span><span style="color: blue;"><o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 11.5pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><b><span style="color: blue;">R</span></b><span style="color: blue;">. El movimiento a favor de los derechos de los animales es el mejor
indicador de lo mucho que se ha avanzado en el camino que lleva hacia una
disminución gradual de la violencia en el mundo. Se trata de un indicador
importante porque en este caso las víctimas no están en condiciones de
defenderse. Velar por los derechos de los animales es cuestión de razón pura,
de pura empatía. Es el mejor ejemplo posible de cómo los ángeles que llevamos
dentro pueden influir de manera beneficiosa en nuestro comportamiento.</span></span><span style="font-family: Arial, sans-serif; font-size: x-small;"><o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="background-position: initial initial; background-repeat: initial initial; line-height: 11.5pt;">
<span style="font-family: Arial, sans-serif; font-size: 8pt;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="color: red;"><b>Fuente: </b>Diario El País (España). </span>09 de noviembre del 2012.</div>
Eddy Romero Mezahttp://www.blogger.com/profile/00504014181435298948noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-605867448761440624.post-18394318040405982502012-08-07T17:40:00.000-07:002012-08-09T13:43:49.407-07:00Crítica al ensayo "La civilización del espectáculo" de Mario Vargas Llosa. Nelson Manrique: " No existen culturas superiores e inferiores sino culturas de sociedades ricas y culturas de sociedades pobres".<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgcFgfqZeyhG_31ppHm_6CbyMJrNWPQBqiIjXyksbeJz36l6viWKw0qbiT98GnuibRaOH3GI_sZz3GaNnikFj4pe7Crr83nH0NAJ7gbdPz9cEMN7U5q6V1T9p7fmDFC6g5Wk7cAeK9jxqZM/s1600/Cr%C3%ADtica+al+ensayo+La+civilizaci%C3%B3n+del+espect%C3%A1culo+de+Mario+Vargas+Llosa.+Nelson+Manrique..jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="218" kda="true" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgcFgfqZeyhG_31ppHm_6CbyMJrNWPQBqiIjXyksbeJz36l6viWKw0qbiT98GnuibRaOH3GI_sZz3GaNnikFj4pe7Crr83nH0NAJ7gbdPz9cEMN7U5q6V1T9p7fmDFC6g5Wk7cAeK9jxqZM/s400/Cr%C3%ADtica+al+ensayo+La+civilizaci%C3%B3n+del+espect%C3%A1culo+de+Mario+Vargas+Llosa.+Nelson+Manrique..jpg" width="400" /></a></div>
<br />
<div style="text-align: center;">
<span style="color: red; font-size: large;"><strong>El espectáculo de la civilización (I)</strong></span></div>
<br />
Por: <strong><em>Nelson Manrique</em></strong> (Historiador y sociólogo)<br />
<br />
<div style="text-align: justify;">
<span style="color: blue;">El reciente libro de Mario Vargas Llosa La civilización del espectáculo (Alfaguara 2012) viene provocando, como era de esperar, una amplia polémica.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="color: blue;">Vargas Llosa abre su ensayo con una constatación provocadora. Posiblemente nunca en la historia se ha escrito tanto como ahora sobre la cultura, precisamente cuando ésta, “en el sentido que tradicionalmente se ha dado este vocablo, está en nuestros días a punto de desaparecer. Y acaso haya desaparecido ya, discretamente vaciada de su contenido y éste reemplazado por otro, que desnaturaliza el que tuvo” (9). Ese nuevo contenido que ha asesinado a la cultura, o está en trámite de hacerlo, es la civilización del espectáculo.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="color: blue;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="color: blue;">“¿Qué quiere decir civilización del espectáculo? La de un mundo donde el primer lugar en la tabla de valores vigente lo ocupa el entretenimiento, y donde divertirse, escapar del aburrimiento, es la pasión universal” (23). La muerte de la cultura y su reemplazo por el espectáculo y el simulacro constituye para Vargas Llosa la razón última de todas las desgracias que aquejan al mundo, desde la crisis ética y económica hasta degradación de lo que otrora fueron grandes quehaceres humanos como las letras, el arte, la política, la religión, el sexo, etc.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="color: blue;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="color: blue;">Para Vargas Llosa el triunfo de la civilización del espectáculo fue una consecuencia de la prosperidad vivida luego de la Segunda Guerra Mundial, que permitió el crecimiento de la clase media, el bienestar, la libertad de costumbres y un espacio siempre creciente para el entretenimiento. El otro factor -el más importante para su argumentación- fue la democratización de la cultura: “Se trata de un fenómeno que nació de una voluntad altruista… (pero que) ha tenido el indeseado efecto de trivializar y erosionar la vida cultural… la cantidad a expensas de la calidad” (26).</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="color: blue;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="color: blue;">La democratización de la cultura, afirma, provocó “la desaparición de la alta cultura, obligatoriamente minoritaria por la complejidad y a veces hermetismo en sus claves y códigos, y la masificación de la idea misma de cultura” (24). Provocó luego la desaparición de la crítica y su reemplazo por la publicidad, “convirtiéndose ésta en nuestros días no sólo en parte constitutiva de la vida cultural sino en su vector determinante” (26). A ella se añadió la masificación, que fue acompañada por “la extensión del consumo de drogas a todos los niveles de la pirámide social” (28), el laicismo, la banalización de la política, el eclipse de los intelectuales, el empobrecimiento de las ideas como fuerza motora de la vida cultural, el reemplazo de la información por el entretenimiento, la frivolización como norma, la degradación del sexo, etc.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="color: blue;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="color: blue;">¿Qué entiende Vargas Llosa por cultura? En primer lugar, se trata de un bien preciado creado por Occidente, y más específicamente por Europa. En las más de 150 páginas de su ensayo no hay una sola mención a las riquísimas creaciones, pasadas y presentes -ni siquiera en las materias que le preocupan, las letras y las artes-, de la India, China, Japón, Mesoamérica, ni, por supuesto, los Andes. No existe ni la más remota alusión a que éstas pudieran haber influido de alguna manera en el desarrollo de la humanidad. A lo más, figura el mundo musulmán, como reflejo invertido de lo que es la cultura. Europa es la creadora de la “cultura de la libertad” y ésta es la única que merece llamarse “cultura”.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="color: blue;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="color: blue;">En segundo lugar, como ya se ha visto, la cultura para Vargas Llosa es un quehacer de pequeñas minorías, elites. No cabe siquiera la distinción entre “alta” y “baja” cultura, aunque sociólogos y antropólogos hayan sembrado la confusión sobre una materia tan clara. Los antropólogos “establecieron que cultura era … todo aquello que un pueblo dice, hace, teme o adora”, definición que, por supuesto, él rechaza: “una cosa es creer que todas las culturas merecen consideración ya que en todas hay aportes positivos a la civilización humana, y otra, muy distinta, creer que todas ellas, por el mero hecho de existir, se equivalen ... La corrección política ha terminado por convencernos de que es arrogante, dogmático, colonialista y hasta racista hablar de culturas superiores e inferiores” (46). Los sociólogos, por su parte, han ido más allá, “incorporando a la idea de cultura, como parte integral de ella, a la incultura, disfrazada con el nombre de cultura popular” (idem).</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="color: blue;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="color: blue;">Hay, pues, bastante materia por discutir. Volveré sobre el tema.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="color: blue;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span class="glr-left glr-post-date" style="color: black;"><span style="color: red;"><strong>Fuente:</strong> Diario La República (Perú).</span> Martes, 03 de julio de 2012.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="color: blue;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="color: blue;"><br /></span></div>
<div style="text-align: center;">
<span class="glr-left glr-post-date" style="color: red; font-size: large;"><strong>El espectáculo de la civilización (II)</strong></span></div>
<span style="color: blue;"><div style="text-align: justify;">
<br /></div>
</span><div style="text-align: justify;">
<span class="glr-left glr-post-date" style="color: black;">Por: Nelso<strong><em>n Manrique</em></strong> (Historiador y sociólogo)</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="color: blue;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="color: blue;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="color: blue;">En su libro La civilización del espectáculo (Alfaguara 2012) Mario Vargas Llosa rechaza que las culturas tengan igual valor. Para él, es un hecho establecido que hay culturas superiores e inferiores y sólo el miedo a la sanción social impide proclamar públicamente esta obvia verdad: “La corrección política ha terminado por convencernos de que es arrogante, dogmático, colonialista y hasta racista hablar de culturas superiores e inferiores” (46). </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="color: blue;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="color: blue;">La distinción que él establece entre culturas vale también para adentro, para los componentes de una cultura nacional, porque las creaciones populares no merecen el nombre de cultura. Los sociólogos, sostiene, han enredado las cosas, “incorporando a la idea de cultura, como parte integral de ella, a la incultura, disfrazada con el nombre de cultura popular” (idem). Para él, tiene una gran culpa en esta desgraciada deriva el crítico literario ruso Mijail Bajtín: “Bajtín y sus seguidores … abolieron las fronteras entre cultura e incultura y dieron a lo inculto una dignidad relevante” (47). El resultado ha sido un discepoliano cambalache: “De este modo han ido desapareciendo de nuestro vocabulario, ahuyentados por el miedo a incurrir en la incorrección política, los límites que mantenían separadas a la cultura de la incultura, a los seres cultos de los incultos” (idem).</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="color: blue;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="color: blue;">Comencemos por la desigualdad entre las culturas. Mario Vargas Llosa está absolutamente convencido de la superioridad intrínseca de la cultura europea: “la civilización”, el culmen del desarrollo cultural de la humanidad, “la cultura de la libertad”, que todos debieran tener la dicha de alcanzar. Dicho sea de paso, ese es el don que prometen los proyectos coloniales: “civilizar” a los nativos. Por supuesto, Vargas Llosa se refiere a la cultura europea nacida con la modernidad, pues hasta inicios del siglo XVI la Europa que salía del Medioevo se encontraba atrasada con relación a otras culturas, como la china, como lo ha mostrado, entre otros, el francés Olivier Dollfus.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="color: blue;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="color: blue;">¿Cómo explicar que unas culturas alcancen una difusión universal y otras terminen arrinconadas, o eventualmente desaparezcan? Para Mario Vargas Llosa esto es el resultado natural de la superioridad de unas y la inferioridad de otras: el castellano se impone y el quechua y el náhuatl declinan porque la cultura asociada a aquel es superior a las de éstos.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="color: blue;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="color: blue;">Pero, variando el ángulo de enfoque, resulta difícil creer que al iniciarse la expansión europea la cultura castellana fuera significativamente superior a la catalana, gallega, vasca o valenciana, para hablar de sus vecinas, o la provenzal, para ir más allá de los límites de España. Quienes conocen estas lenguas opinan que son tan buenas como el castellano. ¿Cómo explicar entonces que cinco siglos después sus vecinas sean apenas lenguas regionales de unos pocos millones de hablantes, mientras el castellano (español, para los españoles) sea la lengua hablada por 500 millones de seres humanos, la segunda más hablada del mundo (tras del chino mandarín) por el número de personas que la tienen como lengua materna, sea hablada en 75 países y sea el idioma oficial de 21? Esto no es el resultado de su intrínseca superioridad sino de que era la lengua hablada por la potencia colonial que impuso su hegemonía en el mundo durante tres siglos.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="color: blue;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="color: blue;">El poder económico colonial –y por supuesto el militar que le acompaña– permite imponer la lengua y la cultura de los conquistadores. Eso lo tenía muy claro Antonio de Nebrija, el autor de la Gramática de la Lengua Castellana, la primera gramática de una lengua popular del mundo, en una fecha tan temprana como 1492, cuando la dedicó al rey de España explicando que sería un instrumento fundamental para imponer la cultura del conquistador a los vencidos. El mismo razonamiento vale para el portugués, hablado hoy por más de 250 millones, y para el inglés, la lengua impuesta por Inglaterra y EEUU, las dos potencias hegemónicas durante los dos siglos siguientes, que hoy es hablado por mil millones.</span></div>
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<span style="color: blue;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="color: blue;">No estamos pues ante “culturas ricas” y “culturas pobres” sino ante culturas asociadas a sociedades ricas (y poderosas) y culturas asociadas a sociedades pobres (y dominadas). La cultura, como todo quehacer humano, tiene una base material y en la relación entre ambas está la clave de su fortuna, o la falta de ella.</span></div>
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<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<span class="glr-left glr-post-date"><span style="color: black;"><span style="color: red;"><strong>Fuente:</strong> Diario La República (Perú).</span> <span class="glr-left glr-post-date">Martes, 17 de julio de 2012.</span></span></span></div>
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<span style="color: blue;"><br /></span></div>
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<span style="color: blue;"><br /></span></div>
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<span class="glr-left glr-post-date"><span class="glr-left glr-post-date" style="color: red; font-size: large;"><strong>El espectáculo de la civilización (III)</strong></span></span></div>
<span style="color: blue;"><div style="text-align: justify;">
<br /></div>
</span><div style="text-align: justify;">
<span style="color: black;">Por: <strong><em>Nelson Manrique</em></strong> (Historiador y sociólogo)</span></div>
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<span class="glr-left glr-post-date" style="color: blue;">En La civilización del espectáculo (Alfaguara 2012) Mario Vargas Llosa afirma que existen culturas superiores e inferiores: de una parte la cultura europea y de la otra las de los demás continentes. <br /><br />El objetivo último de la cultura es crear una trama de significaciones que dé sentido a lo que somos, nuestro lugar en el universo y nuestro quehacer humano. Sostengo que no hay culturas superiores e inferiores porque toda cultura que es capaz de cumplir tales funciones tiene la potencialidad intrínseca de crecer y desarrollarse ilimitadamente. Las barreras que suelen limitarlas no son culturales sino económicas, y son igualmente económicas las razones que convierten a unas en hegemónicas y a otras en subordinadas. No es la superioridad de las culturas castellana, portuguesa e inglesa la que les ha otorgado mayor influencia a nivel mundial sino ser el bagaje de potencias coloniales que dominaron buena parte del mundo, y pudieron imponer no sólo su dominio económico y político sino también sus culturas y lenguas.<br /><br />No existen culturas superiores e inferiores sino culturas de sociedades ricas y culturas de sociedades pobres. Las culturas que se asientan en la pobreza se desarrollan pobremente, mientras que las culturas sostenidas por una base económica poderosa se desarrollan con gran poder. Removidas las barreras que limitan a las “culturas pobres” estas suelen recuperarse con bastante rapidez.<br /><br />La asociación entre cultura y economía es decisiva. Grupos sociales de condición económica semejante muestran un nivel de desarrollo cultural similar, aun si pertenecen a distintas culturas. El castellano hablado por los campesinos de Cajabamba (tomo un ejemplo que me sugirió Alfredo Torero) es tan pobre como el quechua que hablan los campesinos de ciertas provincias de Andahuaylas: ambos tienen un léxico muy limitado; apenas algo así como unas 450 palabras. Esto no es resultado de su “inferioridad cultural” ni de la pobreza intrínseca de las lenguas que hablan sino de la pobreza de las experiencias a las que su marginalidad económica los confina. El quechua no necesitará crear un léxico para designar el mundo de la informática mientras éste sea ajeno a la experiencia de una fracción significativa de sus hablantes.<br /><br />Toda cultura humana es capaz de asimilar los logros culturales de las otras y de poder nombrarlos en su propia lengua, y toda lengua, y toda cultura, pueden enriquecerse ilimitadamente con los logros de sus cultores y los aportes de los otros. Recientemente la Real Academia Española ha incorporado a su Diccionario los términos “tuitear” y “tuit”, castellanizando términos que aluden a la navegación en el Twitter para las cuales no existían palabras en el castellano. Cuando tuitear se vuelva un quehacer habitual para los quechuahablantes estos crearán las palabras adecuadas para expresarlo, o las adaptarán de otras lenguas.<br /><br />La supuesta “superioridad” e “inferioridad” de las culturas es consecuencia de las diferencias sociales, y principalmente económicas, que separan a sus cultores. Si se compara, por ejemplo, las culturas indígenas y la cultura occidental en el Perú, esta última aparece como inmensamente superior a aquellas. Pero estamos comparando lo incomparable: por una parte culturas de grupos social y económicamente deprimidos, que sufren todos los tipos de marginación, excluidos de todos los circuitos de poder económico, político y simbólico, excluidos del sistema educativo, sin especialistas de la cultura rentados y cuyos cultores son productores materiales que se ganan la vida con sus manos (agricultores, artesanos, comerciantes, informales), que adicionalmente producen cultura. Culturas quebradas en su estructura interna por la represión colonial y que a pesar de eso sobreviven y crean. De la otra, una cultura oficial que cuenta con inmensos recursos: ministerios de educación y cultura, presupuestos de miles de millones, circuitos de universidades, colegios, escuelas, bibliotecas, laboratorios, museos, centenares de miles de especialistas de la cultura (los maestros) pagados por el Estado o por el sector privado, industrias culturales y editoriales, amplios circuitos de difusión nacional e internacional. Y lo más importante, intelectuales que, dentro de la división social del trabajo, se ganan la vida produciendo cultura. La diferencia está en la base económica.</span><span class="glr-left glr-post-date"></span></div>
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<div style="text-align: justify;">
<span class="glr-left glr-post-date"><span style="color: black;"><span style="color: red;"><strong>Fuente:</strong> Diario La República (Perú).</span> <span class="glr-left glr-post-date">Martes, 31 de julio de 2012.</span></span></span></div>
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<span style="color: blue;"><br /></span></div>
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<span style="color: blue;"><br /></span></div>
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<span class="glr-left glr-post-date"><span class="glr-left glr-post-date" style="color: red; font-size: large;"><strong>El espectáculo de la civilización (IV) </strong></span></span></div>
<span class="glr-left glr-post-date"><span class="glr-left glr-post-date"><div style="text-align: justify;">
<br /><span class="glr-left glr-post-date" style="color: black;">Por: <strong><em>Nelson Manrique</em></strong> (Historiador y sociólogo)</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="color: blue;"></span></div>
</span></span>
<div style="text-align: justify;">
<span style="color: blue;">En La civilización del espectáculo (Alfaguara 2012, Mario Vargas Llosa afirma que existen culturas superiores e inferiores y además que, al interior de un mismo grupo social –como una nación por ejemplo– solo merece el nombre de cultura la producción de una pequeña elite, quedando fuera el quehacer creativo del resto de la sociedad. </span></div>
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<span style="color: blue;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="color: blue;">Vargas Llosa rechaza hasta la separación entre la “alta cultura”, “cultura culta” o “cultura de elite”, y la “baja cultura” o “cultura popular”. Para Vargas Llosa, los sociólogos empeñados en hacer crítica literaria han sembrado la confusión sobre este tema, “incorporando a la idea de cultura, como parte integral de ella, a la incultura, disfrazada con el nombre de cultura popular” (p. 46). La “incultura”, según el diccionario de la RAE, es la “falta de cultivo o de cultura”. El resultado, sigue MVLl, es un oceánico cambalache, que podría terminar en “un mundo sin valores estéticos” y hasta en extinción de la cultura misma: “De este modo han ido desapareciendo de nuestro vocabulario, ahuyentados por el miedo a incurrir en la incorrección política, los límites que mantenían separadas a la cultura de la incultura a los seres cultos de los incultos” (ídem). Detengámonos en las relaciones entre la “cultura de elite” y la “cultura popular”, la no-cultura, para Vargas Llosa.</span></div>
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<span style="color: blue;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="color: blue;">Un momento decisivo en la historia de la humanidad fue aquel en que aparecieron los especialistas de la cultura; gente que dentro de la división social del trabajo tenía como función exclusiva el trabajo intelectual. Esto solo fue posible cuando la humanidad alcanzó un cierto grado de productividad. Mientras los humanos fueron solo recolectores, cazadores y pescadores todos los integrantes del horda tenían que trabajar manualmente para producir los medios de vida imprescindibles para su supervivencia; quien hubiera pretendido dedicarse solo a las labores del pensamiento hubiera muerto de inanición. Fue solo con el descubrimiento de la agricultura que los humanos empezaron a producir más de lo que consumían y con el tiempo se creó un excedente económico permanente y en continua expansión, que a un determinado nivel permitió la separación del trabajo manual y el trabajo intelectual. Ahora la sociedad podía mantener a una fracción social, los intelectuales, que podían desentenderse del trabajo manual porque la sociedad les aportaba los medios de vida necesarios para su supervivencia.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="color: blue;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="color: blue;">La distinción fundamental entre la “cultura de elite” y la “cultura popular” es que la primera es el resultado del trabajo de especialistas de la cultura que ejercen el trabajo intelectual como manera de ganarse la vida, mientras que la cultura popular es producida por trabajadores que producen manualmente (artesanos, obreros, campesinos, comerciantes) y adicionalmente producen cultura. Hay estrechas relaciones entre ambas; Antonio Gramsci sostenía que una cultura nacional vigorosa es aquella donde los especialistas de la cultura recogen lo mejor de la cultura popular (mitos, cosmovisiones, saberes empíricos, artesanías) y, premunidos de determinadas herramientas conceptuales, son capaces de convertirlo en saber especializado o “alta cultura”: literatura, filosofía, ciencia y tecnología, arte. A su vez, el saber de los especialistas, convertido en “buen sentido”, retornaba sobre saber popular, enriqueciéndolo. Una de las mayores limitaciones de nuestra cultura peruana es la dificultad de los especialistas de la cultura en buscar en nuestros riquísimas culturas populares los temas sobre los cuales producir un saber especializado original.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="color: blue;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="color: blue;">Los especialistas de la cultura o intelectuales no son tan libres como creen serlo. En la Antigüedad tenían que trabajar para monarcas (Platón, Aristóteles, Séneca), en la Edad Media para la Iglesia, durante el Renacimiento para las familias patricias que ejercían de mecenas y hoy para el mercado.</span></div>
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<span style="color: blue;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="color: blue;">Ahí nace uno de los grandes problemas de Mario Vargas Llosa. Su cerrada defensa en la economía de mercado, como la única instancia que debe asignar el valor de las cosas, produce en el ámbito de la cultura resultados que él abomina. En la sociedad del espectáculo: “la distinción entre precio y valor se ha eclipsado y ambas cosas son ahora una sola, en la que el primero ha absorbido y anulado al segundo ... El único valor es el comercial ... El único valor existente es ahora el que fija el mercado” (p. 22).</span></div>
<br />
<span class="glr-left glr-post-date"><span style="color: red;"><strong>Fuente:</strong> Diario La República (Perú).</span> <span class="glr-left glr-post-date">Martes, 07 de agosto de 2012.</span></span>Eddy Romero Mezahttp://www.blogger.com/profile/00504014181435298948noreply@blogger.com3tag:blogger.com,1999:blog-605867448761440624.post-77561625151825130912012-04-29T16:34:00.001-07:002012-04-29T16:38:31.532-07:00George Orwell y la guerra civil española. Homenaje a Cataluña.<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgN-l1jix5IWXhOcKniSA7cdiI47HizW8VjrgqYLHQyBbrpzZR8d0sQxDTB7ZhFb14jg1Rkf63-_o7NozEc1hKu3kCwPbEskWWSqbdFHzF_HnybEknT9VA1Tn3L9kUcgIh82TYFRFM26BDS/s1600/George+Orwell+y+la+guerra+civil+espa%C3%B1ola.+Homenaje+a+Catalu%C3%B1a..jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgN-l1jix5IWXhOcKniSA7cdiI47HizW8VjrgqYLHQyBbrpzZR8d0sQxDTB7ZhFb14jg1Rkf63-_o7NozEc1hKu3kCwPbEskWWSqbdFHzF_HnybEknT9VA1Tn3L9kUcgIh82TYFRFM26BDS/s320/George+Orwell+y+la+guerra+civil+espa%C3%B1ola.+Homenaje+a+Catalu%C3%B1a..jpg" width="223" /></a></div>
<h1 id="titulo_noticia" style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', Times, serif; font-size: 32px; font-style: italic; font-weight: normal; letter-spacing: -1px; line-height: 41px; margin-bottom: 10px; margin-left: 0px; margin-right: 0px; margin-top: -3px; text-align: center;">
<span style="background-color: #fce5cd; color: red;">El mensaje de Orwell</span></h1>
<div id="subtitulo_noticia">
<h2 style="background-attachment: initial; background-clip: initial; background-image: none; background-origin: initial; background-position: 0px 7px; font-family: Arial, Helvetica, Garuda, sans-serif; font-size: 12px; font-weight: normal; line-height: 19px; list-style-type: none; margin-bottom: 1px; margin-left: 0px; margin-right: 0px; margin-top: 0px; padding-bottom: 0px; padding-left: 0px; padding-right: 0px; padding-top: 0px; text-align: center;">
<span style="background-color: #fce5cd; color: red;">El optimismo de aquella gente martirizada por la guerra civil que describe el escritor inglés, se basaba en la confianza en el futuro y en esa sensación de que el mundo iba a convertirse en un lugar mejor. A partir de ahí, hay que empezar a fundar el porvenir.</span></h2>
<div>
<span style="background-color: #fce5cd;"><br /></span></div>
<div>
<div style="font-family: Arial, Helvetica, Garuda, sans-serif; font-size: 14px; line-height: 20px; margin-bottom: 15px;">
<span style="background-color: #fce5cd;"><span style="color: #666666; font-size: 12px; line-height: 18px;">Por:</span><strong style="color: #666666; font-size: 12px; line-height: 18px;"> Jordi Soler. </strong><span style="color: #666666; font-size: 12px; line-height: 18px;">E</span><span style="color: #666666; font-size: 12px; line-height: 18px;">scritor. Sus últimos libros son </span><em style="color: #666666; font-size: 12px; line-height: 18px;">Diles que son cadáveres</em><span style="color: #666666; font-size: 12px; line-height: 18px;"> y </span><em style="color: #666666; font-size: 12px; line-height: 18px;">Dalí y la más inquietante de las chichas yeyé</em><span style="color: #666666; font-size: 12px; line-height: 18px;"> (ambos en Mondadori).</span>
</span></div>
<div style="font-family: Arial, Helvetica, Garuda, sans-serif; font-size: 14px; line-height: 20px; margin-bottom: 15px; text-align: justify;">
<span style="background-color: #fce5cd; color: blue;">Hace 75 años, el escritor inglés George Orwell, llegó a España, con el proyecto de pelear en la Guerra Civil. En su viaje desde Inglaterra, hizo una escala en París, que aprovechó para completar un trámite en el consulado español y, sobre todo, para conversar con Henry Miller. Los escritores se tenían mutua admiración a pesar de que, o quizá justamente por esto, la obra de Miller estaba situada en las antípodas de la de Orwell.</span></div>
<div style="font-family: Arial, Helvetica, Garuda, sans-serif; font-size: 14px; line-height: 20px; margin-bottom: 15px; text-align: justify;">
<span style="background-color: #fce5cd; color: blue;">El secretario del escritor neoyorquino escribió un registro de aquel encuentro, que fue amistoso, entrañable e ideológicamente muy tirante. Cuando Orwell le explicó su proyecto de viajar a España para combatir el fascismo, y habló del deber moral que, desde su punto de vista, tenían los escritores frente a aquel formidable enemigo, Miller trató de hacerle ver que aquellas ideas eran propias de un boy-scout, y después le dijo textualmente: “Ir a España en este momento es el acto de un idiota”.</span></div>
<div style="font-family: Arial, Helvetica, Garuda, sans-serif; font-size: 14px; line-height: 20px; margin-bottom: 15px; text-align: justify;">
<span style="background-color: #fce5cd; color: blue;">Al final de aquella reunión, Miller hizo su contribución personal a la causa de la República Española: le regaló a Orwell su abrigo de pana.</span></div>
<div style="font-family: Arial, Helvetica, Garuda, sans-serif; font-size: 14px; line-height: 20px; margin-bottom: 15px; text-align: justify;">
<span style="background-color: #fce5cd; color: blue;">Con ese abrigo de pana llegó el escritor inglés a Barcelona, a principios de 1937. Se apuntó en el cuartel Lenin y se vistió con el uniforme que le adjudicaron y que él identificó inmediatamente como <em>multiforme</em>, porque las prendas no coincidían, ni entre ellas mismas, ni con las de ningún otro miliciano.</span></div>
<div style="font-family: Arial, Helvetica, Garuda, sans-serif; font-size: 14px; line-height: 20px; margin-bottom: 15px; text-align: justify;">
<span style="background-color: #fce5cd; color: blue;">“Como estábamos en España, todo se hacía sin ton ni son”, nos cuenta Orwell en el primer capítulo de ese libro raro, estruendoso, conmovedor y hermosísimo que es <em>Homenaje a Cataluña.</em> Un libro que es, en realidad, un homenaje a ese mundo lleno de ideales, de solidaridad y de respeto por el otro que, en esta época nuestra tan dineraria y feroz, cuesta trabajo concebir.</span></div>
<div style="font-family: Arial, Helvetica, Garuda, sans-serif; font-size: 14px; line-height: 20px; margin-bottom: 15px;">
</div>
<div style="margin-bottom: 15px; text-align: justify;">
<span style="background-color: #fce5cd; color: blue;">Además del <em>multiforme</em> a Orwell le dieron un rifle antes de partir con su tropa rumbo al frente de Aragón. La verdad es que Orwell no pegó ni un solo tiro, al contrario, se llevó una bala fascista en la garganta que, años después, terminó matándolo. Pero, sobre todo, prestó un servicio impagable a la humanidad con la obra literaria que produjo su aventura en España, y que se suma a esas otras dos novelas suyas inolvidables que son <em>Rebelión en la granja</em> y la escalofriante <em>1984,</em> por cuyas páginas siguen circulando esas ratas horribles, que venían de comerle el cinturón a los milicianos de Homenaje a Cataluña.</span></div>
<div style="margin-bottom: 15px; text-align: justify;">
<span style="background-color: #fce5cd; color: blue;">De su llegada a Barcelona hay una fotografía, de Agustí Centelles, que lo dice todo: al final de un pelotón de republicanos bajitos, y rigurosamente <em>multiformados</em>, se yergue al fondo de la fila un tío alto, de abrigo de pana y bigotito, que saca a todos la cabeza y que es, por supuesto, George Orwell.</span></div>
<div style="margin-bottom: 15px; text-align: justify;">
<span style="background-color: #fce5cd; color: blue;">¿Qué hacía ese marciano inglés en la Guerra Civil?, ¿qué hacía ese escritor, educado en Eton, jugándose la vida en otro país para combatir el fascismo? ¿quién de nosotros, habitantes de este milenio metalizado y frívolo, se jugaría el pellejo por defender una manera de ver y de orientar la vida, una cosa tan etérea como una idea o un concepto?.</span></div>
<div style="margin-bottom: 15px; text-align: justify;">
<span style="background-color: #fce5cd; color: blue;">Lo cierto es que entonces, hace nada más 75 años, miles de extranjeros se apuntaron voluntariamente para venir a España a hacer la guerra, sin más, ni menos, estímulo que sus convicciones.</span></div>
<div style="margin-bottom: 15px; text-align: justify;">
<span style="background-color: #fce5cd; color: blue;">Hoy George Orwell puede parecernos un marciano porque ¿quién en su sano juicio, va ir a pegar tiros a otro país, dejando en el suyo su pisito, su automóvil, su mutua médica, su plan de jubilación y su nicho pre-pagado en el cementerio? La respuesta es que, en el mejor de los casos, muy pocos. El mundo ha cambiado radicalmente, las ideologías se desvanecen, los ideales flaquean, ya no se sabe a qué parte de la derecha pertenece la izquierda y hoy la gente, para creer en algo, tiene que verlo en Google. A menos que se trate de dinero o propiedades, dos elementos del paisaje mental contemporáneo en los que todos seguimos teniendo una inquebrantable fe.</span></div>
<div style="margin-bottom: 15px; text-align: justify;">
<span style="background-color: #fce5cd; color: blue;">Pero resulta que la crisis económica, que se ceba en España con insultante entusiasmo, nos va dejando sin pisito, sin automóvil, sin mutua y sin nicho en el cementerio, y todo sin haber ido a hacer la guerra, sin pegar un tiro, sin haber hecho absolutamente nada. Es más, nos ha dejado así después de habernos comportado como buenos ciudadanos, que pagan sus impuestos y se conducen con decencia.</span></div>
<div style="margin-bottom: 15px; text-align: justify;">
<span style="background-color: #fce5cd; color: blue;">En lugar de enfocar esto como una tragedia, que sería lo natural, tendríamos que verlo como una invitación a reconvertirnos en otra cosa, en un marciano como Orwell, por ejemplo. Y para esto basta con cambiar el punto de vista, mirar más allá de los escombros, de los cascotes y las columnas de humo que va dejando esta crisis, y reconducir el desconcierto, la desazón y la cólera que ésta produce, hacia un sitio diferente, más allá del desánimo general que lo paraliza todo. En lugar de estarnos mirando la punta de los zapatos, podríamos mirar hacia el horizonte y, una vez ahí, trazar una cartografía íntima para ver en qué punto, precisamente, nos encontramos.</span></div>
<div style="margin-bottom: 15px;">
</div>
<div style="margin-bottom: 15px; text-align: justify;">
<span style="background-color: #fce5cd; color: blue;">Quién logra trazar esta cartografía íntima ya ha observado, reflexionado, sacado conclusiones de su entorno y su circunstancia, como lo haría un solitario del calibre de George Orwell, no en la Guerra Civil que ya pasó, sino frente a esa turbulencia que han generado los chacales financieros, y la incapacidad de los Estados para contenerlos, ese poder oscuro contra el que el individuo común no puede defenderse, pero sí que puede mantener “una guerra sin batalla, una guerra de guerrillas”, para utilizar el concepto que proponía Gilles Deleuze.</span></div>
<div style="margin-bottom: 15px; text-align: justify;">
<span style="background-color: #fce5cd; color: blue;">Esta guerra de guerrillas consiste en no bajar la guardia, no distraerse ni desanimarse, vigilar de cerca a nuestros gobernantes, mantener los ojos bien abiertos para ver pasar la siguiente oportunidad y, sobre todo, confiar en algo, creer en algo, como lo hizo hace 75 años George Orwell.</span></div>
<div style="margin-bottom: 15px; text-align: justify;">
<span style="background-color: #fce5cd; color: blue;">Ese individuo solitario, ese marciano que hace su guerra de guerrillas, terminará armonizando con las miles de individualidades que están empeñadas en lo mismo. Se trata de metamorfosear la catatonía en un nuevo resplandor.</span></div>
<div style="margin-bottom: 15px; text-align: justify;">
<span style="background-color: #fce5cd; color: blue;">En el primer capítulo de <em>Homenaje a Cataluña</em>, Orwell nos cuenta la impresión que le produce Barcelona. Eran los primeros meses de 1937 y sus habitantes estaban en pie de guerra, o escondiéndose de la guerra; en todo caso la ciudad había sido bombardeada, había tiros en la calle, columnas de humo negro salían de algunos edificios, la comida escaseaba y casi no había azúcar, ni carbón, ni gasolina. Barcelona era una ciudad oscura, empobrecida, destruida, y sin embargo Orwell veía más allá de lo que era evidente, caminaba por las calles entre escombros, humaredas y cascotes con la ilusión de estar viendo una ciudad obrera, donde la gente trabajadora se organizaba para construirse un futuro decente. Orwell, en lugar de perderse en las ruinas de aquella ciudad veía, más allá de la humareda y los escombros, el giro portentoso que estaba dando la historia de la humanidad. Y los barceloneses soportaban aquel desastre, escribe Orwell, porque “confiaban en la revolución y en el futuro, y se tenía la sensación de haber entrado en una era de libertad e igualdad”.</span></div>
<div style="margin-bottom: 15px; text-align: justify;">
<span style="background-color: #fce5cd; color: blue;">Todo el optimismo de aquella gente martirizada por la guerra que describe el escritor inglés, se basaba en la confianza en el futuro y en esa sensación de que el mundo iba a convertirse en un lugar mejor.</span></div>
<div style="margin-bottom: 15px; text-align: justify;">
<span style="background-color: #fce5cd; color: blue;">Ahí está la fórmula, el mensaje cifrado que nos envía Orwell desde sus páginas: esa <em>confianza</em> y esa <em>sensación.</em> A partir de ahí, no tenemos más remedio, hay que empezar a fundar, día tras día, el porvenir.</span></div>
<div style="margin-bottom: 15px;">
<span style="background-color: #fce5cd;"><span style="color: red;"><b>Fuente:</b> Diario El País (España). </span>29 de abril del 2012.</span></div>
</div>
</div>Eddy Romero Mezahttp://www.blogger.com/profile/00504014181435298948noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-605867448761440624.post-54901066515133409752012-04-09T17:02:00.001-07:002012-04-09T17:06:04.830-07:00El Islam: luces y sombras en la historia de la sociedad musulmana.<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgNs5CGADtNpx5y0TMqmHOAWKS_kWo8tUhS0jWKzTBsrDt1IgYP-G2S17GkAJ8WHFB03MeiUBEm1BEkX66nchWxiszvQa6Bhm7Mtw5SC9gDbsIlHokzg4-IX-Kl3qOm1fbBn3iT9GYTH9qb/s1600/El+Islam,+luces+y+sombras+en+la+historia+de+la+sociedad+musulmana..jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="400px" nda="true" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgNs5CGADtNpx5y0TMqmHOAWKS_kWo8tUhS0jWKzTBsrDt1IgYP-G2S17GkAJ8WHFB03MeiUBEm1BEkX66nchWxiszvQa6Bhm7Mtw5SC9gDbsIlHokzg4-IX-Kl3qOm1fbBn3iT9GYTH9qb/s400/El+Islam,+luces+y+sombras+en+la+historia+de+la+sociedad+musulmana..jpg" width="270px" /></a></div><div style="text-align: center;"><strong><span style="color: black; font-size: x-small;">Filósofo árabe Averroes</span></strong></div><div style="text-align: center;"><strong><span style="color: red; font-size: x-large;">Esplendor y miseria del islam</span></strong></div><br />
<div style="text-align: justify;"><span style="color: red;">El mundo islámico fue durante siglos más rico, avanzado y tolerante que la Europa de su tiempo, pero la deriva dogmática de su religión le ha condenado al atraso cultural y a vivir en constante crispación.</span></div><br />
Por: <strong><em>Jesús Mosterín.</em></strong> Filósofo y autor de ‘El islam: historia del pensamiento’ (Alianza).<br />
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<div style="text-align: justify;"><span style="color: blue;">El islam es la segunda religión del mundo por el número de sus adeptos (unos 1.500 millones) y está en camino de convertirse en la primera. Los países miembros de la Conferencia Islámica albergan tres cuartas partes de las reservas mundiales de petróleo. Sin embargo, el auge demográfico y la lotería petrolera no han evitado el fracaso político y económico del islam actual, ni su atraso cultural e intelectual.</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="color: blue;"><br />
</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="color: blue;">El mundo islámico tuvo una época de esplendor entre los siglos VIII y XII, durante los cuales fue bastante más rico, refinado, tolerante y avanzado que la Europa de su tiempo. La diferencia se puso de relieve durante las Cruzadas, un choque violento unilateralmente provocado por los cristianos, que dieron muestras de mayor fanatismo y brutalidad que los muslimes.</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="color: blue;"><br />
</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="color: blue;">En 1097 los cruzados conquistaron la ciudad de Maarat. A pesar de haber prometido respetar la vida de sus habitantes, se lanzaron a una orgía de sangre, pasando a cuchillo a toda la población. En su furia desatada, incluso llegaron al canibalismo, comiéndose a muslimes adultos cocidos y a niños empalados y asados a la parrilla, según confirman tanto las fuentes musulmanas como las cristianas. Cuando dos años más tarde los cruzados consiguieron conquistar Jerusalén, lo primero que hicieron fue lanzarse al pillaje y organizar una impresionante carnicería, degollando a casi todos sus habitantes. Los judíos supervivientes fueron encerrados en una sinagoga y quemados vivos dentro.</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="color: blue;"><br />
</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="color: blue;">El cronista Raimundo de Aguilers, que estaba presente, describe así la situación: “Por las calles y plazas se veían montones de cabezas, manos y pies cortados. En el Templo y en el pórtico de Salomón, los nuestros cabalgaban en la sangre de los sarracenos, que les llegaba hasta las rodillas. Justo y admirable juicio de Dios, que quiso que este lugar recibiese la sangre de aquellos mismos que durante tanto tiempo lo habían manchado con sus blasfemias”.</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="color: blue;"><br />
</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="color: blue;">Los muslimes, más tranquilos y refinados, quedaron conmocionados por la ferocidad de los cruzados, una conmoción que todavía perdura en la zona y que es comparable a la que entre nosotros produjo el ataque de Al Qaeda a las torres gemelas de Nueva York en 2001. La crueldad de la conquista cristiana de Jerusalén contrasta con la caballerosidad y moderación de su reconquista por Saladino, 90 años después. Los judíos medievales, desde luego, siempre prefirieron estar bajo la férula del islam que aguantar el fanatismo de los cristianos.</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="color: blue;"><br />
</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="color: blue;">Las tres grandes religiones monoteístas se parecen mucho y sus ideas proceden del tronco común judaico, del que el cristianismo y el islam pueden considerarse herejías. Las tres parten de la idea del Dios único, en torno a la cual construyen sus elucubraciones doctrinales. En cualquier caso, la teología islámica es más razonable y menos confusa que la cristiana, pues no está lastrada por el galimatías de la Santísima Trinidad.</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="color: blue;"><br />
</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="color: blue;">A diferencia de otras religiones en que la relación del creyente con la divinidad pasa por intermediarios como los sacerdotes o la Iglesia, el islam insiste en la relación directa del creyente con Alá, lo cual podría favorecer la libertad de pensamiento. En 529 el emperador Justiniano cerró la escuela filosófica de Atenas, sumiendo a Europa en un largo periodo de oscuridad. Mientras las luces postreras de la ciencia griega se apagaban, sus últimos portadores buscaban refugio en el Próximo Oriente, entre los persas y árabes, más tolerantes y curiosos que los cristianos fanáticos de los que huían. Sus sucesores, junto a otros eruditos judíos y cristianos nestorianos, se lanzaron a traducir del griego al árabe los textos de la filosofía y la ciencia helénicas; sabios llegados de India traducían del sánscrito, patrocinados todos por el Califato abasí a través de la Casa de la Sabiduría de Bagdad.</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="color: blue;"><br />
</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="color: blue;">La filosofía renació en pensadores islámicos como Al Farabi, Avicena o Averroes, hombres de gran originalidad y audacia intelectual. Científicos de enorme calibre, como Al Jwarismi, Al Razi, Omar Jayam, Biruni o Ibn Jaldún contribuyeron al progreso de la ciencia. Sus textos fueron traducidos al latín e influyeron en el pensamiento europeo. El matemático, astrónomo, filósofo y poeta persa Omar Jayam adoptó una posición materialista y escéptica. No tuvo pelos en la lengua a la hora de criticar la religión dogmática y literalista predominante ni al expresar sus dudas sobre la inmortalidad del alma, lo que le acarreó no pocos conflictos, que superó gracias a su prestigio.</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="color: blue;"><br />
</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="color: blue;">La sociedad musulmana de entonces era lo suficientemente libre y abierta como para tolerar opiniones divergentes o heterodoxas y para respetar y admirar el trabajo científico. Posteriormente, la cultura islámica perdió todo su dinamismo, frescura y creatividad para caer en el dogmatismo estéril, la intolerancia y la cerrazón mental (el funda-mental-ismo). El mundo islámico no ha desempeñado papel alguno en el desarrollo de la ciencia moderna y apenas tiene presencia en la investigación actual.</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="color: blue;"><br />
</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="color: blue;">Seis de los ocho países más pobres del mundo son miembros de la Conferencia Islámica. Exceptuando las plutocracias hereditarias asentadas sobre el petróleo, la mayoría de los muslimes vive en la miseria, que tiene muchas causas: la explosión demográfica, la educación inútil de las madrazas, reducida a aprender el Corán de memoria, la obsesión por ocultar y reprimir a las mujeres, el fatalismo, la corrupción desenfrenada e incluso la imposición de normas religiosas a la actividad financiera, como la que prohíbe el crédito con interés. De hecho, no solo el Corán condena el préstamo con interés; también lo hace la Biblia. Los cristianos y judíos medievales condenaban la usura en los mismos términos que los musulmanes. La diferencia consiste en que los cristianos y judíos se fueron olvidando de esa prohibición, propia de una sociedad primitiva de pastores de cabras, y aceptaron los créditos con interés en sus transacciones, mientras que los ulemas se aferraron a las regulaciones ancestrales.</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="color: blue;"><br />
</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="color: blue;">La mayor parte de las noticias sobre el islam de las últimas décadas se refieren a los continuos atentados terroristas. El odio a América, a Israel y a India, a los extranjeros y turistas y al mundo moderno en general, combinado con la obsesión por ocultar y reprimir a las mujeres y con la intolerancia virulenta hacia las otras sectas, disidencias y presuntas apostasías del propio mundo musulmán, incluyendo a los sufíes y los chiíes, ha conducido a la glorificación del terrorista suicida y a una constante crispación y agresividad. Desde luego, no todos los actos de terror son obra de radicales islámicos, pero sí la mayor parte. Más esperanzadoras son las noticias de las recientes revueltas árabes, a veces iniciadas por jóvenes modernos conectados a Internet. Sin embargo, las elecciones libres que han logrado convocar han acabado siendo ganadas por los tradicionalistas religiosos, que son los únicos que llevan generaciones adoctrinando a las masas.</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="color: blue;"><br />
</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="color: blue;">A diferencia de la mayoría de los cristianos y judíos (y no digamos de los japoneses o chinos), que cada vez se han ido haciendo más escépticos y tolerantes y consideran su religión como una mera tradición cultural entre otras, muchos muslimes conservan un fervor religioso exacerbado que los hace inasequibles al sentido del humor. Cuando en 2005 un modesto diario danés publicó en su página de humor unas triviales caricaturas de Mahoma, los que no las habían visto enseguida las calificaron de blasfemas. Las embajadas danesa y noruega en Siria fueron incendiadas y en las violentas manifestaciones de protesta atizadas por los ulemas se produjeron más de 100 muertos. En contraste con esa reacción y también en 2005, la cantante Madonna dio un concierto en el estadio olímpico de Roma, a solo 3 kilómetros del Vaticano, en que aparecía “crucificada” y cantaba desde la cruz. Aunque el concierto fue calificado de blasfemo por la jerarquía católica, a nadie en Italia se le ocurrió prohibirlo, no hubo manifestaciones en contra e incluso fue un éxito de público.</span></div><br />
<span style="color: red;"><strong>Fuente:</strong> Diario El País (España).</span> 09 de abril del 2006.<br />
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<strong><span style="color: red;">Recomendado:</span></strong><br />
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<a href="http://conocimientoyetica.blogspot.com/2012/03/debate-sobre-las-relaciones-entre-la.html">Debate sobre las relaciones entre la ciencia y la fe. La separación entre la teología y la filosofía.</a>Eddy Romero Mezahttp://www.blogger.com/profile/00504014181435298948noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-605867448761440624.post-82992688584483398142012-03-28T16:15:00.000-07:002012-03-28T16:15:46.950-07:00Debate sobre las relaciones entre la ciencia y la fe. La separación entre la teología y la filosofía.<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiTK2JUS8RzaBm1xvOLmmqMWV6l_es4A0bq9Q3kBcql3Yl24GfZTKYDVSLeqesPOjCxvLFwC0LBdL7346XC-j4SEuFqfk3i7kQ0dy9wOa46ELUDEFRjpgFdH68OuAHcUOAGUEs0Sfpumk0K/s1600/Debate+sobre+las+relaciones+entre+la+ciencia+y+la+fe.+La+separaci%C3%B3n+entre+la+teolog%C3%ADa+y+la+filosof%C3%ADa..jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" dea="true" height="240px" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiTK2JUS8RzaBm1xvOLmmqMWV6l_es4A0bq9Q3kBcql3Yl24GfZTKYDVSLeqesPOjCxvLFwC0LBdL7346XC-j4SEuFqfk3i7kQ0dy9wOa46ELUDEFRjpgFdH68OuAHcUOAGUEs0Sfpumk0K/s320/Debate+sobre+las+relaciones+entre+la+ciencia+y+la+fe.+La+separaci%C3%B3n+entre+la+teolog%C3%ADa+y+la+filosof%C3%ADa..jpg" width="320px" /></a></div><div style="text-align: center;"><strong><span style="color: red; font-size: x-large;">Ciencia y fe</span></strong></div><br />
Por: <strong><em>Nelson Manrique</em></strong> (Sociólogo e historiador)<br />
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<div style="text-align: justify;"><span style="color: blue;">Una de las revoluciones culturales más importantes de la historia de la humanidad fue la separación, operada en Europa siglos atrás, entre la teología y la filosofía. Ella permitió la revolución científica tecnológica, el capitalismo y la conquista del mundo.</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="color: blue;"><br />
</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="color: blue;">Durante la época medieval, la teología llenaba todo el espacio de la reflexión intelectual y nada existía por fuera de su imperio. De ahí que inclusive las disidencias políticas tuvieran que expresarse en el lenguaje religioso y aparecieran como herejías, siendo sancionadas como tales por la Inquisición. Ideas que ahora forman parte del sentido común científico, como que la Tierra no es el centro del universo y que gira alrededor del Sol, y no este alrededor de ella, fueron caracterizadas igualmente como herejías, porque eran incompatibles con la lectura teológica que de estos fenómenos hacían los sabios romanos y cualquier idea que saliera de este estrecho margen era un cuestionamiento a la Verdad misma. Eso le costó la hoguera a Giordano Bruno y la humillante retractación pública a Galileo Galilei. Le tomó cinco siglos a la Iglesia reconocer que Galileo tenía la razón.</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="color: blue;"><br />
</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="color: blue;">Debemos a un pensador andalusí que escribía en árabe la gran revolución intelectual que nos llevó a la modernidad. Ibn Rushd, cuyo nombre fue castellanizado como Averroes, nació y vivió en Córdoba, la ciudad más esplendorosa de al-Andalus, la España musulmana, y de Europa en el siglo XII. Fue conocido como el Comentarista por ser el más grande especialista en Aristóteles, aunque solo una tercera parte de los más de 60 volúmenes que forman su producción está dedicada a los comentarios sobre El Filósofo, y el resto de su obra es original. Averroes realizó la proeza intelectual de separar la falsafa (así es conocida la filosofía en árabe) de la teología. Reivindicó la necesidad de un espacio autónomo de reflexión para las cosas terrenas, independiente de la teología, cuya materia de reflexión son las cosas ultraterrenales.</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="color: blue;"><br />
</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="color: blue;">Durante la Edad Media, la escolástica –que constituye un método de reflexión intelectual, que viene a ser a la teología lo que el método científico es a la ciencia– era común al cristianismo, judaísmo e islamismo. Una de las mejores escuelas de escolástica funcionaba en Córdoba, célebre por su Escuela de Traductores, donde trabajaban juntos sabios judíos, cristianos y musulmanes, que salvaron para Occidente las grandes obras de la antigüedad clásica, griega y romana. Allá iban a formarse teólogos de toda Europa y ahí se formó Alberto Magno, convertido después en santo por la Iglesia. Su discípulo más destacado fue Santo Tomás de Aquino, quien realizó la proeza intelectual de cambiar las bases neoplatónicas sobre las cuales San Agustín edificó la reflexión teológica cristiana medieval, que fueron hegemónicas por un milenio, por las modernas bases neoaristotélicas. Y fue esta base filosófica la que permitió que durante el Renacimiento pudiera separarse la filosofía de la teología (como lo dijo Maquiavelo, la ética para ganar el cielo es distinta de la ética para ganar el poder).</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="color: blue;"><br />
</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="color: blue;">Por una triste ironía de la historia Averroes, que tanto contribuyó al desarrollo de la tolerancia en Occidente, fue víctima de la reacción sectaria islámica provocada luego de la crisis de al-Andalus y hoy está olvidado en el mundo musulmán.</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="color: blue;"><br />
</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="color: blue;">De la filosofía surgieron las ciencias positivas y de ellas derivó la superioridad tecnológica que le aseguró a Europa la hegemonía mundial. Pero el recorte de las atribuciones de la teología fue, como era de esperar, firmemente resistido por aquellos que usaban a la religión como un instrumento para asegurar su poder terrenal. Pero esto ya es una historia contemporánea.</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="color: blue;"><br />
</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="color: blue;">El debate sobre las relaciones entre la ciencia y la fe viene pues de muy atrás, pero es especialmente pertinente en la controversia que mantiene la Universidad Católica con el cardenal Cipriani. La universidad constituye por antonomasia el centro de la reflexión científica y filosófica como los seminarios lo son de la teología. De ahí que la libertad intelectual no sea un simple adorno para la universidad, sino la esencia misma de su quehacer.</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="color: blue;"><br />
</span></div><span style="color: red;"><strong>Fuente:</strong> Diario La República (Perú).</span> Martes, 27 de marzo de 2012.Eddy Romero Mezahttp://www.blogger.com/profile/00504014181435298948noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-605867448761440624.post-4330585357341793682012-03-26T20:28:00.000-07:002012-03-26T20:28:28.689-07:00Proceso al régimen de los jmeres rojos de Camboya. Testimonio de Duch, antiguo director de un centro de torturas y exterminio.<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjtv3f6xSj-7ngMTwJcXr4RboH4UWWq-zWKEznB_de4y7BgYEvX8bzr9yWMgIN6mKL7U4Fe1DwyjZTL2AyoeQ5ZXTFFFTh7Pq7ssAQl9yVFm4zDB9Oxd24DeyPqu533qBHcRNEuDQZWIt48/s1600/Proceso+al+r%C3%A9gimen+de+los+jmeres+rojos+de+Camboya.+Testimonio+de+Duch,+antiguo+director+de+un+centro+de+torturas+y+exterminio..jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img aea="true" border="0" height="400px" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjtv3f6xSj-7ngMTwJcXr4RboH4UWWq-zWKEznB_de4y7BgYEvX8bzr9yWMgIN6mKL7U4Fe1DwyjZTL2AyoeQ5ZXTFFFTh7Pq7ssAQl9yVFm4zDB9Oxd24DeyPqu533qBHcRNEuDQZWIt48/s400/Proceso+al+r%C3%A9gimen+de+los+jmeres+rojos+de+Camboya.+Testimonio+de+Duch,+antiguo+director+de+un+centro+de+torturas+y+exterminio..jpg" width="273px" /></a></div><div style="text-align: center;"><strong><span style="color: red; font-size: x-large;">La mecánica del genocidio</span></strong></div><br />
<div style="text-align: justify;"><span style="color: red;">El régimen político más inhumano es el que decide qué es lo que le conviene al individuo y se lo impone a todos.</span></div><br />
Por: <strong><em>Tzvetan Todorov.</em></strong> Semiólogo, filósofo e historiador de origen búlgaro y nacionalidad francesa.<br />
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<div style="text-align: justify;"><span style="color: blue;">Las grandes matanzas del siglo XX han suscitado un enorme volumen de publicaciones en las que se relatan historias individuales, en su inmensa mayoría las de las víctimas y los supervivientes. Los libros como Desde aquella oscuridad, en el que la periodista Gitta Sereny refleja sus entrevistas detalladas con Franz Stangl, el antiguo responsable de Treblinka, son excepción. Y todavía más infrecuente, e incluso imposible, es encontrar documentales que nos muestren a los autores de esos crímenes de masas comprometidos con la búsqueda de la verdad. Pero su interés salta a la vista. Oír hablar a las víctimas es desgarrador, provoca emoción y compasión, pero no nos enseña nada: las víctimas no son las responsables de esos hechos, sino quienes han sufrido, impotentes, la voluntad de otros. Si queremos comprender los desastres pasados, condición previa indispensable para cualquier intento de impedir que se repitan, lo que debemos hacer es acudir a quienes cometieron esos actos: ¿por qué hicieron esas cosas? ¿Cuál es el mecanismo que engendra el horror? ¿Cómo puede convertirse un hombre corriente en un verdugo de masas? Por desgracia, los individuos que podrían hacerse estas preguntas y buscar respuesta sin hacer concesiones son escasos; en su mayoría, no se consideran culpables en absoluto y concentran sus esfuerzos en buscarse excusas.</span></div><span style="color: blue;"><div style="text-align: justify;"><br />
</div></span><div style="text-align: justify;"><span style="color: blue;">En 2009 se celebró en la capital de Camboya un proceso al régimen de los jmeres rojos por los crímenes cometidos durante su periodo en el poder. En el banquillo de los acusados, una sola persona de apellido Duch, antiguo director de un centro de torturas y exterminio, denominado S 21. El juicio, el primero de su tipo en aquel país, fue excepcional, entre otras cosas, por el hecho de que los archivos del centro están perfectamente conservados y, por tanto, permiten reconstituir de forma minuciosa su funcionamiento. Pero fue extraordinario también por la personalidad del procesado, que en ningún momento trató de eludir sus responsabilidades, sino que se reconoció culpable de un crimen abominable del que dijo arrepentirse amargamente y, a continuación, se comprometió a cooperar activamente con el tribunal.</span></div><span style="color: blue;"><div style="text-align: justify;"><br />
</div></span><div style="text-align: justify;"><span style="color: blue;">A todos estos elementos, ya sustanciosos, se añade otro más muy positivo: el juicio originó varios libros de gran calidad, redactados por testigos que aclaran diversos aspectos de él, y, cosa aún menos frecuente, un documental sobre Duch. Su director, Rithy Panh, con el deseo de comprender más que conmover, se sumerge en el espíritu del verdugo y tiene el valor, o la prudencia, de no enmarcar el discurso de su personaje en el suyo de autor, sino de enfrentar directamente al espectador con el hombre que confiesa y analiza sus crímenes. El resultado es sobrecogedor.</span></div><span style="color: blue;"><div style="text-align: justify;"><br />
</div></span><div style="text-align: justify;"><span style="color: blue;">Estos libros y este film permiten, ante todo, reconstruir el contexto en el que actuaban los jmeres rojos, una guerra civil (1970-1975) que causó 600.000 muertes, un país que padecía los bombardeos estadounidenses (cayeron en él casi cuatro veces más bombas que sobre Japón durante la Segunda Guerra Mundial), el ansia de libertad y justicia que engendró toda aquella violencia. Los testimonios relatan el proceso inexorable que se inició con la victoria de los comunistas en 1975 y prosiguió hasta 1979. La represión tuvo tres fases. Al principio, ejecutaron a todos los antiguos enemigos, pero también a los “desviados”: locos, discapacitados, leprosos. A continuación, expulsaron de las ciudades a todos los que no pertenecían a las nuevas clases privilegiadas de obreros y campesinos, es decir, los enseñantes, empleados, comerciantes, propietarios, y los enviaron a cavar canales y construir diques, con el argumento de que, para merecer formar parte del pueblo, necesitaban reeducarse. Un año después comenzó la tercera fase, la persecución de los “enemigos interiores”, una purga permanente que afectó a los propios revolucionarios y acabó con todos los sospechosos en prisiones especiales, como la que dirigía Duch, en las que los torturaban para que revelasen los nombres de sus “cómplices” y luego los ejecutaban. La vida de un enemigo no valía nada, y tampoco las de las personas más próximas a él: esposa, hijos, padres, amigos, colegas. Los presos eran “bolsas de sangre”: les sacaban toda la que tenían —con lo que morían de inmediato— y les practicaban una vivisección “para estudiar su anatomía”. Se calcula que el número de víctimas de aquellos cuatro años asciende a 1.700.000, aproximadamente el 20% de la población.</span></div><span style="color: blue;"><div style="text-align: justify;"><br />
</div></span><div style="text-align: justify;"><span style="color: blue;">Antes de asumir su compromiso político, Duch era un personaje corriente, atento a los demás, aplicado en su trabajo, inteligente. Durante su periodo de jmer rojo, cometió crímenes extraordinarios y supervisó las torturas y ejecuciones de al menos 12.500 personas. Su paso de una cosa a otra se explica, más que por su pasado personal, por su relación con la historia colectiva: en este caso, no se trata de un monstruo individual. La fuerza que impulsó el régimen fue la ideología comunista llevada al paroxismo y sostenida por el ejército, que no se ha visto sometido a ningún proceso porque el tribunal solo juzga a individuos. Los dirigentes de los jmeres rojos se remitían a Marx, Lenin y Mao, a los comunistas franceses, país en el que varios de ellos habían estudiado. El objetivo era crear un hombre nuevo y una sociedad nueva, de manera que había que comenzar por destruir todo lo que existía. Privar a la persona de su familia, su casa, su profesión, incluso darle un nombre nuevo. La alternativa que se ofrecía a la población era adoptar la nueva fe con entusiasmo o someterse a ella por miedo al sufrimiento. La presión era tal que nadie podía superarla. Pero las reacciones fueron distintas: unos se negaron (y aceptaron morir), mientras que otros se sometieron (y aceptaron matar). En varias cárceles especiales, como la que dirigía Duch, se torturaba a los “sospechosos” para que revelasen los nombres de sus “cómplices” y luego se les ejecutaba de forma sistemática. Las “confesiones” extraídas a las víctimas permitían mantener la ficción de las conspiraciones, que debían servir para explicar los fallos económicos y justificar la dictadura, convertida en un fin en sí misma.</span></div><span style="color: blue;"><div style="text-align: justify;"><br />
</div></span><div style="text-align: justify;"><span style="color: blue;">¿Cuál es el régimen político más inhumano?, se pregunta Rithy Panh, y responde: el que decide qué es lo que le conviene al individuo y se lo impone a todos.</span></div><br />
Traducción de María Luisa Rodríguez Tapia<br />
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<span style="color: red;"><strong>Fuente:</strong> Diario El País (España).</span> 25/03/12.Eddy Romero Mezahttp://www.blogger.com/profile/00504014181435298948noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-605867448761440624.post-85062410324670449552012-03-23T16:37:00.003-07:002012-03-23T16:44:01.855-07:00El principio de igualdad frente a las creencias religiosas. La libertad de expresión ante el islam.<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiJumr0ck21N_lstmV6rZXO7xWE8w-Yjkz4xtrpRRK8xI9GV-TghVRcklvDvkLQ5q91xZcYMrvABcYjVQ_5elrhiBQhzuMQ8Rzz4muJPOFEGVf1OK0WfdVe7EMA8DHjfAlaoRlSCzCS9Tar/s1600/El+principio+de+igualdad+frente+a+las+creencias+religiosas.+La+libertad+de+expresi%C3%B3n+ante+el+islamismo..jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img aea="true" border="0" height="240px" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiJumr0ck21N_lstmV6rZXO7xWE8w-Yjkz4xtrpRRK8xI9GV-TghVRcklvDvkLQ5q91xZcYMrvABcYjVQ_5elrhiBQhzuMQ8Rzz4muJPOFEGVf1OK0WfdVe7EMA8DHjfAlaoRlSCzCS9Tar/s320/El+principio+de+igualdad+frente+a+las+creencias+religiosas.+La+libertad+de+expresi%C3%B3n+ante+el+islamismo..jpg" width="320px" /></a></div><div style="text-align: center;"><span style="color: red; font-size: x-large;"><strong>¿Una norma para Jesús y otra para Mahoma?</strong></span></div><br />
<span style="color: red;">Desde el matrimonio homosexual hasta las admisiones en la universidad, la igualdad es esencial y, al mismo tiempo, complicada.</span><br />
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Por: <strong><em>Timothy Garton Ash.</em></strong> Catedrático de Estudios Europeos en la Universidad de Oxford, investigador titular en la Hoover Institution de la Universidad de Stanford. <br />
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<div style="text-align: justify;"><span style="color: blue;">Las cosas sencillas pueden ser muy difíciles. La igualdad, por ejemplo. El Reino Unido tiene desde hace un par de años una cosa llamada la Ley de Igualdad, para promover ese concepto tan bueno. Ahora bien, cuando se empieza a mirar qué significa en la práctica, la cosa se complica.</span></div><span style="color: blue;"></span><br />
<div style="text-align: justify;"><span style="color: blue;">He estado pensando en ello por cierta reacción que ha habido en los medios de comunicación a un diálogo que mantuve hace poco con Mark Thompson, director general de la BBC, para el proyecto que estamos llevando a cabo en Oxford sobre la libertad de expresión ( <a href="http://www.freespeechdebate.com/">http://www.freespeechdebate.com/</a> ) [ <a href="http://freespeechdebate.com/en/media/mark-thompson-talks-religion/">http://freespeechdebate.com/en/media/mark-thompson-talks-religion/</a> ]. Después de hablar de la emisión en la BBC del musical Jerry Springer: The Opera, que levantó airadas protestas de los cristianos evangélicos porque se trata de una obra satírica que mostraba a Jesús como un bebé gigante y gruñón vestido con un pañal, le sugerí que a la BBC no se le ocurriría jamás emitir una sátira equiparable sobre el profeta Mahoma. Me contestó: “Creo que, en una palabra, la respuesta es que es verdad”.</span></div><span style="color: blue;"></span><br />
<div style="text-align: justify;"><span style="color: blue;">Sus palabras las recogieron varios medios, en primer lugar The Daily Mail [ <a href="http://www.dailymail.co.uk/news/article-2106953/Christianity-gets-sensitive-treatment-religions-admits-BBC-chief.html#ixzz1p5gkq1eL">http://www.dailymail.co.uk/news/article-2106953/Christianity-gets-sensitive-treatment-religions-admits-BBC-chief.html#ixzz1p5gkq1eL</a> ], y luego The Daily Telegraph, The Spectator y por lo menos una página web cristiana [ <a href="http://www.christian.org.uk/news/well-mock-jesus-but-not-mohammed-says-bbc-boss/">http://www.christian.org.uk/news/well-mock-jesus-but-not-mohammed-says-bbc-boss/</a> ], con titulares como “El director general de la BBC reconoce que al cristianismo se le trata peor” (Telegraph) [ <a href="http://www.telegraph.co.uk/culture/tvandradio/bbc/9107689/Mark-Thompson-BBC-director-general-admits-Christianity-gets-tougher-treatment.html">http://www.telegraph.co.uk/culture/tvandradio/bbc/9107689/Mark-Thompson-BBC-director-general-admits-Christianity-gets-tougher-treatment.html</a> ] y “¿Deberían matar los cristianos a Mark Thompson?” (Spectator) [ <a href="http://www.spectator.co.uk/nickcohen/7680573/should-christians-kill-mark-thompson.thtml">http://www.spectator.co.uk/nickcohen/7680573/should-christians-kill-mark-thompson.thtml</a> ]. En Mail Online, un lector o lectora que se identificó como D. Acres de Balls Cross, West Sussex, colgó este comentario: “Este hombre es repugnante. Deberían colgarlo en una cruz. Eso le enseñaría a no faltar al respeto a su país y su fe cristiana”. Qué cristiano y qué patriota, este indignado o indignada de Balls Cross.</span></div><span style="color: blue;"></span><br />
<div style="text-align: justify;"><span style="color: blue;">Le sugerí a Thompson que esta asimetría entre la forma que tienen los medios audiovisuales (no solo la BBC, y no solo en Reino Unido) de tratar al islam en comparación con otras religiones es consecuencia de la amenaza violenta de los extremistas musulmanes. Respondió: “Bueno, es evidente que es un factor importante... Protesto de la forma más enérgica posible es distinto de Protesto de la forma más enérgica posible y estoy cargando mi AK47 mientras escribo”. Se trata de un franco reconocimiento de una de las mayores amenazas contra la libertad de expresión que existen hoy en el mundo. La literatura clásica estadounidense sobre la libertad de expresión habla del “veto del saboteador”. Hoy nos enfrentamos al “veto del asesino”. Y es preciso resistir siempre contra esa intimidación violenta. Ceder ante ella no sirve más que para animar a otros a utilizar la violencia. Si creyeran que los ateos, cristianos, sijs o judíos somos capaces de cargar nuestros AK47, quizá misteriosamente se nos tendría más respeto.</span><br />
<span style="color: blue;"></span><span style="color: blue;"><br />
</span><span style="color: blue;">Sin embargo, en su respuesta, muy meditada, Thompson mencionó otros dos motivos para que haya un tratamiento asimétrico. En primer lugar, mientras que el cristianismo es la religión establecida y “de anchas espaldas” de la mayoría de los británicos, el islam es una la religión de unas minorías étnicas vulnerables “que quizá se sienten ya aisladas en otros aspectos, víctimas de prejuicios, y que pueden considerar que un ataque contra su religión es otra forma de racismo”.</span></div><span style="color: blue;"></span><br />
<div style="text-align: justify;"><span style="color: blue;">Segundo, como cristiano practicante, Thompson dijo que es preciso comprender el poder emocional de “lo que supone la blasfemia para alguien que es realista en sus creencias religiosas”. Las creencias religiosas no se pueden comparar sencillamente con proposiciones racionales como 2 + 2 = 4. “Para un musulmán, y quizá también para un cristiano, hay, como si dijéramos, cosas blasfemas o casi blasfemas que ellos pueden sentir casi como una amenaza violenta”.</span></div><span style="color: blue;"></span><br />
<div style="text-align: justify;"><span style="color: blue;">Quiero dejar claro que no me parece que estos dos argumentos justifiquen la asimetría. Creo que la BBC debería tener la libertad de emitir un programa tan satírico como Jerry Springer: The Opera sobre el islam, que, por cierto, no sería verdaderamente una sátira sobre la religión, porque Jerry Springer: The Opera era una sátira sobre el programa de Jerry Springer y la cultura popular estadounidense, no sobre Jesucristo y el cristianismo. Y estoy convencido de que el principal motivo por el que la BBC y la mayoría de los demás medios se ponen más nerviosos cuando se trata del islam es la amenaza de la violencia.</span></div><span style="color: blue;"></span><br />
<div style="text-align: justify;"><span style="color: blue;">Pero merece la pena detenerse a estudiar con seriedad esos dos argumentos, y ambos, en definitiva, están relacionados con la igualdad. No es intrínsecamente malo ni antidemocrático sugerir que se trate a los miembros de minorías desfavorecidas con una sensibilidad especial. La igualdad no significa, por ejemplo, que los encargados de las admisiones en Oxford, ante dos candidatos, el hijo de unos inmigrantes pobres que ha luchado para sacar a duras penas el bachillerato en una escuela pública, y el hijo de un millonario educado en Eton, tengan que decir: Sunder tiene peores notas y ha hecho peor la entrevista, así que está claro que debemos admitir a David. Lo que hay que preguntarse aquí es: ¿es cierto que los musulmanes siguen siendo una minoría vulnerable y desfavorecida en el Reino Unido? (Para complicar aún más las cosas, eso puede ser cierto en el conjunto del país, pero no en determinadas ciudades.) Y, en ese caso, ¿esta es la manera de mostrar especial sensibilidad?</span></div><span style="color: blue;"></span><br />
<div style="text-align: justify;"><span style="color: blue;">Su argumento sobre la peculiar naturaleza de las creencias religiosas también nos remite a la igualdad. Desde un punto de vista empírico, es innegable que mucha gente siente con especial intensidad su fe religiosa. Pero eso no basta para que la fe tenga prioridad sobre la razón. Supongamos que yo siento la misma pasión sobre la realidad científica de la evolución que los cristianos o los musulmanes sobre la creación. ¿Por qué una política pública o un medio público de comunicación va a tener que proteger sus sentimientos más que los míos? La Ley de Igualdad británica indica que no deben hacerlo, con una definición deliciosamente enrevesada: “Fe se refiere a cualquier creencia religiosa o filosófica, y una referencia a la fe incluye una referencia a la falta de fe”.</span></div><span style="color: blue;"></span><br />
<div style="text-align: justify;"><span style="color: blue;">Aunque es muy difícil, no debemos abandonar jamás la búsqueda de libertad para todos en igualdad bajo la ley. Todo el mundo tiene derecho a lo que el filósofo Ronald Dworkin llama “igual respeto y preocupación”. Eso no significa tratar a todos de la misma forma en cualquier circunstancia. Pero, cada vez que oigan a alguien (incluidos ustedes y yo) defender un tratamiento distinto de alguna cosa, busquen una linterna y examínenlo con más detalle. El mismo cristiano evangélico que se queja de tratamiento injusto en la BBC se opondrá ruidosamente al matrimonio homosexual. El mismo liberal europeo que asegura con pasión que los periódicos deben tener libertad para publicar caricaturas de Mahoma defenderá unas leyes que penalizan la negación del genocidio. Los dobles raseros son las señales de alarma de una sociedad libre.</span></div><span style="color: blue;"></span><br />
<div style="text-align: justify;"><span style="color: magenta;">Timothy Garton Ash es catedrático de Estudios Europeos en la Universidad de Oxford, investigador titular en la Hoover Institution de la Universidad de Stanford. Su último libro es Los hechos son subversivos: ideas y personajes para una década sin nombre.</span></div><br />
Traducción de María Luisa Rodríguez Tapia<br />
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<span style="color: red;"><strong>Fuente:</strong> Diario El País (España).</span> 19/03/2012.Eddy Romero Mezahttp://www.blogger.com/profile/00504014181435298948noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-605867448761440624.post-89036241696236130032012-02-25T20:06:00.000-08:002012-02-25T20:06:27.556-08:00Debate sobre el rol de los intelectuales en la sociedad.<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgLqti0xYwyAKVqSvbJMOla2bAp5zwS-NuZNFxKPz-QkNvHMJwX7CCBkjz_XTOpKcDuf9WA7KGrpaxLkWOgj2HHNFg_jLsR7VGEF5rG-Y1ohbMzj5YWrOtQpwB33JWjrvqCtYz6w6__AjUa/s1600/Debate+sobre+el+rol+de+los+intelectuales+en+la+sociedad..jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="320px" lda="true" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgLqti0xYwyAKVqSvbJMOla2bAp5zwS-NuZNFxKPz-QkNvHMJwX7CCBkjz_XTOpKcDuf9WA7KGrpaxLkWOgj2HHNFg_jLsR7VGEF5rG-Y1ohbMzj5YWrOtQpwB33JWjrvqCtYz6w6__AjUa/s320/Debate+sobre+el+rol+de+los+intelectuales+en+la+sociedad..jpg" width="216px" /></a></div><div style="text-align: center;"><strong><span style="color: red; font-size: x-large;">Sin pensamiento crítico</span></strong></div><br />
<div style="text-align: justify;"><span style="color: red;">Mario Vargas Llosa afirma que los escritores de hoy consideran pretencioso involucrarse en la vida cívica y política. ¿Cambio de época o problema generacional? Filósofos, novelistas, músicos y científicos responden a una encuesta de 'Babelia' sobre el papel de los intelectuales.</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="color: red;"><br />
</span></div><span style="color: black;">1. ¿Qué papel ocupan en la sociedad actual los intelectuales?</span><br />
<span style="color: black;"><br />
</span><br />
<span style="color: black;">2. ¿Por qué cree que se ha llegado a una situación de crisis de valores universales y qué remedios pondría para repararlo?</span><br />
<span style="color: black;"><br />
</span><br />
<span style="color: black;">3. La crisis económica parece habernos dejado sin un relato coherente del fenómeno. ¿Cómo lo interpreta?</span><br />
<span style="color: black;"><br />
</span><br />
<div style="text-align: justify;"><strong><span style="color: red;">Fernando Savater (Filósofo)</span></strong></div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;"><span style="color: blue;">1. Los intelectuales son escritores, profesores y artistas que quieren hacerse oír fuera de sus áreas de trabajo sobre cuestiones políticas y sociales. Deberían aportar al debate público argumentos o propuestas que trascendiesen las cautelas del pragmatismo político habitual, para así enriquecer la comprensión y no la confusión o la simplificación de esos temas.</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="color: blue;"><br />
</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="color: blue;">2. Los valores se fraguan en situaciones críticas, en la pugna entre lo que es y lo que creemos que debería ser. Se definen y redefinen permanentemente de acuerdo con el decurso histórico y el pensamiento crítico. Me encantaría conocer alguna época del pasado en la que no hubiera habido crisis de valores, para mudarme a ella…</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="color: blue;"><br />
</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="color: blue;">3. No tenemos un relato coherente de la crisis económica (aunque cada día se publican tres o cuatro libros sobre el tema), ni sobre la ciencia moderna, ni sobre el papel de las religiones, ni sobre la ciudadanía democrática, ni sobre el arte o la literatura, ni sobre el erotismo, ni sobre los méritos respectivos de Pelé, Ronaldo y Messi. Los dogmas nos fascinan pero enseguida nos aburren. Vamos, que estamos como siempre, pero ahora con blogs, Twitter y demás adminículos de portavocía.</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="color: blue;"><br />
</span></div><div style="text-align: justify;"><strong><span style="color: red;">Cees Nooteboom (Escritor)</span></strong></div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;"><span style="color: blue;">1. A lo largo de la historia, los intelectuales han cometido errores notables. Admiro a Foucault, pero creo que se equivocó al apoyar el retorno de Jomeini a Irán. Como recordarán promovió una gran manifestación en París. Knut Hamsun admiraba a Hitler. Neruda escribió una oda para Stalin. Solo me manifesté públicamente contra el bombardeo estadounidense de Camboya y el resultado de aquello fue el cese de los bombardeos y el comienzo del régimen sangriento de Pol Pot. Los intelectuales son ciudadanos como cualquier otro, lo que significa que nadie es infalible, pero deberían ser cuidadosos. No digo que tengan que callar. La libertad de expresión es un gran bien, pero uno debe estar informado lo mejor que pueda.</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="color: blue;"><br />
</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="color: blue;">2. La crisis de valores universales ha existido siempre. Probablemente, ahora mismo, alguien en su casa esté teniendo una idea que cambiará la historia. A lo largo de mi vida, conocí la Segunda Guerra Mundial, la guerra fría, las guerras coloniales, el fascismo, el Holocausto y el comunismo. Estuve en Budapest en 1956, en Bolivia en 1968 y en Berlín en 1989. Ahora está el islamismo y la crisis del capitalismo. Spinoza dijo que había que mirar los acontecimientos de nuestra vida sub specie aeternitatis y me encantaría, pero no es siempre posible. Algunas veces es mejor leer poesía que mirar los periódicos.</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="color: blue;"><br />
</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="color: blue;">3. No soy un experto en finanzas. He visto cómo gran parte de la costa española era destruida por un codicioso y sin sentido boom de la construcción. Si los políticos que iniciaron la UE hubieran optado por una unión fiscal, no estaríamos inmersos ahora en este contagioso desastre, pero era demasiado pronto para crear una federación que nadie deseaba realmente. El nacionalismo y el mantra de la soberanía todavía son muy poderosos. Se habla mucho acerca de los mercados, pero deberíamos darnos cuenta de que nosotros mismos, nuestros Estados, nuestros bancos y nuestro fondo de pensiones, son el mercado. Vivimos en democracias, votamos, somos los amos y las víctimas. Solamente el inocente absoluto está exento de culpa.</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="color: blue;"><br />
</span></div><div style="text-align: justify;"><strong><span style="color: red;">Elena Poniatowska (Escritora)</span></strong></div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;"><span style="color: blue;">1. Lo primero que debe hacer un escritor es escribir bien. Un mal escritor no puede ayudarle a causa alguna. En México es difícil separarse de lo que le sucede al país. Supongo que lo mismo pasa en otros países de América Latina. La realidad se mete a la casa y la invade, la gente está siempre pendiente de lo que hace un escritor y lo convierte en figura pública. Lo incluye en encuestas, le pregunta qué come y con qué duerme. Tanto a Octavio Paz como a Carlos Fuentes, como a Rosario Castellanos, les pidieron que fueran embajadores de México en el exterior. Muchos intelectuales solo se preocupan por sí mismos. Para no tener problemas no participan en la vida del país. Solo hablan de su obra y su lucha, es ante todo por su propio bienestar y sus prebendas. Estar en la oposición es un error que el poder castiga. No hay reconocimiento para el opositor.</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="color: blue;"><br />
</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="color: blue;">2. En México hay un abismo entre una clase social y otra y seguimos siendo racistas en contra de nosotros mismos. Solo hubo en el pasado, en los 31 Estados de la República y en el Distrito Federal, un gobernador indio, moreno después de Benito Juárez y ese fue el gobernador de Oaxaca, Heladio Ramírez. México se ha vaciado de campesinos y trabajadores. Los mexicanos más pobres se van a California, a Texas y hasta a la frontera con Canadá. Buscan el respeto, el amor y sus alimentos terrestres (y espirituales) en otra tierra que no es la suya porque su país les ha fallado. Dejar el propio país es una desgracia. El éxodo es ahora un rasgo definitorio de nuestro siglo, los países se van destejiendo como lo hacen las mujeres que tejen, se equivocan y vuelven a usar la misma lana. Nuestro problema es que no sabemos si habrá lana ni borregos.</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="color: blue;"><br />
</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="color: blue;">3. Compro, luego existo y si ya no tengo para comprar ya no existo y si nunca tuve nada tampoco existí. Jesusa Palancares, la protagonista de la novela Hasta no verte Jesús mío, decía: “Soy basura a la que el perro le echa una miada y sigue caminando”. Esa respuesta de una mexicana que participó en la Revolución de 1910 es significativa. ¿Qué le dio la Revolución? ¿Qué nos dio a nosotros el capitalismo? ¿Qué el comunismo? Creo en el amor, no en los ismos, creo que el otro merece el trato que nosotros nos damos a nosotros mismos.</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="color: blue;"><br />
</span></div><div style="text-align: justify;"><strong><span style="color: red;">Jorge Volpi (Escritor)</span></strong></div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;"><span style="color: blue;">1. Su papel ha disminuido considerablemente, comparado con el que detentaron en el siglo XX. El triunfo de las democracias liberales ha provocado que los “intelectuales” ya no sean las únicas voces críticas que expresen públicamente su opinión, y que en nuestros días sean expertos en ciencias sociales (politólogos, sociólogos, historiadores, etcétera) quienes ocupen el foro público, al lado de los llamados “opinadores profesionales”, los tertulianos que aparecen en los medios sin poseer una obra artística o científica relevante. El papel actual de los intelectuales debería ser contribuir al debate público con opiniones informadas sobre asuntos de interés general, pero sin asumir ya el papel de “vanguardia de la sociedad”.</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="color: blue;"><br />
</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="color: blue;">2. No sé si estamos en una situación de crisis de valores universales, sí que estamos frente a una crisis general de las democracias liberales, tanto en términos políticos como económicos. No es fácil ofrecer una receta, aunque por lo menos debemos ser capaces de reconocer cuáles han sido las causas que nos han llevado hasta aquí, en especial el triunfo del modelo neoliberal con el consecuente predominio del individualismo a ultranza y el olvido de los valores de solidaridad que Occidente defendió frente al modelo comunista.</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="color: blue;"><br />
</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="color: blue;">3. Creo que el relato de lo que ocurre está aún en formación, estamos quizás todavía demasiado cerca de la crisis (cuyo inicio podemos situar en 1989, con la caída del muro de Berlín, y su clímax en 2008, con la caída de Lehman Brothers). Pero justo corresponde a los novelistas —y en otro sentido, a los historiadores— elaborarlo en los años que vienen.</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="color: blue;"><br />
</span></div><div style="text-align: justify;"><strong><span style="color: red;">Jonathan Franzen (Escritor)</span></strong></div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;"><span style="color: blue;">1. Me siento un poco como alguien que trabaja en una fábrica y vienen a preguntarle cuál debe ser la función de los trabajadores hoy en día. Supongo que debe ser un rol parecido. En cada caso la respuesta debe ser la misma: ser un buen ciudadano, prestar atención a lo que sucede y votar. Hay algo que diferencia mi situación del que hace muebles y es que como ciudadano siento cierta responsabilidad para hablar de las formas de injusticia que son importantes para mí. No creo que los norteamericanos busquen consejos políticos de los escritores. Para los americanos esa es una idea ridícula, así como pedirle a un fabricante de muebles que arregle el mundo. Su respuesta sería: “Así es como yo ayudo, haciendo los muebles lo mejor que puedo”.</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="color: blue;"><br />
</span></div><div style="text-align: justify;"><strong><span style="color: red;">Victoria Camps (Filósofa)</span></strong></div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;"><span style="color: blue;">1. Los intelectuales de hoy son los periodistas que escriben artículos de opinión, participan en tertulias y en debates. Siguen contribuyendo, como siempre, a formar opinión, pero a través de los medios de comunicación y, por lo tanto, subordinados a las exigencias de cada medio.</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="color: blue;"><br />
</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="color: blue;">2. Supongo que al hablar de valores nos referimos a valores morales. No creo que esos valores estén ahora más en crisis. Lo que sí ocurre es que cada vez son valores más abstractos (por eso pueden ser universales) y requiere más esfuerzo vincularlos a prácticas concretas. ¿Remedio? Un cambio de paradigma radical que conduzca a admirar más al responsable, honrado y decente, que al corrupto y codicioso.</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="color: blue;"><br />
</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="color: blue;">3. Tenemos un diagnóstico de lo que ha ocurrido y por qué. Quizá falta el relato del tratamiento más adecuado para salir de la crisis y, lo que es más importante, no volver a poner las condiciones para caer en algo parecido otra vez.</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="color: blue;"><br />
</span></div><div style="text-align: justify;"><strong><span style="color: red;">Milagros del Corral (Delegada de la Unesco para el libro digital)</span></strong></div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;"><span style="color: blue;">1. La sociedad española no destaca por su aprecio a los intelectuales —de los que tampoco andamos sobrados— y que más bien inspiran recelo. Quizás por esta razón, estos vienen manteniendo un perfil bajo, sobre todo desde el principio de la crisis dejando el territorio del pensamiento en manos de los economistas. Actualmente, su misión ha sido okupada de alguna manera por los “indignados” que no plantean su rebeldía desde un riguroso análisis intelectual sino desde lo visceral de sus experiencias.</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="color: blue;"><br />
</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="color: blue;">2. La crisis de valores es ante todo la crisis del pensamiento europeo y la estruendosa abdicación de la defensa de estos valores por parte de unas Naciones Unidas envejecidas. Europa es hoy “l’Europe des épiciers”, más preocupada por la pérdida de valor adquisitivo de sus ciudadanos y de su peso político a nivel global. El sueño europeo, porque se quedó en los cimientos mercantiles que ahora se tambalean peligrosamente, se está desmoronando ante nuestros ojos sin haber alcanzado sus ideales fundadores porque hemos perdido el relato y la fe en la fuerza de nuestro pensamiento y en el poder de las ideas cuando más falta nos hacían.</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="color: blue;"><br />
</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="color: blue;">3. Echamos en falta ese relato coherente precisamente por haber decidido que solo se trata de un fenómeno pasajero puramente económico, cuando el verdadero problema tiene tanto o más que ver con modos de vida insostenibles y modelos sociales importados, que los españoles no supimos asimilar inteligentemente, abandonándonos de forma acrítica al disfrute materialista y a un individualismo exacerbado. No se trata de flagelarnos sino de hacer un “examen de conciencia” sobre los errores pasados, y un “propósito de la enmienda” que parta del reconocimiento de quiénes somos y de dónde venimos, sin cainismos ni derrotismos, con un mínimo de perspectiva histórica, para construir sobre bases sólidas la visión de quiénes podemos ser. No importa tanto de quién sea la culpa de lo que pasó porque, en buena medida, la culpa es de todos. En efecto, el relato de la España del siglo XXI está por escribir.</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="color: blue;"><br />
</span></div><div style="text-align: justify;"><strong><span style="color: red;">Daniel Divinsky (Editor)</span></strong></div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;"><span style="color: blue;">1. Rancière escribió: “Actuar con el pensamiento es propio de todos, por ende, de nadie en particular (…). En este sentido, nadie tiene derecho a hablar como intelectual, lo que equivale a decir que todo el mundo lo es”. Esta afirmación es indiscutible, por lo cual ese papel es el de cualquier ciudadano, con el agregado como “misión”, de que, al manejar mejor —se supone— la palabra, deberían poner en letras los pensamientos de la comunidad.</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="color: blue;"><br />
</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="color: blue;">2. “De las tres causas de la Revolución Francesa, enumeraré 99”, habría dicho un estudiante en un examen provocando una crisis terminal a su profesor (según Chamico, humorista argentino). Como no tengo espacio para describir las 99, me remito a lo que expresan Hobsbawm, Chomsky, Krugman y Stiglitz, con cuyas visiones coincido también en cuanto a posibles remedios.</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="color: blue;"><br />
</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="color: blue;">3. Dejó sin relato coherente a los voceros de los países y sectores sociales dominantes, que habían comprado antes, sin reticencias, la fábula del progreso y el crecimiento infinitos. Hay otros relatos, muy coherentes, que vienen de orientaciones ideológicas diferentes.</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="color: blue;"><br />
</span></div><div style="text-align: justify;"><strong><span style="color: red;">Ariel Dorfman (Escritor)</span></strong></div><div style="text-align: justify;"><span style="color: blue;"><br />
</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="color: blue;">1. Cuidado con los preceptos y el deber ser, pero si tengo que elegir una sugerencia: no aburrir a muerte a nuestros lectores y congéneres mientras balbuceamos entre todos una salida veraz y compleja y plural a la crisis.2. No hay medios ni reparación mientras la pregunta se formule en forma tan abstracta, sin tomar en cuenta a la gente y su sufrimiento, no hay salida si no volvemos a colocar a la ética en el centro de nuestra búsqueda.3. Relatos hay. Lo que falta son las agallas y la generosidad intelectual para combatir la colectiva enfermedad del miedo.</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="color: blue;"><br />
</span></div><div style="text-align: justify;"><strong><span style="color: red;">José Manuel Sánchez Ron (Historiador de la ciencia)</span></strong></div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;"><span style="color: blue;">1. En un mundo en el que la información nos inunda, y en el que esta se confunde con la opinión crítica e informada, una opinión atenta siempre a la situación actual y al futuro que se aproxima, pero que no ignora las lecciones que se extraen de la historia, el intelectual debería esforzarse por ser un faro que estimule el pensamiento crítico relativo al mundo presente y próximo, planteando cuestiones y presentando sus propias respuestas.</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="color: blue;"><br />
</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="color: blue;">2. Un factor que ha contribuido a tal situación es una deformación de uno de los grandes logros de la historia de la humanidad, que se vio reforzado, afortunadamente, durante el siglo XX: la igualdad de derechos. Muchos han entendido esto en el sentido de que cualquier argumento es defendible sin más, por el mero hecho de tener el derecho de expresarla. Y esto, en mi opinión, no es así: todos tenemos el derecho de expresar opiniones y sustentar valores, pero sin argumentarlos cuidadosamente, no todos esos valores son equiparables. No veo otra forma de remediar esta situación —que favorece la dispersión y el desconcierto— que a través de una educación que no confunda derechos con valores, y que enseñe toda la historia y esfuerzos argumentativos que existen detrás de los valores que se han considerado o consideran “universales”, aunque por supuesto estos sean revisables, sujetos algunos, o muchos de ellos al momento histórico.</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="color: blue;"><br />
</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="color: blue;">3. No disponemos aún de un relato coherente de lo que está sucediendo, y ello porque no sabemos bien quiénes son los protagonistas de esta crisis, o al menos algunos de ellos. Ni siquiera sus centros neurálgicos. Y tampoco somos capaces de identificar las relaciones de causa-efecto, algo imprescindible a la hora de establecer cualquier relato coherente. Todo esto es en buena medida consecuencia de la tecnología de las comunicaciones que se han desarrollado. La globalización que esas tecnologías han producido ha hecho posible un desplazamiento e indeterminación de muchos y nuevos centros de poder, haciendo que el poder político tradicional ocupe un lugar menos central, y que no sepamos bien dónde se halla el poder económico, el que, parece, mueve hoy realmente los “hilos” del mundo.</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="color: blue;"><br />
</span></div><div style="text-align: justify;"><strong><span style="color: red;">José Manuel Blecua (Director de la Real Academia Española)</span></strong></div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;"><span style="color: blue;">1. Habría que saber qué se entiende hoy por intelectuales porque esa referencia, tal como la hemos conocido, se ha desdibujado por completo. Es probable que para muchos ciudadanos lo más parecido a un intelectual sea, no sé, el autor de una de esas guías de autoayuda, tan de moda, o el tertuliano que dicta sentencias desde un canal de televisión. La misión del intelectual, al margen de todos los cambios sociales y tecnológicos, debería ser la clásica: una voz crítica, con autoridad moral, capaz de reflexionar y hacer propuestas originales y solventes sobre la sociedad y sus circunstancias.</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="color: blue;"><br />
</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="color: blue;">2. No habría que demonizar la palabra crisis. No tiene por qué ser sinónimo de hundimiento ni de fatalidad. La segunda acepción de nuestro diccionario puede resultar útil para darle un sentido más positivo al término porque no es catastrofista. Dice el DRAE sobre crisis: “Mutación importante en el desarrollo de procesos, ya de orden físico, ya históricos o espirituales”. Y esto es lo que ocurre: estamos viviendo una época de profundos cambios, de transformaciones sociales y económicas que se producen a una velocidad de vértigo y que afectan a millones de personas. Esa es la gran diferencia frente a otros momentos: todo sucede muy deprisa, sin tiempo de asimilación, y afecta a muchísimos seres humanos, es global. Ya me gustaría a mí conocer posibles remedios. Solo se me ocurre decir que saldremos adelante, de eso estoy seguro, con esfuerzo y con innovación. Será imprescindible mejorar los sistemas educativos, la enseñanza, y no olvidar principios tan básicos como la honestidad, la solidaridad y la justicia.</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="color: blue;"><br />
</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="color: blue;">3. No estoy tan de acuerdo en esto último. El “fenómeno”, si por tal entendemos lo que está sucediendo con la denominada crisis, sí que se está contando, hay mucho relato, incluso excesivo. Se escribe y se habla, se opina a todas horas y en todas partes. A lo mejor hemos de ir más despacio, pararnos a pensar, separar las voces de los ecos, según el consejo machadiano. Decía don Camilo José Cela que España, al menos en su época, era un país de arbitristas, de gente aficionada a discurrir planes disparatados para arreglar el mundo. Sin compartir del todo la exageración de don Camilo, algo de razón sí que tenía. Hemos de dar menos consejos, menos soluciones mágicas, y trabajar mejor, cada uno en nuestro campo y de acuerdo con nuestras responsabilidades.</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="color: blue;"><br />
</span></div><div style="text-align: justify;"><strong><span style="color: red;">Bernardo Atxaga (Escritor)</span></strong></div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;"><span style="color: blue;">1. No hay espacio para intelectuales como los de antaño. No vivimos en el desierto, en una sociedad en la que una mayoría carece de expresión (como en los días de Zola); vivimos en una selva con infinidad de voces, y lo que abunda es el “microintelectual”, persona que escribe artículos o libros y hace lo que puede en favor de tal o cual causa, generalmente poco.</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="color: blue;"><br />
</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="color: blue;">2. Siempre ha sido así. Cuando Hesíodo escribió el Mito de las edades juzgó que su época pertenecía a la edad de hierro; las otras edades, sobre todo la de oro, solo habían tenido realidad en un pasado muy remoto. En cuanto a los remedios, lo mejor es empezar por uno mismo.</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="color: blue;"><br />
</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="color: blue;">3. El relato existe, y basta leer a los socialistas (como los de antaño, se entiende) o a los seguidores de la escuela de Keynes (James K. Galbraith, por ejemplo) para conocerlo. Esquemáticamente, la causa principal de la crisis hay que buscarla en el modelo económico de la Escuela de Chicago (“el mercado es capaz de autorregularse”, etcétera) y en la ideología política concomitante (derecha y extrema derecha).</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="color: blue;"><br />
</span></div><div style="text-align: justify;"><strong><span style="color: red;">Santiago Auserón (Músico)</span></strong></div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;"><span style="color: blue;">1. El intelectual ha quedado fuera de juego a finales del siglo XX. En otro tiempo era el letrado que aconsejaba a los tiranos, el clérigo que intervenía en el control de la moral pública, el pensador de la revolución. Ahora apenas puede ejercer como maestro de escuela o como estrella mediática de quinto orden.</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="color: blue;"><br />
</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="color: blue;">2. El modelo económico americano, reforzado tras la Segunda Guerra Mundial, se independiza de esa tradición. La ciencia depende de los tecnócratas y de los grandes especuladores, bajo el supuesto de que la inercia del dinero guía a la humanidad mejor que los saberes tradicionales. La única solución es que la ciencia vuelva a aliarse con las artes y las letras, convirtiendo el conocimiento en bien público.</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="color: blue;"><br />
</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="color: blue;">3. La especulación con valores numéricos no necesita relato. La gente necesita, sin embargo, además de dinero, una puesta al día de la fantasía, de la capacidad de representar el mundo. Todos manejamos programas de imagen y sonido para hacer cosas banales. Quizá llegue un momento en que los chavales puedan aplicar lo que aprenden con los aparatos al discurso político y a las relaciones sociales.</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="color: blue;"><br />
</span></div><div style="text-align: justify;"><strong><span style="color: red;">Yuri Herrera (Escritor)</span></strong></div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;"><span style="color: blue;">1. “Los intelectuales” no son ya esos profetas encerrados en claustros: entre los intelectuales profesionales hay, sí, escritores de libros pero también de blogs, autores de cómics, diseñadores de sitios de Internet y activistas en favor de la libertad de información.</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="color: blue;"><br />
</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="color: blue;">2. No sé si se puede seguir hablando de una “misión”, como si hubiera una obligación religiosa, pero sí creo que una de las labores es articular discursos que no solo ayuden a conjurar el caos sino a pensar otro tipo de orden social. A veces pareciera que vivimos la utopía de Cándido y sí es este el mejor de los mundos, porque no hay manera de desentrañar sus mecanismos y lo que queda es acomodarse a ellos. Ante eso, hacer preguntas incómodas y no permitir que sus opiniones estén maniatadas por el cheque quincenal.</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="color: blue;"><br />
</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="color: blue;">3. Tal vez la crisis se derive de la contemplación del lugar al que nos llevaron esos valores: la opresión religiosa, la pesadilla de la razón en el siglo XX, por ejemplo. Si por remedio se entiende construir otro conjunto de valores que todos deben compartir, creo que esa solución ya no es factible. Los Grandes Relatos, incontestables y solemnes, están sometidos a la crítica más feroz. Y entre ellos incluyo a la Tecnología, que para muchos es la nueva panacea o la nueva ficción religiosa. Y esa crítica debe implicar ponerle nombre a las atrocidades cotidianas con las que convivimos como si fueran ineludibles (la súper explotación laboral no como un accidente sino como la norma entre las compañías más “respetables”, los genocidios, la devastación ambiental) y confrontar a sus responsables. Es a partir de esta clase de acciones como van produciéndose esos valores, no al contrario.</span></div><br />
<span style="color: red;"><strong>Fuente:</strong> Diario El País, sección cultural.</span> 25 de febrero del 2012.Eddy Romero Mezahttp://www.blogger.com/profile/00504014181435298948noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-605867448761440624.post-36062670123063946232012-01-30T16:37:00.000-08:002012-01-30T16:40:20.930-08:00Renuncia a la violencia por mano propia y monopolio de la violencia legítima por el Estado.<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgSqS-Eey6dJEVAQJaMKppJ09q9Oot5HFS2u-0PCuvNtA66BfOjZr57od8W4g_NgY8AbUvGKMRaw360vwWyB4fao4eIZCillwmdlXrZOqBixGDYMQzSpFKEqRJdPS14_tiCE0jypppWS7dn/s1600/La+violencia+y+lo+sagrado,+Rene+Girard..jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><strong><span style="color: red; font-size: x-large;"><img border="0" gda="true" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgSqS-Eey6dJEVAQJaMKppJ09q9Oot5HFS2u-0PCuvNtA66BfOjZr57od8W4g_NgY8AbUvGKMRaw360vwWyB4fao4eIZCillwmdlXrZOqBixGDYMQzSpFKEqRJdPS14_tiCE0jypppWS7dn/s1600/La+violencia+y+lo+sagrado,+Rene+Girard..jpg" /></span></strong></a></div><div style="text-align: center;"><strong><span style="color: red; font-size: x-large;">El que a hierro mata…</span></strong></div><br />
Por: <strong><em>Nelson Manrique</em></strong> (Sociólogo)<br />
<br />
<div style="text-align: justify;"><span style="color: blue;">La muerte de tres delincuentes abaleados por sus potenciales víctimas en Lima y la movilización de los transportistas de la ciudad de Trujillo que protestaron por el pase al retiro de un coronel de la policía acusado de organizar escuadrones de la muerte para asesinar a decenas de delincuentes parecen instalar un estado de ánimo en la población de imprevisibles consecuencias.</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="color: blue;"><br />
</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="color: blue;">Según una investigación de Ipsos /Apoyo, un 31% de los encuestados considera que las personas deben portar armas. El 92% piensa que una persona que asesina a un delincuente al defenderse no merece ningún castigo. Un 82% consultado por elcomercio.pe en un sondeo (se entiende que entre personas que tienen acceso a Internet, presumiblemente de clase media) afirma que piensa adquirir un arma para defensa propia. La preocupación por la seguridad personal es extendida.</span><br />
<span style="color: white;">.</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="color: blue;">¿Es grave la violencia en las ciudades peruanas? Si nos atenemos a los resultados de un estudio publicado por el Consejo Ciudadano para la Seguridad Pública y Justicia Penal de México, hecho en base a la información que los propios gobiernos han subido a Internet (http://bit.ly/yZwSv9), no estamos entre los países más golpeados por la violencia. Las ciudades que ocupan los 10 primeros lugares en esta investigación se concentran en 4 países: México con 5 ciudades, Brasil con 2, Honduras 2 y Venezuela una. Aunque 40 de las 50 ciudades más violentas del mundo están en América Latina, ninguna ciudad peruana figura en la lista. Por supuesto, esto no significa que vivamos en el mejor de los mundos: ahí está el incremento de la delincuencia en Lima y Trujillo para recordárnoslo.</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="color: blue;"><br />
</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="color: blue;">Que dos jóvenes dispararan a matar contra sus agresores ha provocado una ola de adhesiones que en algunos casos, más allá de reivindicar el derecho a la legítima defensa, los presenta como héroes populares: vengadores ciudadanos, un sentimiento similar al provocado en Trujillo por los métodos del coronel PNP Elidio Espinoza. Esto es grave, pues no es lo mismo identificarse con quien quita la vida a otro como recurso último para defender la propia que aplaudir el disparar a matar como una manera de “ejercer justicia”. Es bueno recordar que en el Perú no existe la pena de muerte.</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="color: blue;"><br />
</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="color: blue;">En su clásico estudio La violencia y lo sagrado, Rene Girard afirma que el paso decisivo que dio la humanidad hacia la civilización fue renunciar a ejercer la violencia por mano propia para vengar los agravios y delegar la función de juzgar los crímenes y sancionarlos a un aparato impersonal al que se le delegó el monopolio de la violencia legítima: el Estado. Con una abundante evidencia empírica, Girard muestra cómo la violencia privada genera una espiral de represalias y contrarepresalias que termina destruyendo desde dentro a las sociedades que caen en esta dinámica mortal. Quienes se entusiasman con la imagen de los “vigilantes” o “vengadores” suelen perder de vista cómo, en lugar de detener la violencia, este camino suele llevarla a niveles inmanejables. La violencia por mano propia no detiene a la delincuencia. Pero, muertos a tiros atracadores que actuaban armados de cuchillos, sus sucesores empezarán a dotarse de armamento más contundente para ejercer sus fechorías, y esto eleva las cotas de la violencia a niveles muy por encima de lo que fue el punto de partida inicial.</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="color: blue;"><br />
</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="color: blue;">¿Cómo se las arreglan los policías británicos –los bobbies– que llevan como única arma una porra de goma? En Inglaterra está prohibido portar armas de fuego, y solo poseen estas legalmente los cuerpos especiales de seguridad. Como poseer una pistola es ya un delito penalmente punible, la violencia delincuencial –que por supuesto también existe– cobra un menor número de víctimas mortales. Compárese esta experiencia con las masacres masivas perpetradas estacionalmente en los EEUU por ciudadanos –anónimos hasta el día anterior a su estallido– que descargan sus frustraciones tomando sus fusiles adquiridos legalmente y acribillando a sus vecinos.</span><br />
<span style="color: white;">.</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="color: blue;">Aún está en nuestras manos escoger entre exigir al Estado que asuma responsablemente el reto de la seguridad ciudadana o rodar por la pendiente de la justicia por mano propia.</span></div><br />
<span style="color: red;"><strong>Fuente: Diario La República</strong> (Perú).</span> Martes, 17 de enero de 2012.Eddy Romero Mezahttp://www.blogger.com/profile/00504014181435298948noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-605867448761440624.post-43886098307487931992011-09-13T15:18:00.000-07:002011-09-13T15:18:59.571-07:00Sensibilizar a sociedades narcisistas puede lograrse, con tecnologías comunicativas y obras de la imaginación (literatura, audiovisuales, etc).<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiYy5ABVnDD_3J303sDt7yxlARocZ6YfVMnMJhJEjkBsak0_iFuarWToAqVmCq5OgGp5hPZVIOUTDE6DDYgagjcxQWaBsplSVnKDKNcXD1pIM2u13Q-LFkJ0Vv-CtOoYpSSFB3cZX1KkrBN/s1600/Dianoia+griega.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="320px" rba="true" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiYy5ABVnDD_3J303sDt7yxlARocZ6YfVMnMJhJEjkBsak0_iFuarWToAqVmCq5OgGp5hPZVIOUTDE6DDYgagjcxQWaBsplSVnKDKNcXD1pIM2u13Q-LFkJ0Vv-CtOoYpSSFB3cZX1KkrBN/s320/Dianoia+griega.jpg" width="213px" /></a></div><div style="text-align: center;"><strong><span style="color: red; font-size: x-large;">Del mito a la idea</span></strong></div><br />
Por: <strong><em>Tomás Abraham </em></strong><br />
<br />
<div style="text-align: justify;"><span style="color: blue;">Se ha puesto de moda sostener que la política necesita de mitos para entusiasmar al pueblo y, sobre todo, darles trabajo a los académicos. Cuando se dice "mito" se dice "entusiasmo". Kant escribía que la Revolución Francesa era una virtualidad permanente más allá de su fracaso. Pensaba que la gesta francesa quedaría en la memoria de los hombres. La emparentaba con su teoría de la estética, en la que lo que definía como "sublime" en el arte nos da la vivencia de lo imponente, infinito, apabullante. El romanticismo en sus variadas expresiones también invoca a las intensidades que superan el dominio seco de la razón. Wagner, al diagnosticar la decadencia de la cultura alemana impregnada de cristianismo episcopal e ilustración afeminada, ponía al día en sus óperas las sagas de los Nibelungos y la belleza de su Sigfrido matando al dragón. Su alumno Federico Nietzsche, en sus momentos de melancolía extrema, creaba el Zaratustra superhombre. Thomas Carlyle ungió a la figura del héroe. El dominio de los afectos tampoco es extraño a Michel Foucault, quien nos habla de la espiritualidad, la dianoia griega, una conversión que a través de la construcción de una nueva subjetividad exige una serie de trabajos que llama "tecnologías del yo". Se le ocurrió que la revolución iraní de Khomeini era un ejemplo de nueva espiritualidad política.</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="color: blue;"><br />
</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="color: blue;">El filósofo Richard Rorty también desconfía de la razón como motivadora de la acción colectiva. Pero su apelación no es a los mitos con sus héroes, sino al prójimo. Considera que existen los medios de sensibilización a través de la educación sentimental. Lo que llama "solidaridad" se logra mediante la identificación con el sufrimiento de los otros, aunque pertenezcan a culturas diferentes y países lejanos. El dolor es universal; la felicidad es individual. Sensibilizar a sociedades narcisistas puede lograrse, dice, con tecnologías comunicativas y obras de la imaginación, desde la literatura hasta los documentos audiovisuales, potenciados hoy por la velocidad digital.</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="color: blue;"><br />
</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="color: blue;">Para el filósofo del pragmatismo, no se trata de enarbolar dioses terrestres, sino de creer que la crueldad o el abuso del poder es el mayor mal que un hombre puede infligir a otro. Solidaridad y libertad son valores que no necesitan de intensidades estéticas fértiles para la creación artística, pero fatales para la gestión de los asuntos políticos.</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="color: blue;"><br />
</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="color: blue;">No sólo la muerte les da sentido a las cosas.</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="color: blue;"><br />
</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="color: blue;">Sin embargo, entre politólogos y cazadores de utopías, la fabricación de mitos se ha convertido en una inquietud intelectual en la era de la ciencia. Constituye una nueva figura de la racionalidad que se critica a sí misma. Este malestar en la cultura, la necesidad de nuevas ilusiones que alegren el porvenir -esta vez, recordando al escéptico Freud- es peculiar de la clase media. Es el estamento social en el que elucubran los eruditos preocupados por la mitología política. Los intelectuales de clase media odian a la clase media y practican el desprecio de la razón.</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="color: blue;"><br />
</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="color: blue;">Entre nosotros, la idea de mito es insistente. La política se edifica a partir de las figuras sacrificiales de Evita, la "juventud maravillosa" y ahora Néstor. Los tres son símbolos del discurso político de estos años, y configuran la filigrana sobre la cual se teje el relato oficial. "El mito es inherente a la política", dicen, como si volviera Pascal para repetirnos que el corazón tiene razones que la razón no comprende.</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="color: blue;"><br />
</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="color: blue;">Este sentimentalismo burgués nace por el ocaso de la idea de revolución. Ni a Lenin ni a Mao se les ocurría confesar que las masas proletarias necesitan mitos. Creían en la ciencia de la historia llamada materialismo histórico y provenían de una tradición ilustrada. Los jóvenes hegelianos, Marx a la cabeza, de acuerdo con su maestro Feuerbach, concebían la religión como un mecanismo de alienación de las conciencias, que despojaba a los hombres de su libertad a favor de la producción de fetiches.</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="color: blue;"><br />
</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="color: blue;">Del tótem o del ídolo religioso, del reino de los dioses al mundo de las mercancías, el camino es considerado breve y rápido. Adorar efigies celestiales ponía en funcionamiento el mismo mecanismo que el fetichismo de la mercancía. Lo mismo pasa en la actualidad. La creación de mitos en la sociedad del espectáculo y del consumo masivo hace que la intención academicista de crear mitos para la felicidad del pueblo sea una secreción del capital y de su hermana la burocracia de Estado.</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="color: blue;"><br />
</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="color: blue;">A esta necesidad romántica de mitificar y crear panteones sacrificiales se le opone una especie de utilitarismo que pregona que lo que le importa a la gente es que se le solucionen los problemas. Hacen un llamado a lo concreto y descreen de toda ideologización. Lo percibimos en el macrismo y en el sciolismo. En este último caso, ha habido un ligero cambio desde el momento en que su referente invoca a Dios y habla de su vida con un sentido religioso y agradecido.</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="color: blue;"><br />
</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="color: blue;">La gratitud y la compasión son parte del discurso religiosamente correcto.</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="color: blue;"><br />
</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="color: blue;">Un relato mitologizante necesita dos ingredientes: un mártir y un enemigo. Ambos protagonistas han sido la característica principal del mensaje cristiano, que comienza con la pasión de un Dios que muere por amor a los hombres, y de un enemigo que no es el diablo, sino más bien el hereje, es decir, el enemigo interno. Nuestro país, eminentemente católico, ha separado por ley la Iglesia del Estado, al tiempo que ha reintegrado el sentimiento de culpa cristiano en el corazón de los intelectuales del Modelo de Crecimiento con Inclusión, para completarlo con el de Compasión con Resentimiento.</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="color: blue;"><br />
</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="color: blue;">Hace poco, un dirigente progresista me decía que necesitaba un mito. En su foja de servicios carecía de mártires, de héroes y de enemigos. Lo primero que pensé fue lo absurdo que es pretender construir un mito. Se invalida por su mismo enunciado. Nadie cree en un mito. A nadie se le ocurre creer en el mito mesopotámico. Se cree en el Dios de los judíos o no. Se cree en la Verdad, no en una narración de la que no se puede ocultar su artificio retórico. En todo caso, respondí que, desde mi punto de vista, lo que en realidad necesitaba era una Idea, así, con mayúscula, como la escribiría Herr professor Hegel, una idea fuerza que tuviera la potencia de una imagen.</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="color: blue;"><br />
</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="color: blue;">La diferencia con el mito es que mientras éste remite a un origen sacrificial que les da sentido al relato y a la historia, la idea es clave de futuro, sin que por eso deba ser mesiánica. La mención de un futuro no está de más en este país de los recuerdos, en el que las sombras son cada vez más largas.</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="color: blue;"><br />
</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="color: blue;">No todos los fundadores de mitos o epopeyas son mártires del amor; los hay más divertidos, como el conocido Prometeo, creador de la civilización por haber robado el fuego divino que ofrendó a los hombres para que cocieran la carne animal y el barro. Así, hizo posible la cocina y el techo, la comida y el abrigo, la cuna de la humanidad.</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="color: blue;"><br />
</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="color: blue;">Al insistir el mentado dirigente en que no veía cómo las meras ideas pueden atraer a una juventud que necesita ídolos y camisetas estampadas, le dije que había que pensar en un nombre entusiasmante que compitiera con La Cámpora.</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="color: blue;"><br />
</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="color: blue;">Luego de unos minutos de reflexión, se me ocurrió que frente al nombre de quien fue un simple adláter del trío Juan D. Perón-Isabel-López Rega, bien podía surgir el nombre de una verdadera mole del firmamento nacional, no la "Mole" Moli, sino el hombre más genial de la historia argentina.</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="color: blue;"><br />
</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="color: blue;">De ese modo, se podía crear La Sarmiento, rama juvenil de la Argentina del futuro, aprovechando la coyuntura que favorece el intento. Después de la alocución de Hugo Biolcatti en la Sociedad Rural, en la que se sirvió del ilustre sanjuanino para criticar al Gobierno, hubo una reacción generalizada ante lo que se consideró una apropiación indebida del gran escritor presidente.</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="color: blue;"><br />
</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="color: blue;">Para sorpresa de muchos, vimos cómo un contingente de revisionistas históricos multiplicó las citas de textos dispersos y nos remitió al famoso discurso de Chivilcoy y demás intervenciones para mostrar que el autor del Facundo denunciaba la codicia de la oligarquía y elogiaba los menesteres y la conducta de los gauchos.</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="color: blue;"><br />
</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="color: blue;">El prócer olvidado del Bicententario resurgía así como herramienta crítica de la Mesa de Enlace, y se le hacía un lugar en el panteón oficial. Sarmiento pasaba de ser genocida a ser antioligarca.</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="color: blue;"><br />
</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="color: blue;">Por eso pensé que en esta nueva muestra de neooportunismo histórico se creaba un contexto favorable para que Sarmiento adquiriera su femenino correspondiente y encolumnara a las juventudes de un proyecto progresista con miras al futuro.</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="color: blue;"><br />
</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="color: blue;">El pasado mítico se origina en una muerte, mientras que la idea de futuro es una llama de vida. No está mal como consigna. Finalmente, no todo es memoria, menos cuando se la usa para manipular el presente.</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="color: blue;"><br />
</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="color: blue;">Es posible, entonces, pasar de la Idea al Ideal sin pagar el peaje mítico.</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="color: blue;"><br />
</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="color: blue;">Sarmiento le habla a la juventud con algo más que con el gesto del puño derecho en el corazón, mueca de funcionarios en busca de aliento. La mística sobreactuada de hoy, el lenguaje liberacionista degradado, sólo encubren el único modelo real impuesto en estos años: construir poder con el dinero del Estado. Hay otro nervio en Sarmiento, otro vigor, otro talento, otra locura. Nos toca redescubrirla y hacerla joven. </span><span style="color: black;">© La Nacion</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="color: blue;"><br />
</span></div><strong><span style="color: red;">Fuente: Diario La Nación</span></strong> (Argentina). Viernes 02 de septiembre de 2011.Eddy Romero Mezahttp://www.blogger.com/profile/00504014181435298948noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-605867448761440624.post-84531523121933562312011-05-14T08:40:00.000-07:002011-05-14T08:40:10.746-07:00El Filósofo inglés Jeremy Bentham, creador del Utilitarismo y el Panopticon. "El Lutero del mundo legal".<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiGpqtmm6ZSxmtPfDmz52t2JuoyfwOb_RSE9UAdHcxls2rOv-zoOMcPvHo_YWPCQlxB51Xaz4PF2HJ813FakoMRvArEZVr7HVKhufboM1n9li7g0vcRBriVZVyhTwxonur7J46lpZvXVrtT/s1600/El+Fil%25C3%25B3sofo+ingl%25C3%25A9s+Jeremy+Bentham%252C+creador+del+Utilitarismo..gif" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="320" j8="true" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiGpqtmm6ZSxmtPfDmz52t2JuoyfwOb_RSE9UAdHcxls2rOv-zoOMcPvHo_YWPCQlxB51Xaz4PF2HJ813FakoMRvArEZVr7HVKhufboM1n9li7g0vcRBriVZVyhTwxonur7J46lpZvXVrtT/s320/El+Fil%25C3%25B3sofo+ingl%25C3%25A9s+Jeremy+Bentham%252C+creador+del+Utilitarismo..gif" width="258" /></a></div><br />
<div style="text-align: center;"><strong><span style="color: red; font-size: x-large;">El Gran Hermano del siglo XVIII</span></strong></div><br />
Por: <strong><em>Miguel Vendramin</em></strong><br />
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<div style="text-align: justify;"><span style="color: blue;">En el invierno europeo de 1999, mientras caminaba por una calle de Londres, me vino a la memoria el nombre de Jeremy Bentham. Recordé un curioso artículo que hace mucho tiempo le había dedicado un gran escritor inglés, Aldous Huxley ("Variaciones sobre las cárceles", en Temas y v ariaciones, de 1962) en el que contaba su visita a la sede del University College, donde se exhibe la momia de Bentham, acompañado por una de las personalidades más admirables y menos recordadas de nuestro tiempo: el doctor Albert Schweitzer.</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="color: blue;"><br />
</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="color: blue;">Bentham fue un pensador inglés del siglo XVIII, creador de un sistema filosófico cuyo nombre lo dice casi todo: el utilitarismo. En 1999, Big Brother ( Gran Hermano ), el reality show que hasta hace poco ha tenido, en nuestro país, su séptima versión, despertaba el interés unánime de los televidentes europeos. No creo que sus inventores, los productores de la empresa holandesa Endemol, hayan pensado en Jeremy Bentham. Y, sin embargo, es en él y en sus ideas, y no en 1984 , la inquietante novela de George Orwell en la que todo está controlado por la figura omnipresente del Gran Hermano, donde debería buscarse el antecedente más lejano, que recuerde, de Big Brother .</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="color: blue;"><br />
</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="color: blue;">Jeremy Bentham vivió toda su larga vida en Londres. Había nacido en 1748 y murió allí en 1832. Fue un niño prodigio: a los tres años, leía en latín; a los 12, entró a Oxford, donde se graduó a los 16. Con antecedentes tan "dudosos", difícilmente se lo habría invitado hoy a un programa de televisión, ya que personas como él no aportan rating.</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="color: blue;"><br />
</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="color: blue;">Un retrato pintado por H. W. Pickersgill, que se conserva en la National Portrait Gallery de Londres, lo refleja en su madurez con el pelo gris casi hasta los hombros, las manos pequeñas y cuidadas, la nariz afilada y la mirada inexpresiva, austero, con cierto aire de clérigo protestante. Por algo se lo llamó "el Lutero del mundo legal".</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="color: blue;"><br />
</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="color: blue;">Charles Dickens, que tenía a menudo un humor zumbón, satirizó sutilmente a Bentham y su utilitarismo en una novela de título profético y casi siempre actualísimo: Tiempos difíciles , de 1854, en la que Thomas Grandgrind, uno de los protagonistas, reclama, igual que nuestro filósofo, hechos, realidades: Facts, facts, facts.</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="color: blue;"><br />
</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="color: blue;">La vida de Bentham fue una larga aventura mental. ¿Qué otra cosa puede pensarse de alguien cuya única y gran pasión fue la crítica radical y la reconstrucción de todas las instituciones inglesas: economía, educación, religión, política, leyes?</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="color: blue;"><br />
</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="color: blue;">Sin embargo, este hombre serio tenía su pizca de humor, su lado superficial, con esa amable frivolidad del siglo XVIII, que hace que lo veamos hoy de otra manera. Dispuso, por ejemplo, que su cuerpo fuera destinado a la disección y que su esqueleto se exhibiera, con un toque de macabro british humour , vestido con sus propias ropas -pantalones de algodón blanco, levita verde, sombrero de paja de ala ancha- en una suerte de garita situada en lo alto de la escalera del University College de Londres, que había ayudado a fundar.</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="color: blue;"><br />
</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="color: blue;">Aldous Huxley recuerda la risueña exclamación del doctor Schweitzer cuando se enfrentó con la momia: "¡Querido Bentham! Me gusta mucho más que Hegel. Fue responsable de mucho menos daño". Por cierto, no le faltaba razón. "De las profundidades de Hegel -escribe Huxley-, surgieron la tiranía, la guerra y las persecuciones; de la superficialidad de Bentham [?], casi todo lo sensible y humano en la civilización del siglo XIX."</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="color: blue;"><br />
</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="color: blue;">Durante casi veinticinco años, Jeremy Bentham se dedicó a elaborar los planos de una prisión perfectamente eficiente, un edificio circular denominado Panopticon, construido de tal manera que los presos debían pasar su vida en constante soledad y bajo la vigilancia perpetua de un guardián, colocado en el centro, que no podía ser visto.</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="color: blue;"><br />
</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="color: blue;">La idea la tomó prestada de su hermano, sir Samuel Bentham, destacado arquitecto naval que durante el reinado de Catalina la Grande construyó barcos de guerra para Rusia y diseñó una fábrica de líneas panópticas (es decir, que todo puede verse desde todos lados y en todo momento) con el propósito de que los operarios trabajaran más.</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="color: blue;"><br />
</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="color: blue;">La cárcel referida nunca se construyó, pese a que Jeremy Bentham firmó un contrato con el gobierno británico. Lo curioso de esta idea -que tiene mucho de inhumana- es que nació con el propósito de hacer más llevadera la vida de los prisioneros, víctimas de un tratamiento casi siempre insensible y brutal.</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="color: blue;"><br />
</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="color: blue;">Dos siglos después, el francés Michel Foucault comparó la sociedad actual con la cárcel panóptica ideada por el filósofo utilitarista. Las pruebas están a la vista.</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="color: blue;"><br />
</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="color: blue;">Sin embargo, la diferencia esencial entre el ciclo Gran Hermano y el Panopticon ideado por Bentham es, básicamente, ésta: en el reality show , los participantes viven prisioneros de su propio exhibicionismo; en el Panopticon, los presos son víctimas de un exhibicionismo no buscado. Otra diferencia es que allí no existe, como en el primero de los programas mencionados, el voto de la gente que les permita abandonar la cárcel: no pueden ser nominados.</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="color: blue;"><br />
</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="color: blue;">Están dentro de un laberinto y, como Asterión, el Minotauro, esperan a un futuro Teseo que los redima de esa prisión permanente de ojos y miradas que se bifurcan. </span></div><br />
<strong><span style="color: red;">Fuente: Diario La Nación (Argentina).</span></strong> Sábado 14 de mayo de 2011.Eddy Romero Mezahttp://www.blogger.com/profile/00504014181435298948noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-605867448761440624.post-22042049335929688822011-04-16T13:16:00.000-07:002011-04-16T13:16:57.000-07:00Renacimiento o nueva Edad Oscura. Pablo de Tarso, el predicador cristiano ante los filósofos atenienses.<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgYq2ypZXhIeEi0IeXcqBmMlvQaJh_JsFf5gVuDKudDOFGCQqVDhRPh2fcjZ0dwo4-E6XZw4JXc6Fzn60PnatmhA9ybu6a3qyXBxnMGCXslVuieDDSlWlBtAzyk8R0BxmtrS-fW4LDqjnhy/s1600/Historia+de+los+viajes+Pablo+de+Tarso+a+Grecia.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="231" r6="true" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgYq2ypZXhIeEi0IeXcqBmMlvQaJh_JsFf5gVuDKudDOFGCQqVDhRPh2fcjZ0dwo4-E6XZw4JXc6Fzn60PnatmhA9ybu6a3qyXBxnMGCXslVuieDDSlWlBtAzyk8R0BxmtrS-fW4LDqjnhy/s320/Historia+de+los+viajes+Pablo+de+Tarso+a+Grecia.jpg" width="320" /></a></div><br />
<span style="font-size: xx-small;"> Imagen: La Historia con Mapas</span><br />
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<strong><span style="color: #cc0000; font-size: x-large;">El altar del dios desconocido</span></strong><br />
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Por: <strong><em>Rafael Argullol</em></strong> (Escritor)<br />
<br />
<div style="text-align: justify;"><span style="color: blue;">En el desconcierto de nuestros días siempre resurge la misma duda: ¿estamos ante un nuevo Renacimiento o ante una nueva Edad Oscura? Los más pesimistas no tienen dudas con respecto a la inminencia de un tiempo tenebroso, y ven en signos e indicios el anuncio inminente de la catástrofe, en tanto que los más optimistas -o simplemente menos pesimistas- se tranquilizan presagiando una era dorada, gracias especialmente a la ciencia y a la técnica. Lo cierto es que hay argumentos para reivindicar ambas posiciones, y quizá esto sea lo propio de cada época y de cada presente: la ambigüedad extrema del futuro y la imposibilidad de formular profecías, a no ser que uno se ampare en doctrinas religiosas o ideológicas, que siempre tienen una perspectiva visionaria del porvenir.</span></div><span style="color: blue;"><div style="text-align: justify;"><br />
</div></span><div style="text-align: justify;"><span style="color: blue;">Bajo la advocación de un dios -fuera este de la religión o de la ideología-, el hombre se atreve al pronóstico porque la doctrina que abraza necesariamente le reclama un futuro mejor, cuando menos a largo plazo (el cristianismo ofrecía la salvación; el comunismo dibujaba la igualdad; la Ilustración se consolaba de las penurias del presente con promesas de libertad y progreso). El problema surge cuando el dios está ausente, y el altar vacío. Cuando los templos, también laicos, están deshabitados, como sucede en nuestros días, el pronóstico se hace imposible. ¿A qué juego vamos a apostar si ni siquiera sabemos las reglas del juego? Cuando el altar está vacío podemos, como máximo, adorar a los ídolos del presente -en los estadios, por ejemplo, o en los festejos lúdicos-, pero nos representa una gran temeridad, o nos produce una insoportable pereza, ir más allá de esto. Y esta indolencia, esta apatía, para bien o para mal, nos deja indiferentes ante lo que pueda suceder en un futuro siempre demasiado lejano y con escasas ilusiones de intervención en su modelaje.</span></div><span style="color: blue;"><div style="text-align: justify;"><br />
</div></span><div style="text-align: justify;"><span style="color: blue;">Si nos interesara el pasado -que tampoco nos interesa demasiado, en estricta simetría con nuestro desinterés por el porvenir- descubriríamos hasta qué punto es decisivo el tipo de dios que ocupará el altar vacío. Porque de lo que no hay duda es de que siempre hay un dios desconocido que acaba ocupando el trono de los viejos dioses.</span></div><span style="color: blue;"><div style="text-align: justify;"><br />
</div></span><div style="text-align: justify;"><span style="color: blue;">Hace 2.000 años Pablo de Tarso vio esto con una claridad difícil de superar. Entre sus muchos méritos el mayor era la capacidad de observación, fruto de su extraordinaria energía nómada. San Pablo, como todo observador lúcido de un mundo en transición, sabía que las ideas y los mitos circulaban con las caravanas y se discutían en las tabernas y posadas del camino. No hubo caminante capaz de competir con Pablo de Tarso, de quien se calcula que entre la conversión al cristianismo, cuando se dirigía a Damasco, y su martirio en Roma recorrió 30.000 kilómetros. De la Arabia profunda a Macedonia, de Corintio a Roma, y según alguna leyenda también a España. Viajaba casi siempre a pie, solo o con algún discípulo, a un promedio de 30 kilómetros por día.</span></div><span style="color: blue;"><div style="text-align: justify;"><br />
</div></span><div style="text-align: justify;"><span style="color: blue;">San Pablo, hombre de convicciones firmes, no era un gran orador, pero al parecer, con su actitud y su fe, tenía una enorme capacidad de persuasión. Se impuso en las ciudades de Oriente Medio y Asia Menor. Sin embargo, tuvo grandes dificultades en Atenas. Konstantino Kavafis, en un precioso poema, ha evocado el enfrentamiento entre el predicador cristiano y los filósofos atenienses. Aunque Atenas era ya tan solo una pequeña ciudad de provincias del Imperio Romano seguía contando con potentes escuelas estoicas, epicúreas y cínicas. Los filósofos, grandes argumentadores, desarmaban al infatigable Pablo.</span></div><span style="color: blue;"><div style="text-align: justify;"><br />
</div></span><div style="text-align: justify;"><span style="color: blue;">Hasta que este tuvo una ocurrencia genial: recordó haber visto, a las afueras de la ciudad, el altar al dios desconocido. En realidad, en la antigua Grecia, este tipo de altares no eran insólitos y en ellos se conmemoraba a los dioses sin nombre propio, un poco como en nuestra Fiesta de Todos los Santos o en nuestra Tumba al Soldado Desconocido. Pero Pablo se agarró a lo que le pareció una oportunidad y explicó que él, precisamente, anunciaba la venida de aquel dios desconocido. La estratagema surgió, al parecer, cierto efecto entre los oyentes y, aunque san Pablo abandonó Atenas sin el predicamento obtenido en otras ciudades, había logrado colocar la piedra angular del edificio en construcción. El altar estaba vacío pero pronto se llenaría con un nuevo dios que despertaría el entusiasmo de las multitudes.</span></div><span style="color: blue;"><div style="text-align: justify;"><br />
</div></span><div style="text-align: justify;"><span style="color: blue;">Antes que Kavafis, otro poeta, Giacomo Leopardi, se había preguntado cómo una doctrina del talante de la cristiana, mucho menos sofisticada que la clásica, había terminado por imponerse en todo el Imperio Romano, y cómo fervorosos pero poco avezados predicadores, encabezados por Pablo de Tarso, habían desplazado a maestros de la palabra y del discurso de la talla de los filósofos griegos.</span></div><span style="color: blue;"><div style="text-align: justify;"><br />
</div></span><div style="text-align: justify;"><span style="color: blue;">La respuesta la da el propio Leopardi: este mundo -el de los filósofos griegos-, pese a su decadencia imparable, era todavía brillante pero carecía de lo que el poeta italiano califica como valores de ilusión. En otras palabras, estaba falto de fuerza en medio de su exquisitez. Era un mundo sin ilusión, sin mística, la refinada sombra de una grandeza perdida. No estaba en condiciones de hacer frente a una invasión espiritual entusiasta.</span></div><span style="color: blue;"><div style="text-align: justify;"><br />
</div></span><div style="text-align: justify;"><span style="color: blue;">Por el contrario, al mundo predicado por san Pablo, tosco en muchos aspectos, le sobraba entusiasmo y era capaz de ofrecer a la multitud el espejismo de la salvación. Tenía valores de ilusión, tenía fuerza: podía hacerse con el altar del dios desconocido. Lo ocuparía durante los 2.000 años siguientes, si bien en una parte de este periodo tuvo que compartirlo con otras ideologías que se presentaron como nuevos dioses. Las utopías sociales o ilustradas, por ejemplo.</span></div><span style="color: blue;"><div style="text-align: justify;"><br />
</div></span><div style="text-align: justify;"><span style="color: blue;">Hoy día da la impresión de que las cosas han vuelto al punto en que las encontró el infatigable viajero Pablo de Tarso cuando, al acercarse a Atenas, divisó el altar del dios desconocido e interpretó, con razón, que el trono estaba vacío. Ninguna fuerza crea valores de ilusión, acaso con la excepción de la codicia; pero la codicia, por sí sola, únicamente reproduce el baile alrededor del Becerro de Oro al ritmo de un frenético presente continuo.</span></div><span style="color: blue;"><div style="text-align: justify;"><br />
</div></span><div style="text-align: justify;"><span style="color: blue;">En el horizonte, aparentemente, no hay pretendientes capaces de ocupar el altar vacío. Podría suceder que el altar ya se hubiera quedado vacío para siempre y que nos hayamos adentrado en una humanidad ajena a las ilusiones, por apatía, por escarmiento o por sano escepticismo.</span></div><span style="color: blue;"><div style="text-align: justify;"><br />
</div></span><div style="text-align: justify;"><span style="color: blue;">Sin embargo, también es posible -y probable- que ahora mismo, a pesar de nuestra ignorancia al respecto, se esté incubando el nuevo aspirante a ocupar el altar del dios desconocido. Y que de la naturaleza de ese dios dependa que nos encaminemos a una Edad Oscura o pongamos rumbo hacia un Renacimiento.</span></div><br />
<span style="color: #cc0000;"><strong>Fuente: Diario El País</strong> (España).</span> 16/04/2011.Eddy Romero Mezahttp://www.blogger.com/profile/00504014181435298948noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-605867448761440624.post-13333644208330194172011-04-12T21:40:00.000-07:002011-04-12T21:40:17.604-07:00Democracia y religión. El autoritarismo y las Iglesias. El judaísmo, cristianismo e islamismo frente a los desafíos de la libertad.<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhs2Euy5K02YX22ZImJVhyY-STmbSVZl794N4C1T8FXNisS1r619AC4mFMacEc-lmc5G7doIJqJ27ZusIZCtvvoFtu3Z5JLiq8XVBDV04nSqrwi1IRlCrHhPcDmitQIo150SvOSCGIJWczc/s1600/Democracia+y+religi%25C3%25B3n.+El+autoritarismo+y+las+Iglesias.+El+juda%25C3%25ADsmo%252C+cristianismo+e+islamismo+frente+a+los+desaf%25C3%25ADos+de+la+libertad..jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="320" r6="true" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhs2Euy5K02YX22ZImJVhyY-STmbSVZl794N4C1T8FXNisS1r619AC4mFMacEc-lmc5G7doIJqJ27ZusIZCtvvoFtu3Z5JLiq8XVBDV04nSqrwi1IRlCrHhPcDmitQIo150SvOSCGIJWczc/s320/Democracia+y+religi%25C3%25B3n.+El+autoritarismo+y+las+Iglesias.+El+juda%25C3%25ADsmo%252C+cristianismo+e+islamismo+frente+a+los+desaf%25C3%25ADos+de+la+libertad..jpg" width="302" /></a></div><strong><span style="color: #cc0000; font-size: x-large;">¿Puede Dios ser democrático?</span></strong><br />
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Por: <strong><em>Juan Arias</em></strong><br />
<br />
<div style="text-align: justify;"><span style="color: blue;">Podría parecer una provocación, en este momento en que tantos ciudadanos están sacrificando su vida en la defensa de la democracia y de la libertad -dos vocablos sinóni-mos- en los países árabes, que nos preguntásemos si Dios puede ser democrático.</span></div><span style="color: blue;"><div style="text-align: justify;"><br />
</div></span><div style="text-align: justify;"><span style="color: blue;">No lo es. Justamente, en este momento, en la nueva revolución que viven los pueblos de Oriente, están de alguna manera presentes las tres grandes religiones del Libro, las tres fes monoteístas de la Historia: judaísmo, cristianismo e islamismo.</span></div><span style="color: blue;"><div style="text-align: justify;"><br />
</div></span><div style="text-align: justify;"><span style="color: blue;">Muchos de los miedos en esta hora que la humanidad vive con aprensión, perplejidad y esperanza al mismo tiempo, están impregnados de tintes religiosos. Baste recordar el miedo a que los movimientos islámicos extremistas y antidemocráticos puedan llegar al poder bajo la excusa de derrotar al tirano de turno.</span></div><span style="color: blue;"><div style="text-align: justify;"><br />
</div></span><div style="text-align: justify;"><span style="color: blue;">Israel está perplejo. Es acusado de preferir la perpetuidad de regímenes dictatoriales, fieles a él, en detrimento de las democracias que podrían florecer en estos tiempos de la revolución de los jazmines. Israel es hija del Libro, de la Biblia, del Dios único del Sinaí, enemigo feroz de los ídolos, un dios que no fue ni podía ser democrático, pero que era también el Dios que liberaba a los esclavos de los faraones egipcios.</span></div><span style="color: blue;"><div style="text-align: justify;"><br />
</div></span><div style="text-align: justify;"><span style="color: blue;">Los cristianos oficiales, la otra religión monoteísta, están a mi parecer, demasiado callados ante la revolución en curso en busca de la democracia árabe. No debería extrañar. No hace ni un año, el secretario de Estado del Vaticano, cardenal Tarcisio Bertone, afirmó taxativamente que la Iglesia "no puede ser democrática" porque en la Iglesia el "poder es indivisible".</span></div><span style="color: blue;"><div style="text-align: justify;"><br />
</div></span><div style="text-align: justify;"><span style="color: blue;">El Vaticano sigue siendo una monarquía absoluta, difícilmente permeable a los valores democráticos modernos. Y la Iglesia católica ya vivió regímenes teocráticos tiranos; ya usó y abusó de la Inquisición y de las guerras de religión. Una Iglesia en la que el Papa goza de la prerrogativa de la infalibilidad y del poder de excomunión, no puede ser democrática.</span></div><span style="color: blue;"><div style="text-align: justify;"><br />
</div></span><div style="text-align: justify;"><span style="color: blue;">Y, sin embargo, hoy, quizás más que nunca en el pasado, es cuando los seguidores de las tres grandes religiones monoteístas -judíos, cristianos y musulmanes- empiezan a ser sensibles a los valores modernos de la democracia, la mejor forma hasta hoy conocida, de expresar esa verdad irrenunciable de que todos los seres humanos son iguales y de que ninguno ha sido escogido por ningún dios para gobernar sobre los demás; muchos sacrifican sus vidas en la defensa de este principio sacrosanto de que todos somos igualmente libres.</span></div><span style="color: blue;"><div style="text-align: justify;"><br />
</div></span><div style="text-align: justify;"><span style="color: blue;">Como en la antigua Grecia democracia era sinónimo de libertad, también hoy ese binomio es indivisible. Y ese es el gran interrogante de todos los creyentes de hoy, cómo conciliar su fe, que se funda en el absolutismo religioso, en que el poder se regala pero no se participa libremente, con los principios irrenunciables de los valores democráticos en los que el poder está en el pueblo, es de todos y no de alguien que se lo apropia.</span></div><span style="color: blue;"><div style="text-align: justify;"><br />
</div></span><div style="text-align: justify;"><span style="color: blue;">En estas horas, sería importante que los seguidores democráticos, de las tres religiones que intrínsecamente no lo son, hicieran un esfuerzo para intentar conciliar las exigencias de su fe con el rechazo a los tiranos y tiranías, admitiendo que la peor de las democracias es mejor -yo diría más divina- que la mejor dictadura castradora de libertades.</span></div><span style="color: blue;"><div style="text-align: justify;"><br />
</div></span><div style="text-align: justify;"><span style="color: blue;">Hice, como enviado primero del desaparecido diario Pueblo y, después, de este diario, más de 100 viajes con los papas Pablo VI y Juan Pablo II. Visitamos otros tantos dirigentes mundiales, dictadores y demócratas. Con tristeza tengo que reconocer que las simpatías del Vaticano, y hasta una cierta connivencia, era más evidente con los gobernantes y monarcas absolutos, con los dictadores de turno, de derechas o de izquierdas, que con los regímenes democráticos modernos. Aún recuerdo, por ejemplo, con innegable disgusto la familiaridad y campechanía de Juan Pablo II con el dictador chileno Pinochet en su palacio, donde se asomaron juntos desde una de sus ventanas para dar la bendición a los fieles presentes.</span></div><span style="color: blue;"><div style="text-align: justify;"><br />
</div></span><div style="text-align: justify;"><span style="color: blue;">El Vaticano siempre se ha sentido incómodo con los valores de la democracia que nunca usó ni en su pequeño Estado independiente, regalo del dictador Mussolini, ni en el gobierno de la Iglesia, donde no existen votaciones para la creación de sus jerarquías.</span></div><span style="color: blue;"><div style="text-align: justify;"><br />
</div></span><div style="text-align: justify;"><span style="color: blue;">Y, sin embargo, sin el apoyo de judíos, cristianos y musulmanes será difícil que el deseo que empieza a sacudir positivamente a los países árabes en busca de una democracia nunca conseguida, pueda convertirse en un sueño que nadie soñaba.</span></div><span style="color: blue;"><div style="text-align: justify;"><br />
</div></span><div style="text-align: justify;"><span style="color: blue;">No sé si el dios de las iglesias y de las religiones puede ser democrático. Sí sé que la sangre derramada en las plazas de los países árabes en busca de democracia y contra la tiranía es del mismo color y valor de la sangre derramada en el madero del Calvario, la del profeta judío sacrificado por haber afirmado que todos los seres humanos, desde los Herodes del poder a los leprosos abandonados en las cunetas de la vida, eran iguales, porque todos tenían la misma dignidad de hijos de Dios.</span></div><br />
<span style="background-color: white; color: #cc0000;"><strong>Fuente: Diario El País</strong> (España).</span> 13/04/2011.Eddy Romero Mezahttp://www.blogger.com/profile/00504014181435298948noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-605867448761440624.post-86648728254442640522011-03-19T07:34:00.000-07:002011-03-19T08:06:10.984-07:00La primacía del valor moral sobre todos los demás: valores intelectuales, religiosos, estéticos, políticos, etc. Sujeto moral y repulsión moral.<div align="justify"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiXuLgl-stXTJqB4L8J7GdJR_IGGGVe8zIoGCwuSxmeHI86pADmIlaSCjX6oTEjBJwGr8DzZJqva9fdgOLdB0TvnF6ZdNRte4dM3fot1BvMB5ZsFJ5YUTC-VFToGNsB4DonbFC5I0_RlfVW/s1600/Aurelio+Arteta%252C+catedr%25C3%25A1tico+de+Filosof%25C3%25ADa+Moral+y+Pol%25C3%25ADtica.+Libro+Mal+Consentido..jpg"><img style="TEXT-ALIGN: center; MARGIN: 0px auto 10px; WIDTH: 267px; DISPLAY: block; HEIGHT: 400px; CURSOR: hand" id="BLOGGER_PHOTO_ID_5585803260652774130" border="0" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiXuLgl-stXTJqB4L8J7GdJR_IGGGVe8zIoGCwuSxmeHI86pADmIlaSCjX6oTEjBJwGr8DzZJqva9fdgOLdB0TvnF6ZdNRte4dM3fot1BvMB5ZsFJ5YUTC-VFToGNsB4DonbFC5I0_RlfVW/s400/Aurelio+Arteta%252C+catedr%25C3%25A1tico+de+Filosof%25C3%25ADa+Moral+y+Pol%25C3%25ADtica.+Libro+Mal+Consentido..jpg" /></a><strong><span style="font-size:180%;color:#990000;"> La lección del 'caso Céline'<br /></span></strong><br />Por: <strong><em>Aurelio Arteta.</em></strong> Catedrático de Filosofía Moral y Política de la Universidad del País Vasco. Es autor de Mal consentido. La complicidad del espectador indiferente (Alianza).<br /><br /><span style="color:#000099;">Semanas atrás el ministro francés de Cultura rechazó, a causa de sus "inmundos escritos antisemitas", el homenaje nacional que se iba a dedicar este año al escritor Louis-Ferdinand Céline en el 50º aniversario de su muerte. Creo que esa exclusión está plenamente justificada y contiene alguna lección implícita que convendría sacar a la luz. Entre otras, nos enseña las diferencias inocultables de valor entre los diversos valores y, a fin de cuentas, la primacía del valor moral sobre todos los demás.<br /><br />Enseguida se dejarán oír voces de protesta. ¿A quién se le ocurre en estos tiempos comparar valores y luego atreverse incluso a declarar a unos más valiosos que otros? Si para el relativismo ambiental establecer una jerarquía entre las culturas o sus instituciones ya suena a blasfemia y medir los méritos relativos de las personas es cuando menos una operación sospechosa, ¿cómo no va a serlo pretender que hasta los valores mismos se sitúen en una escala de mayor a menor? ¿Acaso no sería más acertado considerar a los valores -los intelectuales, los religiosos, los estéticos, los políticos, los morales, etcétera- independientes entre sí y distribuidos aleatoriamente en los individuos sin marcar diferencia alguna? Pero lo cierto es que las marcamos.<br /><br />¿Y por qué no podrían los franceses mantener su admiración estética al escritor, y venerarle como merece, mientras reservan para el hombre y el ciudadano más bien su repulsión moral? Sencillamente, por ser imposible conservar intacta la primera si la acompaña la segunda. Al retirarle todo mérito a Céline como sujeto moral, su indiscutible valía literaria queda como en suspenso, e incluso un tanto disminuida.<br /><br />Se replicará todavía que nadie sería entonces admirable, si para ser tenido por tal fuera preciso serlo del todo y en bloque. A lo más, alguien resultará sumamente valioso en un conjunto muy escaso de valores, al tiempo que solo estimable en muchos otros y hasta despreciable en algunos. La experiencia común nos enseña que el hombre más sabio puede ser un mediocre pintor, pues la carencia de cualidades artísticas no rebaja en nada su celebrada sabiduría. Pero esa experiencia tiene su excepción precisamente en el valor moral.<br /><br />En este terreno a duras penas se logra sofocar algún escándalo a la hora de enjuiciar a una eminencia falta del suficiente respaldo moral. Ahí está para probarlo el estremecimiento que siguió a la revelación del pasado nazi de Heidegger y que otro ilustre filósofo resumió en esta fórmula que no deja de sonarnos paradójica: "Martin Heidegger fue el más grande de los pensadores y el más pequeño de los hombres". En lo que ahora nos ocupa, el alcalde de París ha sentenciado que Céline fue un "excelente escritor", pero también un "perfecto cabrón". Con el descubrimiento de su flaqueza moral la admiración por tan gran filósofo o por el eximio escritor no se extingue, cierto, pero ¿acaso no quedan ya sus figuras empalidecidas y en entredicho?<br /><br />Y es que, frente a los demás valores, la peculiaridad de los morales estriba en ser universalmente exigibles. Como explicara Protágoras, el resto de cualidades y destrezas se reparte entre los hombres por naturaleza o por azar según cierta proporción, pues a la sociedad le basta eso para sobrevivir. Con que en nuestra ciudad haya unos pocos panaderos nos aseguramos el suministro diario de pan. Pero el "sentido moral" (el respeto y la justicia) debemos aprenderlo todos, porque su carencia arruina la vida civil o impide la vida humana a secas. Nadie puede pedirnos a todos desarrollar notables facultades musicales o intelectuales, pues no está en la naturaleza o en la vocación de cada uno llegar a ser, digamos, consumado pianista o investigador científico. Por el contrario, el descuido de las capacidades morales desde la familia y la escuela nos es reprochable, porque en ellas se contiene nuestra vocación de personas y de ciudadanos.<br /><br />Así que, por volver a nuestro punto de partida, los franceses no estaban obligados a cultivar su escritura ni mucho menos a elevarse a la altura literaria de un Céline. Pero este, al igual que todos sus compatriotas en aquellas circunstancias, debía haber alcanzado la altura moral suficiente para ver en los judíos a seres humanos y denunciar su persecución y genocidio. Una sociedad se conforma con unos pocos escritores de indiscutible calidad para disfrutar de la belleza creada por la palabra. Pero un solo ciudadano al que falte la conciencia de la igual dignidad humana, como le faltó a Céline, puede destrozar la vida de muchos o consentir su destrucción.<br /><br />Bien sabemos que un encumbrado carácter moral no pierde su crédito por notorios que sean sus defectos desde otros ángulos de la excelencia. Pero, al revés, es imposible admirar al genio o al artista con todo entusiasmo si sobre su conducta -privada o pública- se cierne una sombra considerable de sordidez o inhumanidad. Se diría que la excelencia moral es la que más vale porque, sin ella, las demás excelencias valen menos...<br /><br /></span><span style="color:#990000;"><strong>Fuente: Diario El País</strong> (España).</span> 19/03/2011.</div><div align="justify"></div><p><strong><span style="color:#990000;">Recomendado:</span></strong></p><p><a href="http://www.elpais.com/articulo/opinion/reprobos/elpepiopi/20110130elpepiopi_11/Tes">"Suspender los actos del cincuentenario de Céline envía un mensaje peligrosamente equivocado". Vargas Llosa. </a></p>Eddy Romero Mezahttp://www.blogger.com/profile/00504014181435298948noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-605867448761440624.post-71120826153701066862011-03-15T09:13:00.000-07:002011-03-15T09:22:07.146-07:00Hildebrandt y la crítica a los populistas de la autocomplacencia, la mineralización de la gente y la longevidad de los órdenes injustos.<div align="justify"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhXp9-Z8IimwzUzr3lYFHKGHafX8Au_q7y_pg0_IvpHweVbVJiFzGWO1qoXRI0jv0FJTBMAHrxacpK5ogHQl1l9ov7IbTOVgfSqBuL9hK1B7J6sc9SPB0gsgG7Sd52u5GG4Od7GP0PIZMs9/s1600/Hildebrandt+y+la+cr%25C3%25ADtica+a+los+populistas+de+la+autocomplacencia%252C+la+mineralizaci%25C3%25B3n+de+la+gente+y+la+longevidad+de+los+%25C3%25B3rdenes+injustos..jpg"><img style="TEXT-ALIGN: center; MARGIN: 0px auto 10px; WIDTH: 320px; DISPLAY: block; HEIGHT: 263px; CURSOR: hand" id="BLOGGER_PHOTO_ID_5584342579111596978" border="0" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhXp9-Z8IimwzUzr3lYFHKGHafX8Au_q7y_pg0_IvpHweVbVJiFzGWO1qoXRI0jv0FJTBMAHrxacpK5ogHQl1l9ov7IbTOVgfSqBuL9hK1B7J6sc9SPB0gsgG7Sd52u5GG4Od7GP0PIZMs9/s320/Hildebrandt+y+la+cr%25C3%25ADtica+a+los+populistas+de+la+autocomplacencia%252C+la+mineralizaci%25C3%25B3n+de+la+gente+y+la+longevidad+de+los+%25C3%25B3rdenes+injustos..jpg" /></a> <strong><span style="font-size:180%;color:#990000;">Nada nos asombra<br /></span></strong><br />Por: <strong><em>César Hildebrandt</em></strong> (Periodista)<br /><br /><span style="color:#000099;">¿Qué pensaría usted de un país que viera a sus políticos insultarse de la peor manera para ganar las elecciones mientras quien está en el poder asalta los presupuestos y, para robar mejor, exime de vigilancia a 32 proyectos vinculados a la infraestructura?<br /><br />Seguramente pensaría que ese es un país desgraciado, un tanto triste, difícil de comprender, espeso como una pesadilla.<br /><br />Pues eso somos.<br /><br />Pero somos mucho más. Tenemos a un ciudadano estadounidense que sabe decir “mierda” en castellano pero que, a la hora de hacer negocios desde el poder, cobra en inglés. Y nadie se asombra. Y lo entrevista la señora Palacios y lo mima mientras él, con su mentón borbónico, cantaletea sus lugares comunes.<br /><br />Oímos zumbar a los tránsfugas, mentir a los cochinos, adulterar la historia a los podridos y nada nos asombra.<br /><br />Nada ni nadie nos asombra. Si pudiéramos abrir las cárceles y elegir entre los liberados algún outsider que nos sorprendiera, abriríamos las cárceles. El crimen y la política se han casado civilmente. El proyecto a largo plazo más serio del Perú es el del latrocinio.<br /><br />Si González Prada resucitara experimentaría una suerte de luctuosa satisfacción: comprobaría que tuvo razón, que el Perú no se ha movido desde que él tuvo que irse y que el pus sigue a la espera de otro apretón demostrativo. Claro que si González Prada resucitara la gente de Alfaguara no lo editaría, la gente de Planeta le pediría menos vitriolo, la TV le cerraría las puertas, en la radio aparecería seis minutos hasta que Raúl Vargas sintiera que le están tocando el avisaje, y en Correo dirían que se trata de un viejo inservible y resentido.<br /><br />Lo que asquea no es la corrupción, que existe en todos lados y que es, como venimos diciendo, una exigencia del sistema mundial de dominación. Lo que asquea es nuestra indiferencia, la puerca resignación que farfulla en los medios, pontifica en la tele y asusta en masa con el cuento mexicano de que el que se mueve no sale en la foto.<br /><br />He llegado a pensar que si los peruanos tienen a ladrones gobernando es porque, en general, ellos mismos (los peruanos) robarían si gobernaran. Cuando alguien dice que robar es lo de menos es que nos está anunciando a qué fraternidad pertenece. Así de simple.<br /><br />¿Me equivoco?<br /><br />Ojalá me equivocara. Deseo fervientemente equivocarme otra vez.<br /><br />Pero allí está, maciza, la cara de pendejo del Perú profundo. Y cuando digo Perú profundo no hablo de lo andino, por si acaso. Hay más de ese Perú profundo “valetodo” y aborregado en la CONFIEP que en Andahuaylas, en la Sociedad de Minería que en Canchis, en los medios de comunicación limeños que en La Voz de Bagua.<br /><br />Eso no quiere decir que, como dicen los populistas de la autocomplacencia, el pueblo sea sabio. Basta oír un poco una radio de micrófonos abiertos para, la mayoría de las veces, desconsolarse: qué miseria de argumentos, qué minuciosa ignorancia, qué poca escuela y qué pocos maestros.<br /><br />Huyendo, pues, del pasmo y el cementerio estas semanas he sido, sucesivamente, tunecino y egipcio.<br /><br />No es que ame las revueltas. Es que odio la mineralización de la gente y la longevidad de los órdenes. Y la semejanza de las órdenes.<br /><br />Por eso es que, modestamente, habría sido disidente preso en Cuba, muerto en la Revolución Cultural china, lanzado a una mazmorra en la Checoslovaquia donde sufrió Arthur London. Y por eso también me habría encantado ver a Pinochet muerto de un balazo, a Videla hecho un tango, a Stroessner secuestrado por un comando de bolivianos memoriosos.<br /><br />Porque, en el fondo, sé que todo el infierno de este mundo vino del concepto mismo del poder. Las tierras robadas en Italia por los condottieri –rufianes mercenarios que luego se nobilizaron– no fueron sino la herencia de los robos ancestrales de la Roma imperial. Y de los robos primordiales nacieron las monarquías sanguinarias plagadas de incestos y de idiotas. Y luego las repúblicas, que imitaron a las monarquías y que terminaron tantas veces en manos de los peores y los más despiadados.<br /><br />La Biblia es una crónica policial en la que un Dios perverso ordena masacres, castiga la benevolencia, incita al infanticidio y decide, con todo su poder destructor, quiénes merecen seguir viviendo como subordinados de su pueblo.<br /><br />Y la farsa católica no está lejos de todo eso. Ni la musulmana.<br /><br />No propongo la amargura ni el nomadismo. Lo que propongo es volver a la felicidad modesta de la razón, ese discreto entendimiento que se nos quiere quitar también.<br /><br />El mundo es bello. La naturaleza –o lo que queda de ella– deberá, con nuestra lucha, seguir siéndolo. Lo que nos afea es la oscuridad que hemos convertido en virtud, la estupidez con que rechazamos nuestra salud mental.<br /><br />Yo contraje un agnosticismo hasta ahora invicto viendo una cucaracha que llegué a aplastar. Ahora puedo decir que mi agnosticismo se fortalece con una variada dieta. Veo a Sarah Palin y me pregunto: ¿Este mamífero viene de Dios? ¿Milosevic también tiene un sello de “Hecho en el cielo” en el trasero? ¿Dios imaginó a Hitler? ¿Fujimori fue manufacturado a imagen y semejanza del Señor? ¿Y Sharon? Oh, es verdad: Sharon pertenece a la Casa Matriz, al Dios primero. ¿Y Bush? Bueno, Bush hijo estuvo a punto de volverme abiertamente ateo.<br /><br />No es fácil vivir sin el manto protector de un prestigio divino. No es fácil, pero es más honesto. Y se puede ser más feliz en la medida en que uno, de esa manera, hace renuncia formal de la mayor de las hipocresías.<br /><br />En realidad, no es fácil vivir. Pero es hermoso. Y mientras más aligerado de fastidios –la mentira es un fastidio–, mucho mejor.</span><br /><br /><strong><span style="color:#990000;">Fuente: Semanario "Hildebrandt en sus trece",</span></strong> 4 de febrero de 2011.</div><div align="justify"> </div>Eddy Romero Mezahttp://www.blogger.com/profile/00504014181435298948noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-605867448761440624.post-90894685034955950482011-01-09T07:24:00.000-08:002011-01-09T07:34:40.059-08:00Turquía y su lazo con Europa. Entre el modelo occidental y la identidad oriental.<div align="justify"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjn-ms6eskY6FkLGPf8c6Vdcm99BnxRwT2_ssqgM0gj4WgpzNJheaYJQqAvaVVBtPjR6zkKg_pvY156bjBAMu7G-2cU52aFX6PYrnUM0Azw298yDm0lRpe4Jb01CGoOQI5D0sSKXql8-g2I/s1600/Turqu%25C3%25ADa+y+su+lazo+con+Europa.+Entre+el+modelo+occidental+y+la+identidad+oriental..jpg"><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5560209830806171634" style="DISPLAY: block; MARGIN: 0px auto 10px; WIDTH: 240px; CURSOR: hand; HEIGHT: 215px; TEXT-ALIGN: center" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjn-ms6eskY6FkLGPf8c6Vdcm99BnxRwT2_ssqgM0gj4WgpzNJheaYJQqAvaVVBtPjR6zkKg_pvY156bjBAMu7G-2cU52aFX6PYrnUM0Azw298yDm0lRpe4Jb01CGoOQI5D0sSKXql8-g2I/s400/Turqu%25C3%25ADa+y+su+lazo+con+Europa.+Entre+el+modelo+occidental+y+la+identidad+oriental..jpg" border="0" /></a><strong><span style="font-size:180%;color:#990000;"> ¡Ah! ¡Otra vez Europa!<br /></span></strong><br /><span style="color:#990000;">El sueño de formar parte de Occidente se está desvaneciendo para Turquía. Es una nación dinámica con una sociedad civil fuerte y que observa cómo la UE está cada vez más confundida sobre sus problemas internos.<br /></span><br />Autor: <strong><em>Orhan Pamuk<br /></em></strong>Escritor turco, premio Nobel de Literatura 2006, es autor, entre otros, de El libro negro, Me llamo Rojo y Estambul. Traducción de María Luisa Rodríguez Tapia.<br /><br /><br /><span style="color:#000099;">En los libros de texto de cuando yo era niño, en los años cincuenta y sesenta, Europa era una tierra de promesa y de leyenda. Es cierto que, al construir su nueva república sobre las ruinas del Imperio Otomano, que había quedado aplastado y fragmentado en la I Guerra Mundial, Mustafá Kemal Ataturk luchó contra el Ejército griego, pero después, con el apoyo de sus propios militares, introdujo numerosas reformas de modernización social y cultural que no eran antioccidentales sino todo lo contrario. Para dar legitimidad a dichas reformas, que contribuyeron a reforzar a las clases dirigentes del nuevo Estado turco (y fueron objeto de contención en Turquía durante los 80 años siguientes), nos pidieron que adoptáramos e incluso imitáramos un sueño europeo occidentalista y lleno de optimismo.<br /><br />Los manuales escolares de mi niñez eran textos diseñados para enseñarnos por qué había que trazar una línea entre Estado y religión, por qué había sido necesario cerrar las logias de los derviches y por qué habíamos tenido que abandonar el alfabeto árabe para adoptar el latino y, al mismo tiempo, estaban llenos de preguntas que pretendían desentrañar el secreto del poder y el éxito de Europa. "Describe los fines y los resultados del Renacimiento", preguntaba el profesor en el examen. "Si en nuestro suelo hubiera tanto petróleo como en los países árabes, ¿seríamos tan ricos y modernos como los europeos?", decían los más ingenuos de mis condiscípulos.<br /><br />En mi primer año de universidad, cuando surgían en clase esas preguntas, todo el mundo se preguntaba, preocupado, por qué "nunca tuvimos una Ilustración". El pensador árabe del siglo XIV Ibn Haldun decía que las civilizaciones en declive se mantenían vivas imitando a sus vencedores. Como los turcos no han sido jamás colonizados por una potencia extranjera, la tendencia a "venerar Europa" o "imitar a Occidente" nunca ha tenido los matices condenatorios y humillantes que describen Franz Fanon, V. S. Naipaul o Edward Said; mirar hacia Europa era un imperativo histórico o incluso una cuestión técnica de adaptación.<br /><br />Pero ahora este sueño de una Europa maravillosa, que era tan poderosa que incluso nuestros pensadores y políticos más antioccidentales creían secretamente en ella, se ha desvanecido. Tal vez sea porque Turquía ya no es tan pobre como antes. O quizá porque ya no es una sociedad campesina gobernada por el Ejército, sino una nación dinámica con una sociedad civil fuerte... Y en los últimos años, por supuesto, ha influido el hecho de que se hayan frenado las negociaciones entre Turquía y la Unión Europea sin que haya una solución a la vista. Ni en Europa ni en Turquía existe una esperanza realista de que se produzca la incorporación a la UE en un futuro próximo. Reconocer que hemos perdido esta esperanza sería tan demoledor como ver que las relaciones con Europa se rompen por completo, por lo que nadie ha tenido valor ni para pronunciar esas palabras.<br /><br />Que Turquía y otros países no occidentales están desencantados con Europa es algo que sé por experiencia propia, por mis viajes y conversaciones. Una de las principales causas de tensión entre Turquía y la UE fue sin duda la alianza establecida por un sector del Ejército turco y varios grandes grupos de comunicación con los partidos políticos nacionalistas, con el consiguiente éxito de su campaña para sabotear las negociaciones de ingreso.<br /><br />Esa misma iniciativa es la que desencadenó la persecución que sufrimos muchos escritores, yo incluido, y provocó los tiroteos contra otros y el asesinato de misioneros y sacerdotes cristianos. Además están las reacciones emocionales, cuya importancia se comprende sobre todo si se piensa en el ejemplo de Francia: durante el pasado siglo, sucesivas generaciones de la élite turca han seguido el modelo francés y se han inspirado en su interpretación del laicismo y en su forma de entender la educación, la literatura y las artes... Por eso, que Francia se haya convertido, en los últimos cinco años, en el país que con más vehemencia se opone a que Turquía entre en Europa ha sido tremendamente decepcionante y desgarrador.<br /><br />Sin embargo, la mayor desilusión en los países no occidentales, y en Turquía, la constituyó la participación de Europa en la guerra de Irak. El mundo vio cómo Bush engañaba a Europa para que se uniese a esa guerra cruel e ilegítima y cómo Europa se había mostrado muy dispuesta a dejarse engañar.<br /><br />Al observar el panorama de Europa desde Estambul o más allá, lo primero que se ve es que Europa (como la Unión Europea) está confundida sobre sus problemas internos. Es evidente que los pueblos europeos tienen mucha menos experiencia que los americanos en vivir con personas que tienen una religión, una piel y una identidad cultural diferentes de las suyas, y que no acogen de buen grado la perspectiva; esa resistencia hace que los problemas internos de Europa sean más difíciles de resolver. Los recientes debates sobre integración y multiculturalismo en Alemania son un buen ejemplo.<br /><br />A medida que se intensifique y se extienda la crisis económica, es posible que Europa se vuelva sobre sí misma y logre así posponer la lucha para proteger lo "burgués", en el sentido que da Flaubert al término, pero eso no resolverá el problema. Cuando veo Estambul, que cada año es un poco más compleja y cosmopolita, y que ya atrae a inmigrantes de todos los rincones de Asia y África, no me cuesta nada llegar a esta conclusión: no es posible mantener indefinidamente fuera de Europa a los asiáticos y africanos pobres, desempleados e indefensos que buscan nuevos lugares para vivir y trabajar. Construir muros más altos, endurecer los requisitos para los visados y aumentar el número de barcos que patrullan las fronteras son medidas que solo servirán para aplazar el momento de la verdad. Y lo peor es que la política anti-inmigración y los prejuicios están destruyendo ya los valores fundamentales que constituyen la esencia de Europa.<br /><br />En los libros de texto de mi infancia turca no se hablaba de democracia ni de los derechos de las mujeres, pero en los paquetes de Gauloises que fumaban (o eso creíamos) los intelectuales y artistas franceses, estaban impresas las palabras "liberté, égalité, fraternité", y esos paquetes tenían una gran circulación. Fraternité se convirtió en el símbolo del espíritu de solidaridad y resistencia que promovían los movimientos de izquierda. Sin embargo, mostrarse hoy crueles ante los sufrimientos de los inmigrantes y las minorías y hostigar a los asiáticos, africanos y musulmanes que están viviendo con dificultad en las periferias de Europa -incluso culpándolos de todos los males- no es "fraternidad".<br /><br />Es comprensible que Europa sufra ataques de ansiedad e incluso pánico en su intento de proteger sus grandes tradiciones culturales, beneficiarse de las riquezas que busca con codicia en el mundo no occidental y conservar las ventajas obtenidas a lo largo de tantos siglos de lucha de clases, colonialismo y guerras intestinas. Ahora bien, para protegerse ¿es mejor que Europa se vuelva sobre sí misma, o tal vez debería recordar sus valores esenciales que en otro tiempo la convirtieron en el centro de gravedad de todos los intelectuales del mundo?<br /><br /></span><span style="color:#990000;"><strong>Fuente: Diario El País</strong> (España).</span> 09/01/2011.</div><div align="justify"> </div>Eddy Romero Mezahttp://www.blogger.com/profile/00504014181435298948noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-605867448761440624.post-91192691387171297012011-01-05T07:49:00.000-08:002011-01-05T08:02:26.536-08:00Internet, la más poderosa herramienta de emancipación cultural de estos tiempos. Conciliar libertad y rentabilidad empresarial.<div align="justify"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiu4zOYKxz8X3sFmyt9Kdku78KpjbHfVOJe0SU3VEge80m8v1aTK4JVSwWQjDDy0ZhcR6mmxi2pXRAlQ1Tw3qON9scXu2RvsCD5bAmof7LNYRhUSPzQQiLqpA7t5OmIlkd-0cmhkKrP5LMU/s1600/Lo+m%25C3%25A1s+revolucionario+que+le+ha+pasado+a+la+cultura+humana+en+los+%25C3%25BAltimos+tiempos+%252C+Internet..jpg"><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5558732661090021746" style="DISPLAY: block; MARGIN: 0px auto 10px; WIDTH: 400px; CURSOR: hand; HEIGHT: 300px; TEXT-ALIGN: center" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiu4zOYKxz8X3sFmyt9Kdku78KpjbHfVOJe0SU3VEge80m8v1aTK4JVSwWQjDDy0ZhcR6mmxi2pXRAlQ1Tw3qON9scXu2RvsCD5bAmof7LNYRhUSPzQQiLqpA7t5OmIlkd-0cmhkKrP5LMU/s400/Lo+m%25C3%25A1s+revolucionario+que+le+ha+pasado+a+la+cultura+humana+en+los+%25C3%25BAltimos+tiempos+%252C+Internet..jpg" border="0" /></a><strong><span style="font-size:180%;color:#990000;"> A favor de Internet<br /></span></strong><br /><span style="color:#990000;">La más poderosa herramienta de emancipación cultural inquieta a la clase política por la transparencia y libertad que aporta. En España, el disparate jurídico del canon digital y la 'ley Sinde' son una muestra.<br /><br /></span>Por: <strong><em>Jesús Mosterín<br /></em></strong>Profesor de Investigación en el CSIC.<br /><br /><br /><span style="color:#000099;">Lo más revolucionario que le ha pasado a la cultura humana en los últimos tiempos ha sido el desarrollo de Internet. Su despliegue no ha hecho más que empezar, pero ya escuchamos los primeros crujidos que anuncian el resquebrajamiento de gran parte de las superestructuras políticas y económicas tradicionales. El pánico del Gobierno chino lo lleva a dedicar miles de censores a filtrar la Red y eliminar los contenidos que disgustan a la cúpula dirigente en un fatuo intento de poner puertas al campo. Pero Internet, la más poderosa herramienta de emancipación cultural, fue diseñada desde el principio para escapar a cualquier control y no se deja domeñar fácilmente por Estados, Iglesias, corporaciones ni grupos de presión, ofreciéndose prístina, libre y completa a cualquier ciudadano en cualquier rincón del planeta con acceso a ella.<br /><br />La clase política, acostumbrada desde siempre a mangonear y mantener en la penumbra sus manejos, ve con inquietud creciente la transparencia y libertad que Internet aporta. Todos los Estados han mantenido caros y secretísimos servicios de espionaje, como la CIA americana y la rusa SVR (antes, KGB). Uno de sus máximos objetivos consistía en localizar y fotografiar las instalaciones de los otros Estados. En 1983, un avión coreano que hacía la ruta de Nueva York a Seúl por Alaska y que se había desviado ligeramente y quizás había penetrado el espacio aéreo soviético fue derribado por aviones de combate ante la sospecha de los jefes militares rusos de que pudiera tratarse de un avión espía que pretendiese sacar fotos aéreas de la isla de Sajalín. Los 269 pasajeros y tripulación a bordo murieron en el incidente. Actualmente, esas fotos las puede descargar cualquiera de Google Earth, que ha hecho obsoletos gran parte de los servicios de espionaje.<br /><br />Varias de las noticias más sonadas de 2010 han sido protagonizadas por Wikileaks, una ONG sin ánimo de lucro dedicada a incrementar la transparencia mediante la publicación de documentos secretos que voluntarios de todo el mundo le hacen llegar. En los últimos meses ha dado a conocer numerosos papeles sobre la actividad militar norteamericana y cables secretos enviados por diplomáticos estadounidenses al Departamento de Estado. De hecho, gran parte de la información contenida en los cables ya se conocía por otras fuentes. Además, la diplomacia americana sale relativamente bien parada de la filtración, pues los diplomáticos aparecen como generalmente bien informados, sensatos y realistas en sus apreciaciones; quedan mejor, desde luego, que en sus acartonadas declaraciones oficiales. En casos muy específicos, sobre todo relacionados con la delincuencia y el terrorismo, es necesario mantener el secreto durante la preparación de operaciones puntuales. En los cables y documentos oficiales, sin embargo, el secretismo está fuera de lugar. Las iniciativas de Wikileaks contribuyen sin duda a crear un mundo más transparente, libre y seguro para todos.<br /><br />En España, dos asuntos relacionados con Internet han removido los ánimos en el año recién transcurrido: el canon digital y la llamada ley Sinde. El canon digital es un disparate jurídico: una multa que se impone a todos los compradores de un soporte con el que se podría delinquir, aunque no se delinca. La excusa de esta tasa sobre los materiales de reproducción digital es que los compradores podrían usarlos para copiar contenidos de propiedad ajena. Es como si se dijera que todo comprador de un cuchillo de cocina debe pasar una semana en la cárcel, pues algunos usan los cuchillos para acuchillar al vecino y la policía no siempre puede encontrar a los culpables. Ya en febrero, la plataforma de internautas presentó tres millones de firmas para pedir la eliminación del canon digital. En octubre, la sentencia del Tribunal de Justicia de la Unión Europea dictaminó que el canon es un abuso y no cumple la directiva comunitaria y que, en cualquier caso, solo podría cobrarse a los particulares, pero no a personas jurídicas, como empresas y Administraciones, pues no emplean sus discos y aparatos para copiar. Yo tampoco empleo mis discos y aparatos para copiar y tampoco veo razón alguna para pagar el canon. Por otro lado, en 2009 se recaudaron 90 millones de euros por este concepto. En teoría, esos dineros se distribuirían entre los autores a través de intermediarios como la SGAE. Con 30 libros a cuestas, supongo que soy uno de los autores. Sin embargo, nunca he recibido un céntimo de la SGAE.<br /><br />La ministra González-Sinde, no contenta con haber introducido el canon ahora tumbado, se ha pasado el año tratando de meter con calzador y sin debate previo alguno una ley contra las descargas en Internet que convertiría el cierre de un sitio web en una mera decisión administrativa. Trató de colar su propuesta de estraperlo y sin que se notase, como mera disposición adicional de la Ley de Economía Sostenible, con la que obviamente no tenía nada que ver. Al final su maniobra le ha salido mal y su proyecto de ley ha sido merecidamente derrotado en el Congreso en diciembre.<br /><br />Lo que necesitamos es un debate abierto, racional, sereno y sin prejuicios. Internet está aquí para quedarse, afortunadamente, pues es la mejor esperanza que tenemos de un mundo sin censuras, controles ni fronteras, donde cada ser humano tenga acceso a toda la cultura sin límites ni restricciones y decida libremente en cada momento qué hacer y cómo hacerlo y en qué lengua hacerlo y por qué ideas interesarse y con quién hablar y comerciar y ligar.<br /><br />No hay que demonizar las descargas en Internet. No es lo mismo copiar que robar. El ladrón priva al dueño de la posesión y usufructo de su propiedad, pero no así el copión, que se la deja entera. No es lo mismo robar un cuadro en un museo que reproducir su fotografía (que, hecha sin flash, no perjudica para nada al cuadro mismo). Los típicos objetos de robo son entidades compuestas de materia y forma, como los coches. Quien me roba el coche me deja sin coche. Los objetos de copia son formas puras, como la información, que no desaparecen por el hecho de ser reproducidas. Quien copia un texto mío no me priva del texto ni de las ideas que expresa, aunque a veces redunde en un lucro cesante. En realidad, aunque me irrita mucho que me roben la cartera, más bien me halaga que alguien se interese tanto por mis escritos como para fotocopiarlos o colgarlos en su blog.<br /><br />Hay que proteger la propiedad intelectual, pero también hay que desempolvar las convenciones a menudo obsoletas que la regulan. Las patentes industriales son los productos sometidos a propiedad intelectual más relevantes económicamente; a pesar de ello, tienen una validez de 20 años, tras la cual pasan al dominio público y cualquiera puede usar lo patentado. En su actual regulación, la propiedad intelectual de autores y artistas no solo dura toda la vida del autor (con lo cual es fácil estar de acuerdo), sino que además, tras su muerte, todavía se extiende nada menos que 70 años a sus herederos y a los herederos de sus herederos, que nada han tenido que ver con su creación. Como ha escrito en este diario Josep Ramoneda, "habrá que encontrar fórmulas para que los herederos de un artista no vivan 70 años del cuento".<br /><br />Todas estas cosas requieren una consideración pausada. Los intereses del grupo corporativo que tanto defiende la ministra (y que en parte son también los míos) son respetables, desde luego, pero no menos respetables son las ansias de libertad y autonomía de la comunidad creciente de los internautas, que incluye a la mayor y mejor parte de la juventud española (y mundial). Hay que buscar fórmulas nuevas e imaginativas de combinar rentabilidad y libertad, como hizo, por ejemplo, Google con su idea de combinar su envidiable rentabilidad empresarial con la libertad y la gratuidad de sus servicios a los consumidores, atrayendo y cobrando la publicidad.<br /><br /></span><span style="color:#990000;"><strong>Fuente: Diario El País</strong> (España).</span> 05/01/2011.</div><div align="justify"> </div>Eddy Romero Mezahttp://www.blogger.com/profile/00504014181435298948noreply@blogger.com0